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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

El deseo de crecer

Programa emitido en marzo de 2003

Dice Jude Wanniski:

El crecimiento, incluido el crecimiento político, es el resultado de la voluntad de correr riesgos.

Dicho éste que nos habla de aquello que, quizás, sea el mayor de los obstáculos para nosotros, los mortales neuróticos, amantes de la repetición… Correr riesgos implicaría atreverse a ver lo que nunca hemos visto antes, a saborear manjares desconocidos y a treparnos a aquel escalón temerario… el más alto. Sí, crecer es una empresa ilimitada y riesgosa. Una acción no garantizada que puede arrojarnos a un por-venir insospechado.

Así, hablaremos de los paradigmas… (Palabra de origen griego que significa ‘yo muestro’…) Como dice Barker, paradigma es "un conjunto de reglas que definen límites, y establecen lo debido para tener éxito dentro de esos límites". Pero hay una observación: Los seres humanos tenemos paradigmas con pocas reglas, y una tendencia fuerte a aferrarnos a ellas. Clásico ejemplo de ello, los suizos… seguramente, muy a su pesar.

Los suizos eran, en los años 60´s, los que dominaban el mercado de los relojes. Ellos mismos inventaron el reloj de cuarzo, pero no pensaron que tuviera futuro, porque no concordaba con su paradigma de lo que tenía que ser un reloj (una máquina con manecillas, cuerda, etc.). Vendieron la patente a los japoneses y ahora son ellos los que dominan el mercado de los relojes a nivel mundial. "Un cambio de paradigma comienza a gestarse cuando se acumula un exceso de cuestiones que salen del marco ordinario y el paradigma actual no puede explicar.

Este es cuestionado de manera continua y, bajo estas circunstancias, puede surgir una nueva y poderosa evidencia que explique las contradicciones aparentes introduciendo un nuevo principio… una nueva perspectiva… un nuevo paradigma. Al provocar la creación de una nueva teoría , más comprensiva, el resultado no es destructivo, sino instructivo. A fin de cuentas, un nuevo paradigma genera conocimiento, nuevos datos y, por lo tanto, nueva información" (Valdes). Así, lo social. Y, como es sabido, lo social muestra siempre lo
individual…

Así lo dice Freud, en Las resistencias contra el psicoanálisis

El lactante, sostenido por el brazo de su nodriza, que se aparta sollozando de una cara extraña; el creyente que inicia el nuevo año con una oración, y que saluda, bendiciéndolos, los primeros frutos del estío; el aldeano que se niega a comprar una guadaña si no lleva la marca de fábrica familiar a sus antecesores: he aquí tres situaciones cuya discrepancia es manifiesta y que parecería acertado reducir a motivos particulares para cada una. Sin embargo, sería injusto ignorar, lo que tienen de común. En los tres casos se trata de un mismo displacer, que en el niño halla expresión elemental y primitiva, en el creyente aparece artificiosamente elaborado, para el aldeano se convierte en motivo de una decisión.

Pero la fuente de este displacer es el esfuerzo que lo nuevo exige a la vida anímica, el desgaste psíquico que le impone, su concomitante inseguridad exacerbada hasta la angustiosa expectativa… La aprensión ante lo nuevo no debería sentar plaza en la labor científica. La ciencia, eternamente incompleta e insuficiente, está destinada a perseguir su fortuna en nuevos descubrimientos y en nuevas concepciones. Para evitar el engaño fácil le conviene armarse de escepticismo, y rechazar toda innovación que no haya soportado su riguroso examen. Mas este escepticismo muestra en ocasiones dos características insospechadas, pues mientras se opone con violencia a la novedad recién nacida, protege respetuosamente lo que ya conoce y acepta, conformándose, pues, con reprobar aun antes de haber investigado. Pero así se desenmascara como un simple heredero de aquella primitiva reacción contra lo nuevo, como un nuevo disfraz para asegurar su subsistencia. Todos sabemos cuán frecuentemente en la historia de la investigación científica las innovaciones fueron recibidas con intensa y pertinaz resistencia, revelando la evolución ulterior que ésta era injusta, y aquéllas, valiosas e importantes. Por lo general eran ciertos elementos temáticos de la novedad los que provocaban la resistencia, aunque por otro lado siempre debían concurrir varios factores para poder desencadenar esa reacción primitiva.

Una recepción particularmente ingrata le fue deparada al psicoanálisis… Su novedad era indiscutible, aunque junto a estos hallazgos elaborara cuantioso material ya conocido de otras fuentes, además de resultados emanados de las doctrinas del gran neuropatólogo Charcot y de impresiones surgidas de los fenómenos hipnóticos… Pero ciertas vinculaciones, que al principio no pudieron ser sospechadas, llevaron al psicoanálisis más allá de su objetivo original. De tal manera, por fin, llegó a sustentar la pretensión de haber fundado sobre nuevas bases nuestra entera concepción de la vida psíquica, pretensión que afianza su importancia en cuanto sector del conocimiento se apoye en la psicología. Después de un decenio de completo desdén, se convirtió de pronto en objeto de interés público, y al mismo tiempo desencadenó una tempestad de indignada reprobación…

Más adelante, agrega:

Las fuertes resistencias contra el psicoanálisis no eran, pues, de índole intelectual, sino que procedían de fuentes afectivas; esto permitía explicar su apasionamiento y su falta de lógica. La situación se adaptaba a una fórmula muy simple: los hombres, en tanto que masa humana, se conducían frente al psicoanálisis exactamente igual que un individuo neurótico sometido a tratamiento por sus rastornos…

Para finalizar diciendo:

Por otra parte… debemos reconocer que sólo en su menor parte (las resistencias) son de la especie que se suele enfrentar a la mayoría de las innovaciones científicas. La parte más considerable obedece a que el contenido de esta doctrina había herido fuertes sentimientos de la humanidad. Entonces, al deseo de crecer, habrá que inventarlo y, luego, alimentarlo, parándose en el deseo de abarcar otros mundos, sin importar qué heridas puedan producírsenos. Ya que ellas, serán las cicatrices del orgullo de haberlo hecho… y el punto de partida de mayores beneficios…

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