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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Noche libre

Programa emitido en septiembre de 2003

Aquí, uno de los textos leídos en la presentación del nuevo libro de la autora Jeanne Ponté, realizado en la Fundación C.E.P., el miércoles 27 de agosto:

Ellos saben del amor, viven el amor de los libros, palabras compradas a los amantes para no descreer. El camino está trazado. La mujer sabe, el escritor ciego se lo ha dicho, en los pliegues está Dios que aguarda, el Dios de lo sorpresivo, ese Dios que no censura ni claudica, el Dios del cuerpo. Ella piensa, todo escritor es ciego. Las palabras hacen el amor en el paraíso mortal de todo engendro de luz. Ese escritor heredó letras, como aguijones de exóticos insectos oníricos.

Puntadas en una vieja mortaja que no lo abandonaban, persecución en la eterna noche blanca de sus ojos. Como calidoscopio solar; la infinita claridad se enlaza en sus pupilas, con la soberana oscuridad de una noche eterna. Presagios, trozos despedazados de tinta poblados de presagios. Como la Lotería de Babilonia, su propio cuerpo era morada de fantasmas. Como Aleph de huesos, sus mutilados ancestros, le exigen llenar hojas en blanco, con la tinta caliente de su sangre.

Desde su vieja y majestuosa biblioteca, inglesa hasta el extremo del juego de su soberbia madera. Desde los estantes más remotos de esa inmensidad, las páginas se abren azarosamente. Los libros que atesora lo atacan hasta arrancar de sus sentidos un grito pleno, punzante devenir de un virtuosismo que se reconoce circular, letra escrita por los dedos del silencio. Leer es perder la memoria. Los textos, dice ella, encuentran al lector y lo atrincheran.

Así en los pliegues de cada suceso Dios aguarda vestido de mortero, un Dios que copula con las letras del alma, para dejar que madure la vida sin tiempo, último eslabón perdido definitivamente de la cadena del ser. Un Dios que la mujer sabe es ella misma. Así sumada a la oscuridad de una lectura de bordes propios, extrae del profanado saco de su memoria, recuerdos lineales. La vida cuando es lineal, ella sabe, es como no-vida. Pocos saben de estrategias, un gran estratega dijo:

Para llegar se necesita mezquindad y para permanecer se necesita grandeza. Siempre es igual, una vida no lineal, una vida descarnadamente vital reclama una brutal mezquindad y una proverbial grandeza. Se trata de estrategias para apoderarse de lo propio, se trata de impiedad para ser en el centro de la piel.

Negación de alimento a los sentimientos medidos. Se trata de cabalgar las propias paradojas, sostener las contradicciones en los momentos de pérdida y en los momentos de rescate de deseo. Se trata de ser culpable de estar vivo, pero no ser responsable de la vida. La vida responde por sí, se anticipa a los ardides de una historia que miente, texto que explora el desafío.

Jeanne Ponté

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