Contacto: Sede Belgrano. 11 de Septiembre 1071, Capital Federal. 011 4776 2797 | Sede Vicente López 011 152 459 0079

Unite a nuestro Facebook

© 2024

Opus

Departamento de cultura y eventos

Talum

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería Marcel Duchamp

Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Noche de etiquetas…

Programa emitido en mayo de 2003

Dice Lacan, en La ética del Psicoanálisis,

Esta búsqueda de una vía, de una verdad, no está ausente en nuestra experiencia, ¿Qué es pues lo otro que buscamos en el análisis sino una verdad liberadora? Prestemos atención.

Precisamente es ocasión de no fiarse de las palabras y de sus etiquetas, pues esta verdad que buscamos, es cierto que en su ser, en lo que la perseguimos en una experiencia concreta, no es aquélla de una ley superior, de una ley verdad. Si la verdad que buscamos es una verdad liberadora, es una verdad que vamos a buscar en un punto de ocultamiento de nuestro sujeto.

Es una verdad más particular. Ya que incluso, si podemos reencontrar la forma de la articulación que encontramos en cada uno, siempre nueva, la misma en otros, es de igual modo en tanto para cada uno se presente con su especificidad íntima, con ese carácter de Wunsch imperioso, al cual nada podría oponerse, lo que de algún modo permite juzgarla desde fuera. La mejor cualidad que podemos encontrarle, una vez que lo hemos hecho actuar, es que está allí, el verdadero Wunsch que estaba en el principio de un comportamiento extraviado, de un comportamiento atípico.

Etiquetar o etiquetarnos es un modo de identificación. Así, como el otro, debemos ser. O ese otro es de tal o cual modo, según lo vestimos… Vestirse de etiqueta, es llevar un precio impuesto, que nos representa. De ningún modo, esto puede ser una marca de verdad, sino de sometimiento.

Amamos las vestiduras del sujeto, no vemos al ser ni a su deseo o, dicho de manera más cruel, nuestro deseo está desaparecido detrás del precio de nuestro traje… des–precio, des–prestigio, vergüenza del sujeto que sepultó su ser a expensas del otro. Junto con la sepultura o, mejor dicho, dentro de ella, está el deseo.

Sepultura, traje de madera, traje de etiqueta para un nombre que allí y sólo allí se obtiene, marca de nuestro paso por el mundo.

La verdad, dar a ver ese tesoro del significante, alguna verdad posible que está perdida, prostituida, detrás de las palabras dichas por ese otro que se adjudica el saber de ese sujeto y el saber sobre su deseo.

Ya lo hemos dicho, no hay causa sino a partir de la emergencia del deseo.

Lo que es causa y –causa del deseo– no equivalente a la antinomia causa y causa de sí, no podría ser de ninguna manera tomado como equivalente antinómico de la causa para él. Agustín, contra toda piedad intelectual, se inclina ante lo que yo querría articular para Uds. con todo tipo de ejemplos. Asher Ehye, el hebreo. Yo soy lo que soy, ego sum qui sum, yo soy. Copiamos una definición de los Nombres de Dios ehye asher ehje, Yo existiré (Yo estaré ahí), como Yo existiré, o bien, como El que existirá.

Entendemos, con esto, que yo existiré' cuando dejemos las etiquetas, cuando rescatemos la e–tique–tas… parece que la verdad sólo se nos oculta, está allí para ser oída. De éticas y etiquetas…. mundo hecho a la medida de las razones y los moldes. Vivir es navegar en el centro del universo, acomodar los huesos a la ingrata tarea de modelar inciensos para canjear búsquedas.

A esta altura de la lectura se preguntarán de qué nueva mezcla delirante está hecha esta sutil componenda de absurdos. Alguien dijo planifiqué mi vida desde un laberinto de absurdos y gané. El absurdo en constante desigualdad de censura, el absurdo haciendo serie con la lenta cofradía de los desaguisados humanos.

Habitar la razón de los hombres es canonizar el tiempo sin fisurar el límite. Habitar este tiempo, tiempo donde los disfraces hunden la raíz del deseo en el fondo de una tierra seca y sangrienta, habitar este tiempo es no claudicar, es no dar crédito a alguna no–necedad… mocedad que nos entrega sus juicios, libertad de una juventud aterrada y viscosa.

En algún sentido, cuando las agujas de un reloj antiguo hacen conjuro de sonido… cada uno de nosotros se coloca los mejores ropajes y juega su tiempo completo al azar empecinado de los sueños.

Cuando la vida se atraviesa con valentía y mirada clara, cuando la sorpresa reina y la repetición claudica. Cuando, en suma, se vive restando las máscaras más horrendas a los ojos del miedo, cuando se desechan bastones y a la lucha no se le quita el cuerpo, en algún momento todo lo oscuro es profanado y profanador, los muertos resucitan y nos enfrentan… se trata del momento del renacer sin etiquetas, con el cuerpo desnudo de disfraces.

El hombre, apasionado por la ignorancia y el vicio de poseer, se entrega a mortales pasiones; servil, se ofrenda al dolor y a los fatales afrodisíacos, otros antifaces para el alma.

Seguramente, recuerdan al maestro de Kung Fu, que decía que hay que abandonar todas las posesiones para que nada nos posea… Entonces, abandonar todo, si es necesario, para merecer la vida. Las Flores de Tamarindo colaboran… laboran con labor poética:

Ética

Noche de etiqueta, la roja, la premiada, la que lleva el burro también la reparte; la botica está llena de marquitas coloridas: verdes, amarillas, blondas, circulares; cuadernito, uno mismo, ¿biología o gramática? –No señor, yo soy Literatura, legible, inolvidable, la compré en el Abasto, etiqueta Cocó le dicen–.

Queta

Etiqueta queta la keta que da veta abierta a la silueta hueca que no espeta, aprieta, apretaditos, sardinados, boliche cual subte, siete de la tarde, 03 de la mañana, todos en contacto sin tacto ni acto, puro loro muerto en el espacio, parla la chica de verde que no para, responde el azulito con la cara, sube, baja, sube, baja, música, luz, noche, banqueta, etiqueta, ¿paqueta? el cartelito, banderita de taxi, libre u ocupado, marcha sigue, rata se escurre, chica–chico baila, ¿qué tal la etiqueta?.

Para concluir, alguien dijo:

De todo aquello que emprendamos en la vida nadie contabilizará cuántas veces hemos triunfado, cuántas hemos perdido. Lo que seguramente recordarán es si hemos procurado brindar un buen espectáculo.

Volver

CONTACTO+SEDES | © Copyright 2000-2024 Fundación C.E.P. Todos los derechos reservados

Diseño + programación Oxlab