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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

¿De qué hablamos cuando hablamos de intimidad?

Programa emitido en marzo de 2003

Dice Richard Bach:

Lo opuesto a la soledad…no es el estar juntos. Es la intimidad

Intimidad: Amistad íntima. Zona espiritual íntima y reservada. Confianza, familiaridad. Del latín intimus, de más adentro de todo. Un acento y todo cambia… íntimo, intimo…

Intimar: Declarar, notificar, hacer saber una cosa, especialmente con autoridad. Introducirse una materia por los poros o espacios huecos de otra. Introducirse en el afecto o ánimo de uno. Del latín intimare, llevar adentro de algo, dar a conocer.

Entonces, dejar que el otro, par, ingrese a esos espacios vacíos de uno, dejar que toque eso privado, personal, que es sólo para unos pocos… es toda una decisión de confianza. Hacerlo, decirlo, darlo a conocer, también, es toda una declaración de cercanía.

Y, lo sabemos, es muy difícil que la cercanía con el otro no enloquezca. Dicho esto, por lo infinitamente difícil que es so-portar la presencia de otro… ser presencia para un otro.

En tiempos de labilidad de vínculos, de horror al contacto, de falta de confianza… hablar de intimidad parece todo un desafío a la tendencia natural y humana de mantenerse solos y a resguardo. A resguardo de ese otro que, siempre, es amenaza, invasión… Al menos, lo visible de los grupos humanos, así, lo cuenta.

El otro cuenta, entonces, una cuenta de incontables decepciones, porque cuenta el cuento de la re-unión… Así el interrogante… ¿Cómo re-unirse sin pegotearse, sin fundirse, sin mezclarse… es decir, sin ocupar territorios que no son propios, que necesitan de respeto?
Es habitual, en muchos ámbitos, indagar en la conceptualización de lo público, lo privado, lo íntimo… Sobre todo, en estos tiempos, donde las fronteras se desdibujan con realities shows, con periodismo amarillo…es decir, con distintas vulgaridades sociales… Así, algunos textos…

Público, privado, íntimo

-… Precisamente usted habla de la falta de privacidad de la sociedad actual. ¿Es posible recuperarla?
-Yo suelo distinguir entre público, privado e íntimo. La frontera entre público y privado prácticamente ha desaparecido. Lo íntimo sería la vida interior, el sentido de la trascendencia, lo que cada cual hace con su soledad. Por eso, la mayor parte de la gente tiene vida privada pero no íntima. Y ése es el sentido que convendría recuperar.

-Esa desaparición de la barrera entre privado y público, ¿no es un indicio de que en esta sociedad todo es espectáculo?
-Sí, claro. En esta sociedad dominada por la televisión y el 'show' permanente, hay una tendencia al exhibicionismo de lo banal. Yo no estoy en contra del espectáculo, pero sí de la mala calidad de lo que se exhibe.

-¿En esta sociedad del espectáculo la verdad es un valor a la baja?
-Yo también he pasado por la etapa de pensar que la filosofía es la búsqueda de la verdad. Pero ahora estoy convencido de que un filósofo ya no busca la verdad, sino que básicamente es un terapeuta, y eso no es malo, porque hay que desacralizar la filosofía.

-Si los filósofos ya no lo hacen, ¿quién busca la verdad?
-Se puede hablar de la verdad científica, aunque también es provisional. Las verdades científicas son conjeturas. La idea es que todas las verdades son hoy provisionales.

-¿Y eso no genera angustia?
-A algunos sí, por eso hablan de la era del nihilismo. A mí me genera una cierta euforia. Vivir en la era de la incertidumbre lo que sí exige es una mentalidad nueva, un plus de creatividad. La idea que nos vendieron de que el mundo iba a ser cada vez más fácil es una verdad a medias. A medida que aumentan las ventajas crecen los riesgos. Y hoy el mayor de todos ellos es vivir sin certezas absolutas. Ésa es la esencia de la democracia

Salvador Pániker, filósofo

Dice Luis Camargo, psicoanalista

Ahora bien, es factible pensar también lo psijurídico como una espacialidad privilegiada para dilucidar la imbrincación –al mejor estilo moebiano- de otros tres órdenes que en su anudamiento definen muy particularmente al sujeto que resulta de la crisis de los paradigmas de la modernidad. Nos referimos a los órdenes de lo íntimo, de lo privado y de lo público. Estas tres espacialidades acaso poseen leyes que les son propias, y con grave riesgo de reduccionismo, podríamos decir que en lo íntimo el psicoanálisis nos descubrió al inconciente, en la esfera de lo privado podemos indagar el modo como se articulan las relaciones de parentesco y el orden público es el nombre que tienen las leyes -escritas y no- de la ciudad en el interjuego de sus relaciones de poder y de producción capitalista. El problema no es tanto definir si esta descripción es pertinente o no, sino dilucidar los modos posibles de anudamiento de esas tres espacialidades, pues es en esos puntos de almohadillado donde pueden definirse no sólo la intelección de tantísimos fenómenos actuales de la cultura sino también no pocas formas de abordajes de ellos desde las instituciones que están directamente implicadas con la legalidad de la polis.

Hablando, entonces, de fronteras… las del individuo, las de sus vínculos, las de la ciudad… nos golpea el significante ley… siempre en menos, cada vez, en más menos… Defender las fronteras de estos territorios hace también al nombre del sujeto y de sus modos…

Lamentablemente, en esta sociedad donde todo vale, el que va perdiendo valor es el sujeto. Valor de cualidad a portar, a aportar… y valor, de valentía para no ceder ante la inminencia de cierta globalización escandalosa que amenaza con borrar las individualidades para a-masar carne humana…

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