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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar
un programa de Jorge Andrés Moya.
Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003
Compartir. Con-partir. Partir, parte. Parte, del latín pars
. Compartir
parece ser verbo de pares, de partes. Departir. Antes de partir, conversar. Para qué se com-parte? Para com-portarse? Se lleva, el que parte, su parte? Están los miedos… Es decir, si, después de compartir, podrá, cada uno, retirarse con su parte enriquecida… o habiendo entregado una parte… Fobias, de hoy y de siempre…
Se entreve, a la semana, abalanzarse (con sus dos lecturas, lanzarse y sopesar) sobre lo humano y sus derivados… y, por nombrar a uno de ellos: 'ser con otro'. De lo que nos habla, esta semana, entonces, es de lo que implica ese 'ser con otro'. De allí que dijéramos, los miedos… La peor parte de lo humano. La parte paralizada, lisiada en su ventura, acorralada en la construcción de su parti-tura. No nos alejamos demasiado y ya volvemos… parte extrema de la vida, portar la propia parte… aún, partidos de esa necesidad… o, quizás, por esa necesidad…
Ese es nuestro comienzo de cría humana: el dicho que dice que nos falta una parte… y que siempre nos faltará. De allí, el arte y el síntoma… Falo, decimos los psicoanalistas. Significante inaugural por ser el que no tiene significado y por ser el que reúne los que se le quieran atribuir. Poderoso y bravío nos mece en la distancia del imposible contacto… ¿Ese es el Otro? ¿Ese distante imposible de partir en un abrazo? ¿Imposible de abarcar en un momento compartido
?
Aunque el final sea el imaginado, vale la pena arrogarse la virginidad y lanzarse… Es tarea imposible, es con uno mismo… Repetimos, partidos de esa necesidad de ser con el Otro 'ese montoncito donde no falte nada', indagamos con propiedad pero, a veces, no apropiadamente, ese destino.
Pero hay modos de com-partir que parten al otro, lo trozan para darlo a lo social, enmascarado de contorsionista del asfalto. A continuación una breve descripción de modos patológicos del compartir. Ayer comenzamos a señalar algunos modos de relación, de su-puestos. Puestos en su laberinto, los sujetos humanos, cría de patologías tan humanas como la imposibilidad, se ubican en modos vinculares que llamaremos roles, en los casos donde esa distancia que se pretende zanjar se afianza en su incongruencia, vamos a hablar de roles disfuncionales. En el caso de la familia del adicto como en otros casos vinculares, ante el intento de compartir con el otro su laceración, se establece un compartir con las siguientes características:
las cosas siguen funcionando. Modo de com-partir sin partir, sin hacer diferencias, sólo carga de excesos para la insatisfacción. Este modo de compartir lleva a otra forma de vela-miento del deseo.
al margende las discusiones y de la dinámica del grupo. En realidad, es una máscara que cubre la tristeza y la decepción producto de su discapacidad para compartir.
Todos y cada uno de los integrantes de un grupo juegan alguno de estos u otros roles, sin tener idea de la dificultad que padecen. Entonces, se trata de compartir, esto es, en primer lugar, partir un espacio para albergar al otro. Otro que no puede ser incorporado al propio espacio, otro que nos enriquece con sus diferencias. Sólo en la diferencia y en lo creativo del acto se instala la posibilidad de compartir. Calidad de contacto, con-tacto, no-invasión de territorios. Así el mito del Andrógino nos persigue… mientras perseguimos a nuestra mitad, perdida en el tumulto… Com-partir, una técnica y una estrategia para devenir saciados en ficción… Pero, hay que decirlo: Bella ficción, si las hay!
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