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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Lo que hemos vivido, lo que estamos viviendo y lo que queremos vivir

Programa emitido en octubre de 2002

Vivir no es necesario, navegar sí

Vi-vi, si leemos al pie de la letra, sólo se trata de ver. Vi vi y vi y vi. Los psicoanalistas establecemos una diferencia entre mirar y ver.

Ver, dirigir los órganos de la visión que nos permiten abarcar el mundo con una cámara oculta en nuestro cuerpo. Lo que vemos del mundo, el escotoma, es lo que el marketing de ese mundo ofrece a los ojos. Se trata de un afuera que se ofrece a la visión, se oferta a la visión.

La visión es consumidora por excelencia, los objetos, su despliegue de seducción desde el nacimiento de la persona. Persona porque es el sujeto en lo social, el sujeto al que nos referimos. Un niño nace en una familia que hace su oferta de preferencias, en todos los sentidos posibles.

La visión es condicionada, se trata de la ilusión de la conciencia de verse-verse. Allí donde creemos ver no hay nada más, sólo amontonamiento de masa.

La mirada es lo que establece las diferencias acordadas en lo propio. La mirada cae sobre lo que no está, lo ausente. Lo que define al objeto.

Sartre , filósofo y escritor francés, en uno de sus pasajes más brillantes de el Ser y la Nada, hace intervenir la función de la mirada en la dimensión de la existencia de los otros. La mirada, para él, es la mirada que me sorprende, que cambia las perspectivas de mi mundo y lo ordena. Soy nada y desde allí todo me rodea, y me convierte en escotoma, esto es, mancha, a mí, que miro, ojo que me mira como objeto. Frente a mi mirada no veo el ojo que me mira.

Mi-rada se puede leer: Mí- dará… Algo nos muestra un saber respecto a la libertad de la mirada. Es el , es lo propio, de lo que se puede apropiar cada uno. Mirada leída al pie, también es rimada. Yo miro es yo rimo, pero también yo morí.

El verbo morir no puede conjugarse en presente o pasado de la primera y la segunda persona. Sólo es conjugable en la tercera persona, en presente, pasado y futuro. También se puede conjugar el futuro de la primera y la segunda persona.

Entonces, mirar, yo miro, es haber muerto. Morir es una acción que remite a una no acción, sólo se trata de desaparecer para el objeto. Ya decía Sartre…Si veo el ojo, entonces desaparece la mirada… La mirada de la que habla Sartre, que me sorprende y me reduce a la vergüenza, es algo que se puede hallar, no en una mirada vista, sino en una mirada imaginada en el campo del otro.

Mi ser escapa por los agujeros rojos del juego de miradas.

La música, ese sonido hecho carnadura, danza en mí, en mi piel acariciando mi tiempo.

Mi soledad, anunciada en mis vértebras, es el temblor del misterio, es coartada, vértigo que insiste.

Las palabras contemplan, templan su locura, escritura que las convoca, boca que anuncia el pánico, que resiste, que insiste en la tempestad, que apuesta a la pérdida.

Lo que hemos vivido, es aquello que, al decir de Neruda, es confesión, es ardid para un milagro en el por-venir. Confieso que he vivido es decir hipótesis agolpadas en las vivencias sonoras y visuales.

Nietzsche, desde su imposible soporte de la vida, pero desde la sabiduría de sus letras, nos dice de un imposible advenimiento del lamento.

Ya habíamos dicho que los dos pecados capitales del alma son la tristeza y el dolor. Tristeza y dolor que conducen al lamento. Para Neitzsche toda experiencia es válida, incluidos los errores. Los errores son piedras fundantes de un nuevo movimiento. Lo vivido es la llama que parece agonizar pero late en el fondo de la chispa. Lo que estamos viviendo es ese sueño que amortigua y amortiza en cómodas cuotas el simulacro del sueño.

Lo que queremos vivir es la valentía, el movimiento vital que nos negamos en cada gesto. Vivir es mirar el sueño sin dormirnos.

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