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Alguien más se lo puede preguntar

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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

De padres e hijos

Programa emitido en junio de 2003

Dice Freud, en Tótem y Tabú:

No podemos menos de reconocer en estas zoofobias infantiles ciertos rasgos del totemismo, aunque bajo un aspecto negativo. Sin embargo, debemos a S. Ferenczi la interesantísima observación de un caso singular, que puede ser considerado como una manifestación de totemismo positivo en un niño. En el pequeño Arpad, cuya historia nos relata Ferenczi, las tendencias totémicas no surgen en relación directa con el complejo de Edipo, sino basadas en la premisa narcisista del mismo, o sea en el miedo a la castración. Pero leyendo atentamente el historial clínico de Juanito, antes mencionado, hallamos también en él numerosos testimonios de que el padre era admirado como poseedor de órganos genitales de gran volumen, y temido al mismo tiempo como una amenaza para los órganos genitales del niño. Tanto en el complejo de Edipo como en el complejo de la castración desempeña el padre el mismo papel, o sea el de un temido adversario de los intereses sexuales infantiles, que amenaza al niño con el castigo de castrarle o el sustitutivo de arrancarle los ojos.

Teniendo el pequeño Arpad dos años y medio, se puso un día a orinar en el gallinero de su residencia veraniega, y hubo una gallina que le picó o intentó picarle en el pene. Cuando al año siguiente volvió al mismo lugar, se imaginó ser él mismo una gallina, mostró un vivísimo interés, casi exclusivo, por el gallinero y todo lo que en él sucedía, y cambió su lenguaje humano por el piar y el cacarear del corral. En la época a la que la observación se refiere tenía ya cinco años y había vuelto a hallar su idioma, pero no hablaba sino de las gallinas y otros volátiles. No conocía ningún otro juguete y no cantaba sino canciones en las que se trataba de estos animales. Su actitud con respecto a su animal tótem era claramente ambivalente, componiéndose de un odio y un amor desmesurados. Su juego preferido era el de presenciar o simular el sacrificio de una gallina o un pollo. Constituía para él una fiesta asistir al sacrificio de estas aves, y era capaz de bailar durante horas enteras en derredor del cadáver, presa de una gran excitación. Después besaba y acariciaba al animal muerto o limpiaba y cubría de besos las imágenes de gallinas que él mismo había maltratado antes.

El pequeño Arpad se cuidó por sí mismo de no dejar la menor duda sobre el sentido de su singular actitud. En ocasiones sabía traducir sus deseos del lenguaje totémico al vulgar: Mi padre es el gallo -dijo un día -. Ahora soy pequeño y soy un pollito; pero cuando sea mayor seré una gallina, y cuando sea más mayor aún seré un gallo. Otra vez se negó de repente a comer madre asada (por analogía con la gallina asada). Por último, solía amenazar clara y frecuentemente a los demás con la castración, transfiriendo así las amenazas de este género que a él mismo se le hacían a consecuencia de sus prácticas onanistas.

La causa del interés que le inspiraba todo lo que en el corral sucedía no presenta para Ferenczi la menor duda: Las relaciones sexuales entre el gallo y la gallina, la puesta de los huevos y la salida del pollito satisfacían su curiosidad sexual, orientada realmente hacia la vida familiar humana. Concibiendo de este modo los objetos de sus deseos, conforme a lo que había visto en el gallinero, dijo un día a una vecina: Me casaré contigo, con tu hermana, con mis tres primas y con la cocinera… O no; mejor con mi madre que con la cocinera.

… nos limitaremos a hacer resaltar dos interesantes coincidencias de nuestro caso con el totemismo; la completa identificación con el animal totémico y la actitud ambivalente con respecto a él. Basándonos en estas observaciones nos creemos autorizados para sustituir en la fórmula del totemismo -por lo que al hombre se refiere- el animal totémico por el padre. Pero, una vez efectuada tal sustitución, nos damos cuenta de que no hemos realizado nada nuevo ni dado, en verdad, un paso muy atrevido, pues los mismos primitivos proclaman esta relación, y en todos aquellos pueblos en los que hallamos aún vigente el sistema totémico es considerado el tótem como un antepasado. Todo lo que hemos hecho no es sino tomar en su sentido literal una manifestación de estos pueblos que ha desconcertado siempre a los etnólogos, los cuales la han eludido, relegándola a un último término.

El psicoanálisis nos invita, por el contrario, a recogerla y enlazar a ella una tentativa de explicación del totemismo.

El primer resultado de nuestra sustitución es ya de por sí muy interesante. Si el animal totémico es el padre, resultará, en efecto, que los dos mandamientos capitales del totemismo, esto es, las dos prescripciones tabú que constituyen su nódulo, o sea la prohibición de matar al tótem y la de realizar el coito con una mujer perteneciente al mismo tótem, coincidirán en contenido con los dos crímenes de Edipo, que mató a su padre y casó con su madre, y con los dos deseos primitivos del niño, cuyo renacimiento o insuficiente represión forman quizá el nódulo de todas las neurosis…

Hasta aquí, cierta relación con la prehistoria de la humanidad… y del individuo. Y, en ella, esa clara explicación de lo que es un padre para un niño… Ese con quien identificarse, ese con quien rivalizar por el amor de la madre.

Un hijo necesita un padre, un hijo necesita amarlo y odiarlo… Un hijo necesita… Tal vez, este verbo, perdido en su esencia para el capitalismo, confunda, en muchos casos, a los padres…

Tal vez, sea el momento de recordar, esa esencia: la necesidad es una necesidad de aprendizaje para estar en el mundo. Eso es lo que necesita un hijo. Que el padre le muestre el camino, le señale el cauce por donde devenir…

En estos días, se ha festejado el Día del Padre… llamativa fecha, si hacemos un poco de historia, esta vez, por la de nuestro país y la de nuestro continente… (donde también se ha tratado siempre de los que nos tienen de hijos…)

En el año 1814, llegaron a Mendoza, el General D. José Francisco de San Martín y su esposa Remedios de Escalada, se radicaron en la casa de la familia Álvarez ubicada en el actual domicilio de la calle Corrientes Nº 343 de la ciudad de Mendoza.

En ese lugar el 24 de Agosto del año 1816, nació la única hija del General San Martín, cuando se encontraba en plena formación del Ejército de los Andes, que daría libertada Chile y Perú, asegurando la Independencia Argentina.

El 24 de enero de 1817, el General San Martín dejó su familia y partió para cumplir un sueño Americanista. Cumplido su sueño regresa al país. La reciente muerte de su esposa, las guerras fratricidas que inundaban de sangre nuestra Patria, los agravios de que eran objeto y fundamentalmente su deseo de dedicarse a la educación de su hija, lo llevaron a tomar la decisión de abandonar nuestro País y partir con su hija a Europa.

Cumplida su misión Americanista, centró su vida en la educación y formación moral de su hija huérfana de madre partiendo a Europa en voluntario ostracismo. Ya en el viejo continente redactó las máximas para su hija (Bruselas 1825) que constituyen un verdadero plan educativo de índole moral, que conserva plena actualidad a pesar del paso de los años.

En 1844, en su testamento declara San Martín Todos mis anhelos no han tenido otro objeto, que mi hija amada.

En el año 1953 la Profesora Lucia Zuloaga de García Sada, presentó ante la Dirección General de Escuelas de Mendoza la iniciativa de declarar el 24 de Agosto como Día del Padre la cual por resolución 192 T-53 fue aceptada art. 1º, 2º y 3º, después de tres años de tramites la Profesora Zuloaga consiguió que el Consejo de Educación de la Nación resolviera afirmativamente el proyecto y dispusiera la inclusión de la celebración del día 24 de agosto como día del padre, en el Calendario Escolar de todo el País (Exp. 84056/56 del 22-oct-1956).

El consejo Nacional de Educación, en sesión del día de la fecha resuelve, oficialmente instituir en el calendario escolar, el día del padre, que se conmemora el día 24 de agosto en todos los establecimientos de la repartición. Firmado Luis Norberto Magnanini (Presidente del Consejo Nacional de Educación) y Alejandro Nogues Acuña (Secretario General del Concejo Nacional de Educación).

El Consejo Nacional de Educación, ante la presión de la Asociación de Dirigentes de ventas de diversos grupos comerciantes en 1957, se olvidó de incluir la fecha en el Calendario Escolar, esta omisión fue aprovechada por comerciantes inescrupulosos, para tratar de imponer mediante una millonaria campaña publicitaria el día del padre norteamericano, en homenaje a John Bruce Dodd, considerado padre ejemplar por haber cuidado a 9 hijos.

En 1966 el Presidente de los EEUU Lyndon Johson firma una proclama declarando el 3º domingo de Junio como día del padre de los Norteamericanos, en Homenaje a John Bruce Dodd.

A partir de esa proclama, empresas extranjeras redoblaron sus esfuerzos, reemplazando como modelo de padre al General San Martín por un extranjero. Solo las escuelas de Mendoza, se mantuvieron fieles al Libertador en la celebración del 24 de Agosto como día del padre, durante casi medio siglo 1953-2000. Hubo intentos de dictar la ley a nivel Nacional mediante proyectos de legisladores Mendocinos, sin embargo ninguno de los proyectos tuvo tratamiento Legislativo, pero a nivel Provincial la suerte de Mendoza fue distinta.

El 30 de Junio de 1982, por Decreto Nº 2119/82 el entonces Gobernador de la Provincia Dr. Bonifacio CEJUELA instituyó oficialmente el 24 de Agosto Día del Padre. Así, varios sesgos por donde poder pensar qué se dice cuando se dice Padre

Y, para finalizar… aquellas máximas que, retornando desde el pasado, cuestionan nuestro presente… Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y se volvieron a ver en 1818 después del triunfo de Chacabuco. Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija, la niña Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada.

En 1924 se embarcaron juntos a Europa y una vez en Francia, el General San Martín se ocupó de reeducarla, y entre otras cosas escribió estas Máximas en el año 1825:

Máximas para mi hija

Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres. Respeto sobre la propiedad ajena. Acostumbrarla a guardar un secreto. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones. Dulzura con los criados, pobres y viejos. Que hable poco y lo preciso. Acostumbrarla a estar formal en la mesa. Amor al aseo y desprecio al lujo. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.

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