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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar
un programa de Jorge Andrés Moya.
Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003
Si lanzamos nuestro deseo hacia delante, hacia la distancia, proyectamos.
Si hacemos visible, sobre una superficie, las sombras de alguna figura, proyectamos.
En psicoanálisis, se dice que la proyección es la operación por medio de la cual el sujeto expulsa de sí y localiza en el otro (persona o cosa) cualidades, sentimientos, deseos, incluso objetos
, que no reconoce o que rechaza en sí mismo.
Pero, en el origen de su enunciación nos encontramos con una riqueza otra: tiene, como punto de partida, lo abyecto
… lo bajo, lo rastrero.
Entonces, ¿qué es lo que, por medio de las operaciones simbólicas, del pensamiento, de cierta elaboración, podemos hacer con las sombras que nos habitan? Tal vez, de lo bajo, lo sublime. De lo que apenas resalta del suelo, lo elevado.
A un paso de los ciento cincuenta que conforman este camino hacia delante, a lo largo de las noches, pensar en proyecciones
se hace más abarcativo.
Nos ciñe a un hacia delante
pero nos evoca un desde aquel atrás
. Desde donde, seguramente, arrancada de las sombras, una idea se lanzó al afuera.
Se plasmó en palabras, se sucedió en tiempos pertinentes…
Tal vez, ese modo, este ejemplo, nos dice de los sueños… Esos que son inicio, indicio… de realidades, que marchan a la par de las sin-razones, que enloquecen de deleite durante la gesta.
Pro-eyección, arrojados fuera del paraíso del engaño cotidiano, sumamos centímetros de grasa que no hacen cifra por no cifrar el porvenir.
J. Derrida ha dicho que el psicoanálisis aún no se ha propuesto y por lo tanto no ha penetrado, no ha cambiado los axiomas de la ética, lo jurídico y lo político.
El psicoanálisis comprometido con lo ciudadano y con el más allá de lo ciudadano ha de denunciar estas eyecciones partidistas del sujeto fijado, soldado a la cultura bizarra de la decadencia actuante.
Proyectados al porvenir, ese porvenir de una ilusión que Freud denuncia, ese por-venir gestado en la confusión y el caos, pura precipitación, vital arcada de sin sentido aparente.
Dice el poeta dialogando desde el universo de letras, sin prosa ni rima:
Lo que uno proyecta… ser proyecto de sí con mí.
A partir de la de-construcción volver al sí ya sin mí, sin voces marcando el camino.
Palabras que hacen lo que se es y deshacen lo que se hubiera sido… bifurcación con lunares de diván, entonces la vida ya no es un tango como indicaría hoy Buenos Aires.
Del vacío de la suspensión momentánea, que crea suspenso real por la vuelta a la falta. Ahora construcción de diván, hasta que lo nunca proyectado ser… sea.
Porque aquello que se es no es hasta tanto no se sepa.
Amor a las letras, amor al pie de la letra, amores de poetas y psicoanalistas.
Proyección, construcción de lo por venir, misterio a descifrar en las señales que el camino denuncia y la propia estética construye, o, en su defecto, lenta pero segura muerte prematura.
Sueños-proyectiles, impactando sobre un mundo paradigmático que, sólo a veces, aprecia su llegada.
Proyectos, esbozos… barro que, enriquecido de pasión, engalanado con el trabajo y la insistencia, está a la vista, puede trocarse en valor…
Estos dibujos, paridos en lo oscuro, no lo olvidemos, son los hijos que, luego, vuelan y llevan lejos la mortaja…
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