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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar
un programa de Jorge Andrés Moya.
Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003
Desde El fantasma de Canterville
, de Oscar Wilde, hasta los monstruosos...ellos, siempre, nos han provocado a mirarlos...
Pero, para nosotros, psicoanalistas, se trata de otra cosa... el fantasma
, dirá Lacan, es propiamente
.el paño
de lo que se encuentra primordialmente reprimido, de lo que es sólo indicable en el fading de la enunciación
Y, si de recorrer el origen se trata, el fantasma es, para Freud, representación, guión escénico imaginario, conciente (ensoñación), preconsciente o inconsciente, que implica a uno o a varios personajes y que pone en escena de manera más o menos disfrazada un deseo. El fantasma es a la vez efecto del deseo arcaico inconsciente y matriz de los deseos, concientes e inconscientes, actuales.
En la continuidad de Freud, Lacan ha destacado la naturaleza esencial de lenguaje del fantasma. También ha demostrado que los personajes del fantasma valen más por ciertos elementos aislados (palabras, fonemas y objetos asociados, partes del cuerpo, rasgos de comportamiento, etc.) que por su totalidad.
Es decir, fantasma es ese pedazo de algo
que nos juega siempre una mala pasada... A diferencia del de Canterville, no nos divierte. En todo caso, siempre, nos apresa.
Para Lacan, el fantasma recubre lo real. Y lo real es eso que siempre nos cuesta el pellejo.
Por eso, en la perspectiva lacaniana, la finalidad de la cura es hacer la travesía del fantasma inconsciente arcaico registrando la parte que tuvo el deseo del Otro concreto de la infancia en la construcción de ese fantasma, la dependencia radical del significante que ese fantasma intenta obliterar y la hiancia nodal subjetiva que los objetos a
imaginarios intentan hacer olvidar.
Y, así, viene el deseo a desnudar su relación con aquello de lo que estamos hechos... de palabras oídas, de imágenes vistas, y de ese algo
que, siempre perdido para el discurso, nos lleva de la nariz...
Entonces, fantasmas atravesados mediante, el deseo sigue siendo nuestro motor, nuestra clave-llave para nombrar el mundo, el propio...
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