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Alguien más se lo puede preguntar

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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

¡Qué carajo querés! ¡Qué mierda querés! (respuesta a niños que preguntan)… Maltrato

Programa emitido en abril de 2003

Dice Ivan Karamázov, en Los Hermanos Karamazov: si las lágrimas del niño son inevitables resulta natural la negación del propio mundo y la conclusión lógica de que todo es permisible.

Las lágrimas del niño son inevitables porque están sostenidas en las lágrimas del niño que llora dentro de un cuerpo adulto. Beckett lo dice así: El sol brilló, al no tener otra alternativa, sobre lo nada nuevo. En el decir popular, nada nuevo bajo el sol.

Una de tantas definiciones:

Un niño, según la Ley considerando como tal en este sentido a todo menor de 18 años, es maltratado o abusado cuando su salud física o mental o su seguridad están en peligro, ya sea por acciones u omisiones llevadas a cabo por la madre o el padre u otras personas responsables de su cuidado; produciéndose entonces el maltrato por acción, omisión o negligencia.

Existen muchos tipos de mal-tratos, malos acuerdos que las personas hacemos para sobrevivir… a-cuerdos… Es que los seres humanos somos aquello que aprendimos, repetidores pertinaces, que llevamos hasta las últimas consecuencias este único modo, aceptando morir prematuramente.

No nos une el amor, sino el espanto… decía el poeta, ese espanto que hace que, anti-naturalmente, los seres humanos, intentemos vivir juntos y amarnos los unos a los otros. Pero… si esto no es cierto, si carecemos de instinto gregario, si el instinto maternal es un invento ma-terno, la consecuencia con la cría humana… la vemos a diario, la leemos a diario y la historia la confirma: los humanos somos una raza de depredadores, no vegetarianos, que nos alimentamos de la carne de nuestro hijos.

Rodeados por nosotros mismos, aquello que no actuamos violentamente hacia el afuera, amenaza con la misma violencia, al propio sujeto.

Dice Freud en El Yo y el Ello

Si el yo padece o aun sucumbe bajo la agresión del superyó, su destino es un correspondiente del de los protistas, que perecen por los productos catabólicos que ellos mismos han creado. En el sentido económico, la moral actuante en el superyó nos aparece como uno de estos productos catabólicos […] Morimos por causas internas.

Así, el maltrato, es para con la vida, esa de la cual sabemos poco o nada, porque internamente existe el y a vos que carajo te importa, la violencia, el odio, ese Hyde, interior, ese que fue nutriéndose viendo pasar los espejos, escuchando los gritos de los dioses, ese asesino, que hace–sino, no, porvenir.

Dice Jorge Luis Borges:

He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz.

Dice Freud:

Si el padre fue severo, violento y cruel, el superyó toma de él estas condiciones, y en su relación con el yo se restablece aquella pasividad que precisamente había de ser reprimida. El superyó se ha hecho sádico, y el yo se hace masoquista: esto es, femeninamente pasivo en el fondo. Fórmase en el yo una magna necesidad de castigo, que permanece, en parte, como tal a disposición del destino y encuentra, en parte, satisfacción en el maltrato por el superyó (sentimiento de culpabilidad). Todo castigo es, en el fondo, la castración, y como tal, el cumplimiento de la antigua actitud pasiva con respecto al padre. También el destino es tan sólo, en último término, una ulterior proyección del padre.

Si consideramos este decir de Freud, podemos vislumbrar cómo se tejen los destinos de los niños maltratados… cómo, en su modo de mirar hacia el futuro, quedan instalados en un lugar limitado a los sinsabores, castigos, culpas, violencias de distintos colores, pasividades monocromas…

Y Lacan nos advierte…

Como la señora Susan Isaacs nos hizo observar hace ya mucho tiempo, desde una edad muy precoz un niño distingue un castigo de un maltrato arbitrario. Incluso antes de hablar, un niño no reacciona de la misma forma ante un golpe que ante una bofetada.

Entonces, aún desde el gesto inicial, es decir, desde la intención, la violencia puede ejercer su consecuencia… Consecuencia de pérdida, ingratitud en el recelo del dolor, ese dolor que se hace carnadura de riesgo. Niños amotinados en el alma de una sociedad que propone saciarlos prematuramente.

Mancillar la piedra hora-dando el vacío…

El psicólogo no sólo debe tener un campo de trabajo, sino que además tiene que hacer trabajo de campo…

… la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social, en la vida anímica individual aparece integrado siempre, efectivamente, el otro, como modelo objeto, auxiliar o adversario…

La subjetividad de cada sujeto es un proceso que se da en relación a un otro –figuras parentales al comienzo, otros significativos posteriormente–. Dicha subjetividad dará al sujeto su particularidad, particularidad que se construye en continuo intercambio con otros, otros que a su vez se relacionan, utilizando un término de Pichón Riviere, intersubjetivamente . Podríamos hablar entonces de sujetos que modifican y son modificados a través del encuentro con otros. La enfermedad no posee una existencia independiente de las vicisitudes de la vida psíquica u orgánica particular de cada sujeto, cada uno expresa su modo de enfermar y suele expresar la enfermedad como respuesta a sus conflictos internos. Todo padecimiento, conlleva, también, un modo particular de relación con los otros. La enfermedad es también una construcción social que ha tomado características propias en diferentes momentos de la evolución humana.

Ya que todos los seres humanos actúan como miembros de grupos, toman a sus grupos como referencia y puede afirmarse que sus opiniones, actitudes, creencias, comportamientos dependen de sus contextos de identificación… el sujeto es producto, se ha constituido como tal, en el contexto de referencia.

No debemos olvidar entonces… El eje de la escena violenta en lo observable es el vínculo entre violentador y violentado/s, que se formula como golpeador-golpeado/s, abusador-abusado/s, abandonante-abandonado/s, enloquecedor-enloquecidols; no obstante, ella compromete a todos los miembros del grupo, expandiéndose en la red familiar.

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