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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

La atracción

Programa emitido en enero de 2003

Lo que atrae del otro.
Lo que hace perder el rumbo… o no.
Lo que puede ser estímulo para enriquecerse o para empobrecerse.

Y lo decimos así porque esos ‘encantos’ no siempre nos garantizan que aquello que nos pierde, realmente, nos encuentre… Dice Freud:

Primitivamente, la belleza y el encanto son atributos del objeto sexual. Es notable que los órganos genitales mismos casi nunca sean considerados como bellos, pese al invariable efecto excitante de su contemplación; en cambio, dicha propiedad parece ser inherente a ciertos caracteres sexuales secundarios.

Es así que, en principio, parece que lo ‘atractivo’ reposa en aquello que vemos… Pero, otra vez, echaremos mano de la palabra psicoanalítica para establecer la diferencia entre visión y mirada. Lo que vemos no es lo mismo que aquello sobre lo cual nos cae la mirada. Todos lo sabemos, es por el rabillo que solemos encontrar aquello que deseamos… Es de eso, de lo que habla Lacan con su agalma.

Es la misma idea, es el encanto. Es algo que está ahí tan embarazoso… Para decirlo todo, es un objeto insólito. Es este famoso objeto extraordinario que está tan al centro de toda una serie de preocupaciones todavía contemporáneos. No necesito evocar aquí el horizonte surrealista… Es eso, hay que decirlo, de lo que nosotros, analistas, hemos descubierto la función bajo el nombre de objeto parcial.

(Objeto a, minúscula… Lo recordamos: ese objeto causa del deseo…) Entonces, ese modo de sentirnos atraídos por ‘ese no sé qué’ del otro, incluso, aún, de las cosas, es lo que mueve nuestro mundo. Y, debemos decirlo, está escrito desde el mismo momento en que el código, la palabra, pone nombre a nuestras necesidades…

Ese encanto, ese brillo deseable, ese color… aproxima nuestra lengua a los manjares… nos hace el movimiento incesante de ir detrás… detrás de eso que nos convoca… Encanto que encanta sin producir encantamiento o nos cautiva hasta despojarnos de lo que somos y poseemos. Elección que, en un susurro, presagia el deambular por el corredor de ese miedo que se encarna en las pupilas hasta gestar asteriscos dichosos y exuberantes.

Atracción fatal porque recrea ese borde, límite del ser acorralado por la muerte que acecha. Camino al semen (terio), la luz alela los huesos de las pesadillas que no se han hecho carne en el incienso de una morada sin goznes. Cada-ver, cada mirada que el hombre dirige al insomnio nos invita al naufragio del dolor mayúsculo, ese que en lo neo… no alberga, o no es alberca de precipicios gramaticales.

Atracción o atracón de sinrazones, a tracción, sangre que grita su hojarasca de domino en crisis, esforzado misterio que anida en las ánimas. Sería ideal que ese ir detrás nos llevara a caer fuera de la compulsión a repetir… Porque este es el costado oscuro de los humanos. Muchas veces lo atractivo lo es para el boicot, para lo prematura de una agonía que acosa de mala pérdida a la vida…

Tal vez, entonces… será: Que el resto, que es fecundo, germine en otra dimensión, no en la de los encantos de las trampas…

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