© 2024
Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar
un programa de Jorge Andrés Moya.
Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003
En una sesión matinal, de esas que inauguran el día pero no tienen por ese hecho función inaugural…
Antes de continuar, cabe aclarar, que la palabra paciente, esto para ingresar en algo acordado, en algún código, decía que la palabra paciente, la vamos a pensar con relación a la tarea analítica, como padeciente, que padece, y también en el sentido de despojado de urgencias y no esperanzado. Un paciente, es paciente no sólo en el diván sino también, como corresponde, fuera de él.
Decía, que en esa sesión, el paciente que habitaba ese recorte de tiempo de fantasmas, relata un sueño.
Se trata de un hombre, en extremo entregado a las imposiciones e imposturas, de todo Otro que anda suelto por allí.
Este sujeto se queja de representar diferentes papeles con cada persona de su entorno, dice no poder evitarlo y padecer por ello.
El sueño llega en su auxilio, se trata de un encuentro con su analista en una confitería retirada de su zona de influencia.
Había llamado con tono de extrema urgencia para pedir una sesión excepcional en ese lugar, en ese momento puntual.
Una vez allí, se explica, dice haber encontrado el modo de resolver las cuestiones que lo hacen sufrir tanto. Por primera vez en los dos años que lleva de convivencia con su pareja, ha abandonado una reunión en la que estaba su mujer y su hijo, se ha retirado sin dar explicaciones.
Nadie sabe respecto al lugar al que se ha dirigido.
Pregunta, en el sueño, al analista si se trata de locura, sabe que no va a obtener respuesta, pero reclama la presencia de éste, para comprender los motivos de su nuevo accionar.
Dice haber sentido una profunda alegría en el sueño, alegría que lo acompaña al despertar.
Más allá de la interpretación que surgió del sueño, acompañando otros accionares de ese momento del paciente, esto aparece como una marca diferente para algo nuevo, atreverse a algo del orden de un estar solo, solo con la propia intimidad. Por primera vez, él y su cuerpo. Liviano de pesadas cargas, existen otras cargas, pero de algún modo ya no serán tantas, aunque aguardan aún en sus espaldas, viejas mochilas conocidas.
Yo había estado pensando en el tema de hoy… A partir de lo que acabo de relatar, pienso en un subtítulo que define ese siento uno, siento lo propio, siento eso que es mi límite, dentro de ese límite, mi intimidad.
Lo íntimo, lo propio, Lo íntimo, eso que no intima fuera de los propios límites, lo íntimo de lo propio.
Ese sería el subtítulo: Lo íntimo de lo propio
.
Eso, siento uno, para sentir algo, primero hay que revelarse y guardar la propia intimidad.
Sentir por alguien, implica saber que el otro no tiene otra existencia que la que le otorgamos. Ese otro es áspero y huidizo. Cada uno tiene sus propios fantasmas, esos, que en el intercambio de fluidos y emociones, se embisten con los ropajes del partenaire.
Esto significa que al amar, se da lo que no se tiene a quien no es… esta última es una frase casi textual de Jacques Lacan, psicoanalista francés.
El otro es en su escena y yo soy en la mía, como se lee en las películas al comienzo, toda parecido con personajes de la realidad es mera coincidencia.
El otro juega un rol que yo facilito, estimulo o hago obstáculo y viceversa, yo juego mi juego que el otro facilita, estimula o hace obstáculo.
Dice Lacan que no hay abrazo capaz de quebrarnos, no hay hacernos uno con el otro.
La única posibilidad es hacer el amor con palabras, decir del amor y crearlo.
Así, como acto creativo, al comienzo, para saber hacer con esa imposibilidad en la vida de relación se hace necesario crear primero esa intimidad con lo propio.
Ese siento uno, ese sentir el uno, la unidad que somos, se impone para la fecundidad del dos, esto es, para el siento dos, sentir el dos, la pareja.
Se trata de sentir uno para poder entregar a otro el tesoro de lo que la palabra guarda.
Subvertir el orden dado por los viejos fantasmas y crear el propio estilo para alcanzar un posible, por imposible, encuentro de amor.
Se trata, después del uno, después del pasaje por los desfiladeros de los múltiples sentidos de lo vivido, del arribo al sin sentido, eso que otorga alegría, eso que nos libra de los pecados, que ya mencionamos en otro espacio, el reservado a la alegría, decía, eso que nos libra del pecado de la tristeza y el dolor, eso que nos conecta a la vida.
Respecto a preguntas que nos han enviado al sitio de nuestra Fundación en Internet, que les recuerdo es info@fundacioncep.com.ar y los invito a continuar con esta modalidad, paso a dar respuesta a las mismas…
Un analista tiene, con el paciente, una relación muy particular, no comparten nada estrictamente privado, todo contacto fuera del ámbito analítico es cuidado en cada detalle.
Tres conceptos, entre otros, sostienen la tarea desde lo vincular, reglas a cumplir, leyes que regulan la práctica:
CONTACTO+SEDES | © Copyright 2000-2024 Fundación C.E.P. Todos los derechos reservados