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Homenaje a Igor Stravinski

Nació el 17 de junio de 1882. En el mes de su nacimiento le rendimos homenaje.

Igor Stravinski

Dice Igor Stravinski

Juzguemos al árbol por sus frutos y no nos enredemos con sus raíces.

Sus notas, las que penetran la carne y las que, también, sin detenerse, llegan al corazón de la fibra, describen la audacia, la revolución… La de quien, luego de cierto azar de encuentros, hizo novedad de la manera de mecer una pluma sobre el pentagrama. Con un estilo propio y una fuerza indómita supo nombrarse provocador… Hablamos de Igor, el compositor ruso de Oranienbaum (actualmente Lomonosov), el hijo de uno de los bajos de la Ópera Imperial de San Petersburgo.

Del que se dice que: Como su país natal, el genio de Igor Stravinski también fue múltiple, con una producción variada, cambiante y desigual. Quizá sus obras reflejan una vida agitada, sacudida por acontecimientos de alcance universal como la Revolución Rusa y las dos guerras mundiales. La música está omnipresente en su vida desde su más tierna edad, como para compensar lo que de niño trató en vano de encontrar en sus padres: ternura.

En las Crónicas de mi Vida, Stravinski insistió en dos recuerdos que quedaron grabados en su mente. Para él, el invierno significaba la ciudad, el cuarto de los niños, frío y oscuro; pero el verano se asociaba con la imagen del campo y el recuerdo de las aldeanas cantando al unísono, cuando regresaban por la tarde a sus labores. En aquellos momentos, relata -ya seguro de la sorprendente agudeza de su oído- tuvo conciencia de sí mismo como músico. Tenía entonces 5 años. Sin embargo, hasta los 9 no fue colocado ante un piano.

Al cambiar de siglo, Stravinski tenía 18 años. Se inscribió en la Facultad de Derecho, donde conoció al hijo de Rimski-Korsakov, quien le presentó en 1902 a su padre, con quien comenzaría a trabajar. El año de 1906 fue clave para el joven compositor. No solo se casó con su prima, Ekaterina Nossenko, sino que de esta época datan sus primeras composiciones como El Fauno y Pastora, la primera sinfonía o Fuegos Artificiales.

No obstante, el año de 1908 parece ser el verdadero comienzo de su creación. En esta época se contacta con Sergei Diaghilev, empresario de los Ballets Rusos, para quien orquestó obras de Chopin y las partituras de El Pájaro de Fuego. Con esta última obra, Stravinski conquistó, de la noche a la mañana, la celebridad y se codeó con los músicos de París, habiendo frecuentado a Maurice Delage y a Manuel de Falla.

En la tranquilidad familiar de su hogar en Suiza (donde vivía desde 1907 con sus tres hijos) compuso su segunda obra maestra: Petrushka. Desde entonces, sus triunfos y celebridad crecieron como la espuma, truncándose esporádicamente por ciertos quebrantos de salud. Pero la gran aventura de Stravinski se da en los años 1911 y 1913, cuando crea La Consagración de la Primavera. El estreno fue sonado. Silbidos y gritos se multiplicaron entre el público. Esta obra fue la constatación de que el primitivismo y la barbarie irrumpieron en la música, como hiciera años antes lo vulgar, con Petrushka. No obstante, el escándalo no impidió que Stravinski impusiera su tercera obra maestra.

En 1920 se trasladó a París. De esta época datan sus célebres Sinfonías de instrumentos de viento (1920), la ópera cómica Mavra (1922) y el ballet-cantata La boda, notablemente influido por la música tradicional rusa e interpretada por primera vez por los Ballets Rusos en 1923. En esta última obra, compuesta para 4 pianos, percusión y voz, y con influencia de las melodías tradicionales rusas, se advierte una liberación de las tensiones del diálogo que posteriormente caracterizó el resto de su obra.

Hacia 1923 empezó a componer sus primeras obras neoclásicas, marcadas por su interés en el estilo de los siglos XVII y XVIII. Estas obras también se caracterizan por un ideal de objetividad que en parte era una reacción contra el emocionalismo de finales del romanticismo. Este ideal se refleja posteriormente en su Autobiografía (1935), donde escribió: La música no tiene, por naturaleza… poder para expresar nada y opinaba que los intérpretes debían seguir las intenciones del compositor sin complementarlo con sus propias ideas… Algunas obras de este periodo son la ópera-oratorio Edipo rey (1927) con un texto en latín, versión de J. Danielou de un texto de Jean Cocteau inspirado en Sófocles y el melodrama Perséfone (1934), para recitantes, cantantes y orquesta, con texto de André Gide, inspirado en el mito griego, así como el ballet Apolo Musageta (1928, titulada posteriormente Apolo) entre otras obras escritas para el coreógrafo ruso George Balanchine. A mediados de la década de 1920, Stravinski atravesó una época de crisis espiritual y en 1926 se convirtió a la religión ortodoxa rusa (que había abandonado a los 18 años). Poco después, en 1930, compuso la Sinfonía de los salmos, para coro y orquesta. En 1939, Stravinski dejó Europa para trasladarse a Hollywood, California (Estados Unidos). Allí se mantuvo gracias a diversos encargos como Circus Polka (1942) compuesta para ser bailada por elefantes de circo; Danzas concertantes (1942) para orquesta y Escenas de ballet (1944) para una revista de Broadway, la Sinfonía en tres movimientos (1945), Misa (1948) y la ópera de gran éxito El progreso del libertino (1951, con libreto de W. H. Auden y Chester Kallman), obra que puede ser calificada como la culminación de su periodo neoclásico.

Durante su etapa en París, también trabajó como pianista y director para ayudar a mantener a su familia. Así empezó a componer obras que se ajustaban a su habilidad pianística, como el Concierto para piano e instrumentos de viento (1924). A comienzos de la década de 1920 se enamoró de la actriz Vera de Bosset Soudeikine, con quien contrajo matrimonio en 1940, después de la muerte de su primera mujer. Muchos estilos tentaron su creación, pero lo que sus adeptos no le perdonan es haber dejado Europa a inicios de 1940 y haberse vendido a la publicidad americana. Alguien ha dicho que: La atracción por el dinero malogró muchas cosas en él. Al revisar la orquestación de algunas partituras antiguas -con el exclusivo fin de obtener más ganancias- les privó de gran parte de su originalidad. Todo esto constituye una amarga miscelánea que acompañó la búsqueda del american way of life.

Tal vez, quepa, en esta caso, recordar su propia palabra… la palabra con la que, aquí, lo hemos presentado… Juzguemos al árbol por sus frutos…

En 1948 Stravinski entabló amistad con el joven director estadounidense Robert Craft, quien pasó a ser su asistente musical. Craft le animó a escuchar la música de los serialistas, que trataban la melodía atonal como una serie de tonos sin relaciones armónicas o melódicas y cuyas técnicas se basan en el sistema dodecafónico del compositor vienés Arnold Schönberg. Aunque Stravinski había rechazado anteriormente las teorías de Schönberg, se interesó por la música de su discípulo, el compositor austriaco Anton Webern. Poco a poco, Stravinsky empezó a utilizar las técnicas seriales, integrándolas a su manera (como había hecho con todas las anteriores influencias musicales) en composiciones como la cantata Threni (1958), Movimientos para piano y orquesta (1959) y su última gran composición, Requiem canticles (1966). En 1967, con 80 años y con una salud débil, dirigió su última grabación. Poco a poco la salud de Stravinski fue agotándose, empeorando desde 1962. Tras varios ataques murió de infarto en la madrugada del 6 de abril de 1971, en Nueva York, y fue enterrado en Venecia, cerca de la tumba de Diaguilev. Durante su vida, Stravinski utilizó muchos estilos de música; un estilo fecundo con influencias de la música tradicional rusa, el primitivismo, el jazz, el neoclasicismo, la bitonalidad, la atonalidad y el serialismo. Su gran habilidad como compositor residía, en parte, en su capacidad para seguir evolucionando y en hacer suyas las técnicas nuevas. Según sus palabras, seguir un sólo camino era retroceder. Las obras de Stranvinski por su originalidad, fuerza y racionalidad reflejaron y a la vez influyeron las corrientes más importantes de la música del siglo XX.

La obra de Stravinski, que va desde 1903 a 1967, se compone de 101 números de opus que abarcan todos los géneros: música vocal, profana y religiosa, para solos y para coros; música de cámara, para ballets, oratorios, óperas y orquestal.

Como ha dicho Debussy, tras escuchar Pájaro de fuego, fue un «joven salvaje». Nosotros decimos, además… genial y provocador a lo largo de toda su vida… a lo ancho de toda su decisión de ir, siempre, más allá de los caminos formales y esperados… Subversión que ha hecho una nueva ley, el legado…

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