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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Las etapas del amor y la amistad

Programa emitido en mayo de 2003

Alguien supo preguntarse, haciendo un poco de historia…

El paciente se ve compelido a renunciar a sus resistencias por amor a nosotros. Nuestros tratamientos son tratamientos por el amor, declara Freud en una reunión de los miércoles, el 30 de enero de 1907. Al poner el amor en el centro de la experiencia psicoanalítica, Freud aporta una nueva ética, de la que dará testimonio en El malestar en la cultura: El hombre trata de satisfacer su necesidad de agresión a expensas del prójimo, de explotar su trabajo sin compensarlo, de usarlo sexualmente sin su consentimiento, de desposeerlo de sus bienes, de humillarlo, de infligirle sufrimientos, de martirizarlo y matarlo. ¿Qué significa entonces, en la buena suerte de un buen encuentro, la respuesta del amor si, por querer la felicidad del semejante, hay que afrontar un goce del prójimo nocivo, maligno, que se propone como el verdadero problema de ese amor?…

Así, el amor no está libre de su par, el odio. O, dicho de otra manera… a la manera de Lacan: …no vacilo en escribir odioamoramiento, es el relieve que el psicoanálisis supo introducir para situar la zona de su experiencia. Fue de su parte testimonio de buena voluntad… por algo se arma Freud del dicho de Empédocles de que Dios debe ser el más ignorante de todos los seres, porque no conoce el odio. La cuestión del amor se liga así a la del saber. Añadía yo que los cristianos transformaron este no odio de Dios en una señal de amor. Y aquí el análisis nos incita a recordar que no se conoce amor sin odio. Pues bien, si nos decepciona este conocimiento fomentado en el curso de los siglos… Es cierto que no parece lo más deseable de evocar… Podría decirse que mientras más le atribuye el hombre a la mujer confundirlo con Dios, esto es, aquello con lo cual goza… menos odia (hait), y por lo mismo, menos es (est), es decir, en este asunto, menos ama.

¿Será entonces que para conocer del amor deberemos, primero, sabernos humanos, ambivalentes, cabalgantes trapecistas entre el amor y el odio?

Tal vez, sea esa la llave para atravesar los momentos difíciles, los momentos donde la premura de la satisfacción tiende su trampa…

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