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Departamento de cultura y eventos

Galería de arte de la Fundación CEP

Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Noche de fuego

Programa emitido en septiembre de 2003

Noche de fuego, fugaz o para fugarse a ese rincón de la mirada donde los sueños habitan… donde la poesía habita…

Los sueños tienen rostros, tienen esa clara sensación de lo que está llegando. En la fecha prevista, alguien no acierta a llegar a tiempo, alguien se retrasa y da sustitutos… También, alguien se arrepiente y sorprende, abraza, besa, alimenta el ala de soñar.

Y están los otros… a lo largo, salvando los obstáculos del tiempo: golpes, pérdidas, desmayos de la voluntad, arremetidas codiciosas que restituyen los sueños a su sitio. Una creación sobre el mar: un deseo sobre el mar. Belleza colorida y armónica que hace uno al tiempo que separa de todo, en el borde de lo que lanza, con fuerza bestial, a la orilla vigilante.

Confusas palabras llegan desde otras dimensiones, confusas marcas que destinan un por-venir. Nítida es la presencia del beso, del abrazo, del cuerpo entre tormentas.

Clandestino, aún, el resto, fomenta sueños de papel. Guía es, en la incertidumbre de roer el alma hasta componer la fiel satisfacción del deseo, el hallazgo de un señuelo.

Se adelanta el tiempo demorado, se interrumpe en su devenir y se fuerza un final arrebatado, equivocado. Ellos no son los que temblarán despacio, los que jugarán la delicia de perder costumbres pasadas de moda. Sólo son el lazo. El lazo fundacional de un acontecer barroco que muestra un camino.

Y, entonces, se acerca el momento de ser para los propios ojos. Práctica temerosa que no se resuelve a ser justicia. El rasgo de la pluma acentúa la posibilidad. Conjugando la inteligencia y la perversión de la cordialidad. El verse en el lugar del experimento, aún pobre en su estética, adhiere fervor de yelmos y vasallos, de real aparición, de temblor ocasional y subversivo. Hace el reino de mejor ver, de mejor hacer, de bien decir. No se nombra sino lo que se conoce.

Así, se pone todo a prueba. Y, con ello, se gana la total pertenencia a un mundo inefable. Desde lo inexistente de aquel mar tormentoso, el sol explica que el mundo seguirá girando sobre su eje, más allá de todo. Con la sorpresa de los encuentros de los que no debe esperarse más que la formalidad de las palabras que, si se sabe desenfocar la mirada, transmitirán eso recíproco…ese malentendido.

Fuera de aquel reino, el mundo traerá la brisa y una cierta concordancia con un temor y con un puñal.

Flores de tamarindo

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