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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Sentimientos honestos

Programa emitido en septiembre de 2002

Para continuar con este modo de lectura de las palabras al pie de la letra, con esa manera de hacer con ellas para indagar esos otros sentidos que, al psicoanalista, le resultan tan esclarecedores, aquí, en esta frase sentimientos honestos podríamos leer: sin -ti-miento honestamente. Y ¿qué podría querer decir esto?

Tal vez, si recordamos lo dependientes que somos los humanos, de esos otros… que nos aprueban, que nos censuran, que, en definitiva, son la medida de lo que somos a partir de darnos su tesoro, es decir, de darnos su amor… Tesoro, porque el amor nos hace amos. Los invitamos a pensar en todos estos tesoros que nos alienan en la tierra del otro, del amo.

Yo amo puede leerse como yo soy amo de o yo tengo un amo. Amor de amos que amordaza el deseo y nos hace prisioneros del deseo del amado. Podríamos pensar que, sin-ti, sin el otro y su presencia (como mirada vigilante, como rector de nuestras conductas y nuestros decires) tendríamos la posibilidad de ser más honestos, de ser más libres, de mostrarnos con menos temor…

También se puede leer sentí que miento honestamente. No debemos olvidar que, por esta inevitable condición de ser humanos, nos es muy difícil no mentir, lo que es lo mismo que decir: no caer en la tentación de querer ser amados, de querer ser bien mirados… pero, si nos alcanza el aire para ese salto al vacío, para ese desasimiento de ese otro, quizás podríamos tocar esa semilla de honestidad que, a todos, nos habita: esa semilla del propio gesto para la propia gesta, esa semilla de buen comercio, donde ofrecer y ofrecerse la alternativa de ser y que nos puede hacer el alivio y la grandeza.

En esto urbano que nos consume las tripas del silencio del ser, que late en nuestro cuerpo, agobiado de sugestivas heridas y laceraciones… Modelos para armar. Que nos ofrece la publicidad y la política, en un país que, al tener tanto para ofrecer, reserva de un mundo decadente, ha nacido para triunfar, como dijo alguien. Decíamos, en un país al que le llueven ofertas de amos, sugestionados por una pobreza que nos dibujan esos amos del mundo, no encontramos salida.

El amor no deja salida, no ofrece accionar libre para los pies de los huesos presumidos. CH. Baudelaire nos dice en el poema Danza macabra; de su maravilloso libro Las flores del mal: Todos oléis a muerto. ¡Oh huesos presumidos!

Tanto amor nos deja sin aliento, tantos amos disputando la isla de los tesoros escondidos, tesoros que parecen haber desaparecido… manos de piratas, asfalto empalagoso que se llevó las cifras no cifradas.

Tanto sometimiento, tanta sugestión, nos puede hacer caer en otro intento fallido, promesa de más degradación, sopor en aumento, infantil demanda que crece a pasos agigantados.

Cambiar de amo es cristalizar la demolición.

Como si alguien que ha sido abandonado por un amado partenaire, entrara en amores con lo primero que se le cruza para no atravesar el dolor de la pérdida.

A lo único que esto lo lleva es a una escalada de mayor dependencia. Lo nuevo no será nuevo, nueva gestión o propuesta, sólo certificado de consolidación de lo ya vivido.

Así como Freud desmanteló la creencia ingenua del paraíso de la infancia, la humanidad, con su pasión por la homeostasis de todo desequilibrio, léase por su pasión por la estupidez, por todo aquello que no mueve a ningún sen-ti-miento, esto es, todo aquello que conmina a la simbiosis, a la imitación, a lo ya probado, a lo convencional, desmantela lo posible.

Ese nuevo partenaire no será tan nuevo, sólo remedo, caricatura de lo ya padecido. Para abandonar viejos modos de vida hay que soportar el duelo y el pasaje a lo que nos sorprende.

Edison, ante la increpación de un senador que le dice que es un fracasado, ya que había intentado 25 veces la fabricación de la lamparita sin éxito y seguía pidiendo dinero para esa invención que, 25 veces había fracasado… Edison responde: discúlpeme yo no fracasé inventé 25 maneras de cómo no se fabrica una lamparita.

El amor no es guía, es recurrencia y confusión.

Decidir en soledad, para una adecuada responsabilidad… responsabilidad que ofrece responsibidad, respuesta al otro en autogestiones permanentes. Ayer decíamos que fracasar de lo propio nos llevaría a la propia gestión. Para entender esto vamos a recurrir a otro pensador: Marcel Duschamps, que dijo:

Me obligo permanentemente a contradecirme para no seguir mi gusto.

Asfixia y soledad en una globalización que mucho tiene, en su esencia ideológica, de aquello que con relación al efecto de la New Age ya es historia. En la década del 90 en EEUU se produce el boom de la New Age, movimiento que se define como un resurgimiento de la espiritualidad, la religión y el misticismo. Desde la izquierda se percibe a la New Age como un intento de infantilizar la conciencia propia de la nueva derecha norteamericana… hasta Reagan defendió las enseñanzas de las teorías creacionistas en desmedro de las teorías evolucionistas!

Esta globalización que abunda en nuestras entrañas humanas caóticas, extremas en su abundancia de recetas… Este país que nos toca habitar con sus contradicciones y su exceso de amor, exceso de amos… nos puede tentar con la búsqueda de facilismos en exceso o con el exceso de locuras disfrazadas de sanas ortopedias para salvarnos de lo que nos amenaza.

En este tiempo que nos concierne, parece tratarse de un juego indecente de Auto-exilio Argentino. Una fábula antigua China del siglo IV dice: Que deseas pues de mí, preguntó el comedor de prodigios -¡Quisiera tus manos! Contestó el otro. -¡Eso nunca, con ellas me como a la gente!

Pero nuestro "genio" (se tratará de nuestro producido de las humillaciones o de nuestro talento dormido y mal utilizado)… decía, nuestro genio fue mucho más lejos, nos comió la cabeza. ¿Cómo huir de lo que no se sabe cómo llega, c~mo penetra, cómo deglute?

La locura no es instantánea pero se puede preparar. Rápidamente, bastaría una pantalla de TV repitiendo repetidamente lo repetido envuelto en miedo, un miedo existente y casi palpable en una sociedad que se vuelve lentamente impalpable. ¿Quiénes somos ahora sin cabeza? ¿En que lugar del vacío coloco el miedo? De pronto, los falsos profetas que prometen como en la New Age: restablezcamos el contacto y con algún truco propuesto y aletargante, principio facilista y explicativo, obtengamos sentirnos bien con nuestro cuerpo, con nuestra pareja, con el cosmos, libres de los males, armonizados etc. etc. etc.

La otra variante es legalizar las patologías, de pronto el obsesivo ejerce su enfermedad como virtud frente al azaroso neurótico: vive obsesionado.

El paranoico es un héroe en sí mismo, el síntoma agravado lo salva de morir en la ciudad cada diez minutos, lo salva del veneno antojado e impar de juegos de poder político, que caminan a su lado y caminan justamente allí donde no está. Es decir, tal es el comienzo de la locura urbana: ya no hay distancia, la delicada trama de lo real o irreal es parte de la extranjerización de la que somos víctimas y victimarios. En estos tiempos de cacerolas, en este tiempo de hacer olas, nos vemos impregnados de movimientos comunes, reiterados… lanzados a un grito que pide, desde su necesidad, una satisfacción, pero que, a lo largo de los días, va gastando la sorpresa de su llamado de atención y se va transformando en cero-ola… Tal vez, de lo que se trate, sea de un modo nuevo para un reclamo viejo: un oído ligado a una boca que pueda responder… porque la novedad de la forma de la demanda, siempre convoca…

Con-voca-r es tener una boca que lleva a la participación o a la partición de aquello de lo que se trata.

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