Contacto: Sede Belgrano. 11 de Septiembre 1071, Capital Federal. 011 4776 2797 | Sede Vicente López 011 152 459 0079

Unite a nuestro Facebook

© 2024

Opus

Departamento de cultura y eventos

Talum

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería Marcel Duchamp

Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Abiertos a las sorpresas

Programa emitido en mayo de 2003

Dice Charles Baudelaire:

La irregularidad, es decir, lo inesperado, la sorpresa o el estupor son elementos esenciales y característicos de la belleza.

…¿el inconsciente implica que se lo escuche? A mi entender, sí. Pero él no implica, seguramente no sin el discurso en que él existe, que se lo evalúe como saber que no piensa, ni calcula, ni juzga, lo que no le impide trabajar (en el sueño por ejemplo). Digamos que es el trabajador ideal, aquel de quien Marx hizo la flor de la economía capitalista con la esperanza de verlo tomar el relevo del discurso del amo: lo que ocurrió en efecto, bien que bajo forma inesperada. Hay sorpresas en estos asuntos de discurso, es eso precisamente el hecho del inconsciente.

Así dice Lacan del inconsciente… rey de las sorpresas, en tanto confesión de aquello que no se espera, de aquello que no quiere ser confesado, de aquello que no quiere ser des-velado… Y continúa: Freud nos dice a veces que algo nos aparece al nivel de las formaciones del inconsciente, que se llama sorpresa. Es algo que conviene tomar, no como un accidente de este descubrimiento, sino como una dimensión esencial de su esencia. Hay algo originario, el fenómeno de la sorpresa, que se produce en el interior de una formación del inconsciente, en cuanto que en sí misma ella choca al sujeto por su carácter sorprendente, pero también en el momento en que ustedes producen su develamiento para el sujeto, ustedes: proponen en él este asentimiento de la sorpresa-. Freud lo indica en toda clase de puntos, sea en el Análisis de los Sueños, sea en la Psicopatología de la Vida Cotidiana, sea aún, y a todo instante en el texto del chiste.

Sorpresa, desconcierto…

Donde desconcierto es derivado de concertar, que quiere decir acordar, pactar, componer, poner de acuerdo. Por lo que concierto significa convenio, acuerdo. Entonces, quitar ese acuerdo supuesto… Por ejemplo, entre significado y significante. Eso es lo que produce la sensación de desacuerdo, de falta de concierto. Podríamos decir de disarmonía…
El chiste lo muestra… en forma sorpresiva dice lo que no esperábamos… Y, también, muestra cierta relación con el placer: el placer de la sorpresa y la sorpresa del placer. En realidad, todo está allí… todo estalla allí… el deseo de decir algo que no es posible decir y el placer, el alivio de decirlo.

Ya que …lo que se representa en Freud en lo que él llama la fachada del chiste, eso que de alguna manera desvía la atención del otro del camino por donde va a pasar el chiste, eso que en suma fija la inhibición en alguna parte, precisamente para dejar libre en otra parte el camino por donde va a pasar la palabra ingeniosa (spirituelle).

Pero, yendo más allá del chiste, de ese breve espacio de tiempo donde sucede, incluso, de modo breve, la risa… yendo a esos otros momentos, más lacios, más demorados, los de todos los minutos… diremos que esa manera de no coincidir con lo esperado que tienen algunas situaciones, es lo que nos da el paso a otra dimensión… a otra donde pueden no suceder ciertos pecados… los de la tristeza, los de la rutina, los de la condena que obliga a lo eterno a ser igual, los del castigo si sucede la distracción.

Entonces, sorprendidos por un juego nuevo, discordante respecto de la costumbre, de lo obligado, de la encadenada manera de vivir, podemos arriesgar la posibilidad, la alternativa, de otro modo de despertar, de mirar al amado, de vagar por el mundo… Donde la no coincidencia, el no encastre preciso de cada cubo en su casilla puede ser la llave para una vida menos letárgica, menos acabada… Y, abiertos a las sorpresas, es más probable que la vida se presente…

La sorpresa, eso por lo que el sujeto se siente rebasado, por lo que halla a la vez más y menos de lo que esperaba, pero que, de todos modos, es, con respecto a lo que esperaba, de inestimable valor.

Ya lo hemos dicho, el aparato psíquico tiende a la homeostasis, al equilibrio. Toda tensión intrapsíquica es vivida como displacer. O sea, los seres humanos somos hijos del aburrimiento, en tanto cualquier actividad que sea leída como movimiento, en principio, debe ser acallada o, mejor dicho, com-pensada para que la vida no se presente inquietante. Este es un saber que se tiene, aún, desde lo cotidiano. La gente no soporta los cambios, intenta el equilibrio… todo el tiempo. Hasta existe un cuadro clasificado, desde la psiquiatría, como trastorno de adaptación… Sin querer entrar en detalles, se trata de que la realidad les cambió de manera abrupta o demasiado rápido para sus expectativas… nulas. Esto los lleva a padecer distintas alteraciones, ya que no es posible crear en movimiento.

Los seres humanos padecen de nirvana. La sorpresa forma parte de aquello que no pudo predecirse, que irrumpió de manera tal que no fue posible controlar la situación ni la reacción consecuente. La sorpresa es un soplo vital dentro de un cementerio de sopor. Si lo queremos pensar en lo cotidiano… es homologable a aquello que, decíamos, sucede con el chiste, que nos arranca una carcajada porque nos sorprende, porque no lo esperamos. Dice Lacan al respecto según lo que nos ha dicho Freud, el fin de restaurar finalmente el encaminamiento ideal que debe concluir en la sorpresa de una novedad, por una parte, y, por otra parte en el placer del juego del significante. Este es el objeto del chiste.

No-vedad, no censurar… Aquello que atraviese la barrera de la censura, si en lugar de ser un síntoma es una elección, será, para la vida del sujeto, un deseo abierto. Esta dimensión de la sorpresa es consustancial a lo que es del deseo, en tanto que este ha pasado al nivel del inconsciente.

Estar abierto, es dejar que el deseo fluya por los espacios, esos que nos habitan, propiciando una salto, al vacío, el propio, sin red, telaraña, para inventarnos una vida, que no nos fue dada. Porque… La ley es una telaraña que detiene a las moscas y deja pasar a los pájaros. (Anacarsis )

Volver

CONTACTO+SEDES | © Copyright 2000-2024 Fundación C.E.P. Todos los derechos reservados

Diseño + programación Oxlab