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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar
un programa de Jorge Andrés Moya.
Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003
De Paul Verlaine… De quien se ha dicho que figura entre los principales representantes del movimiento simbolista. Que nació el 30 de marzo de 1844, en Metz. Que estudió en el liceo Bonaparte de París. Que sus primeras obras, entre las que destacan Poemas saturnianos (1866) y Fiestas galantes (1869), se caracterizan por el antirromanticismo propio de los parnasianos. Que el alcohol y el verso alternaban, en si vida, con el ascetismo. Que con la publicación de Los poetas malditos (1884), una obra crítica, y Antonio y ahora (1884), una colección de poemas, se transformó en poeta simbolista, preocupado por los sueños y la ilusión. Que su influencia se manifiesta en los poetas franceses posteriores. Que el sonido de su poesía es por lo general más importante que su significado. Que también escribió prosa autobiográfica, como Memorias de un viudo (1886), Mis hospitales (1891) y Confesiones (1895). Y que murió el 8 de enero de 1896 en París… Nos llega…
Tengo a veces un sueño extraño y penetrante
de una mujer desconocida a la que amo y que me ama
y que no es, cada vez, en absoluto la misma
ni en absoluto otra, mas me ama y me comprende.Porque ella me comprende, y mi corazón, transparente
para ella sola, ¡ay! cesa de ser un problema
para ella sola, y los sudores de mi frente pálida
ella sola los sabe refrescar, llorando.¿Es morena, rubia o pelirroja? Lo ignoro.
¿Su nombre? Recuerdo que es dulce y sonoro
como los de los amados que la Vida exilia.Su mirada es parecida a la mirada de las estatuas
y, en su voz, lejana, calma y grave, tiene
la inflexión de las voces queridas que se han matado.También, de las Flores de Tamarindo, nos llegan aires de poesía en esta noche…
Agenciando inutilidades
la noche rebasa en su valor de incertidumbre…
Ella cabalga espumas triangulares, dijo…
Y yo… yo tocándola…
El silencio
estalló en olas saladas.
(Detrás del ojo
acecha el cuervo.)
El hombre no cree
aquello que la mujer sabe.
Ella se fue hace mucho…
cuando él mostró
su piel cobarde.
Es la fiesta de vencer los obstáculos.
La del salir del letargo.
La de acantonar las miserias. La de no manchar, con ellas, al amor.
Porque, después de todo, hay la canción. La canción de la propia sangre.
Bailando con la música más efímera y más eterna.
Bailando con la más absoluta idea de sabiduría.
Para despedir,
de modo rotundo,
esa mancha,
ese aparejo a la desdicha,
se nombra en su ideal,
en su suerte de heroísmo de saber,
y se pronuncia.
Sin más temblor,
acomoda su voz en el centro de su alma,
se apoya en sus piernas de reina, y dice:
mujer.
Pasaje sin rito
(aún estridente)
hecho carne
en el camino…
-devolución,
en el después-.
Boca ajena
(puño hecho palabra,
también
pasaje…)
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