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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

De buenas y malas compañías

Programa emitido en mayo de 2003

Compañía, una de las tantas acepciones del diccionario dice: Unión y cercanía entre personas o cosas o estado en el que se encuentran juntas: se hacen compañía. Se trata de hablar de la relación de las personas con las cosas, en este caso, con los libros.

Muchos son los que han encontrado la primera ley en la palabra escrita. Palabra que ha acompañado durante años de infancia, mostrando un mundo al que no se podía acceder de ninguna otra manera.

Esa compañía diurna y nocturna funcionó, en muchos casos, como incorporación de función paterna. Dice Lacan Supongamos que esa situación entrañe precisamente para el sujeto la imposibilidad de asumir la realización del significante padre a nivel simbólico. ¿Qué le queda? Le queda la imagen a la que se reduce la función paterna. Es una imagen que no se inscribe en ninguna dialéctica triangular, pero, cuya función de modelo, de alienación especular, le da pese a todo al sujeto un punto de enganche, y le permite aprehenderse en el plano imaginario.

Esas primeras palabras labrando ley. Esas buenas compañías… los libros.

Freud decía que la función paterna era constitutiva del aparato del alma, del aparato psíquico. Sujetarse a la ley para no caer en el caos de toda articulación del deseo, y bueno, las cosas pueden marchar, estarán exactamente tendidas entre el me funaï, puede no haberme nunca engendrado en el límite y lo que se denomina la baraka en la tradición semita e incluso bíblica hablando con propiedad, a saber, al contrario, lo que me constituye prolongación viva, activa de la ley del padre, del padre como origen de lo que va a transmitirse como deseo.

Como vemos, la compañía de otros seres, o de objetos, parece no ser posible sin deseo, ese deseo que se abre cuando nacemos, barrados por el lenguaje.

Hoy, lo escrito tiene un origen. Hoy, es 6 de mayo.

Allá, por 1856, nacía un bebé que, con el tiempo, se convertiría en médico y, luego, en el fundador del Psicoanálisis, el Dr. Sigmund Freud. No podemos dejar de recordar esta fecha cara a nuestra tarea. Dijo Cicerón: El agradecimiento es la mayor virtud.

Nuestra fundación le agradece la valentía de decir más allá de lo posible y la genialidad de no cerrar ni sus oídos ni su boca. Las palabras de él, como toda palabra que sin alarde hace saber, saber decir, son nuestra buena compañía: En general estoy progresando bastante bien con la psicología de las neurosis, y tengo buenos motivos para estar satisfecho. Espero que también prestes oído a algunas cuestiones metapsicológicas que he de plantearte… Si a nosotros nos fueran deparados todavía unos pocos años más de tranquila labor, estoy seguro de que dejaríamos un legado que justificaría nuestra existencia. Esta convicción me fortalece contra todos los pesares y los esfuerzos cotidianos. En mi juventud no conocí mas anhelo que el del saber filosófico, anhelo que estoy a punto de realizar ahora, cuando me dispongo a pasar de la medicina a la psicología. Llegué a ser terapeuta contra mi propia voluntad.

Como homenaje a su nacimiento, algunas palabras para aquellos que desconocen su vida y su obra. Sigismund Schlomo Freud nació el 6 de mayo de 1856, en Freiberg, Moravia, ahora Pribor, en la República Checa, fue el hijo de Jacob Freud y su tercera esposa Amalia, la cual era 20 años menor que su esposo. Sigi, como sus parientes le llamaban, fue seguido por siete hermanos y hermanas menores.

La constelación familiar era particular, dos medio hermanos de Freud, Emmanuel y Philipp, eran casi de la misma edad que su madre. Freud era un poco más joven que su sobrino John, el hijo de Emmanuel. Situación que abre el interés de Freud por la dinámica familiar… todo parece llevarlo a la formulación del Complejo de Edipo.

El padre de Freud fue un modesto comerciante de madera que mudó a la familia a Leipzig, Alemania, en 1859, y que luego se estableció en Viena, por el año de 1860, donde Freud se mantuvo hasta 1938.

Cuando Freud tenía ocho años, leía a Shakespeare y, durante su adolescencia, escuchar la lectura sobre el ensayo de Goethe sobre natura lo impresionó profundamente.

Abrevió su nombre a Sigmund Freud en 1877. Primero consideró estudiar leyes, más tarde se decidió por la carrera de médico investigador, comenzando sus estudios en la Universidad de Viena en 1873. Como estudiante, Freud comenzó su trabajo investigativo sobre el sistema nervioso central, guiado por Ernst von Brücke en 1876 y fue calificado como doctor en medicina en 1881. En 1882 comenzó a trabajar en la Clínica Psiquiátrica de Theodore Meynert y posteriormente estudió con Charcot, en el Salpetrière de Paris en el año de 1885.

Desde 1884 hasta 1887 Freud publicó varios artículos sobre cocaína. Se casó con Martha Bernays en 1886. La pareja tuvo seis niños; Matilde en 1887; Jean–Martin en 1889; Oliver en 1891; Ernst en 1892; Sophie en 1893 y, por último, Anna en 1895. Estableció su práctica privada, especializándose en desórdenes nerviosos. Su interés por la histeria fue estimulada por Breuer y Charcot al utilizar la hipnoterapia entre los años de 1887 a 1888. En 1891, Freud se mudó a un apartamento en Berggasse, el cual se conviertió en el Museo de Freud, 80 años después, en 1971.

Freud y Breuer publicaron sus descubrimientos en Estudios sobre Histeria (método catártico) en 1895; en el mismo año, Freud pudo analizar, por primera vez, uno de sus sueños.

También escribió 100 páginas de borrador de un manuscrito, el cual fue publicado después de su muerte, bajo el nombre de Proyecto para una Psicología Científica, en 1950.

Entre 1895 y 1900 Freud desarrolló muchos de los conceptos que posteriormente fueron incluidos en su teoría y práctica del psicoanálisis, pero el término psicoanálisis (libre asociación), nace en 1896.

Después de romper relaciones con Breuer y reaccionar a una crisis, debido a la muerte de su padre, Freud comienza su propio autoanálisis, en 1897, explorando sus sueños y fantasías, y contando con el apoyo emocional de su amigo cercano Wilhelm Fliess.

La Interpretación de los Sueños, libro que Freud considera el más importante de todos, se publica en 1899, pero no sale a luz pública hasta 1900 porque quería que su gran descubrimiento estuviera asociado con el comienzo de un nuevo siglo.

Analiza a una joven paciente llamada Dora y publica en 1901 La psicopatología de la vida cotidiana.

Siendo profesor de la Universidad de Viena, funda la sociedad psicoanalítica de los miércoles en 1902, un pequeño grupo de cinco hombres, incluyendo a Freud, Alfred Adler, Max Kahane, Rudolf Reitler y Wilhelm Stekel.

Para 1908 este grupo se expandió a 20 miembros y cambiaron su nombre al de Sociedad Psicoanalítica de Viena, se incorporan Otto Rank, Abraham Brill, Eugen Bleuler y Carl Jung. Posteriormente en el Primer Congreso de la Psicología Freudiana se unen Sándor Ferenczi y Ernest Jones. Con el gran movimiento, Freud enfrenta la deserción de miembros de su círculo original, en 1911 Alfred Adler y en 1913 Jung, que formaron sus propias escuelas de psicología.

La primera parte de Introducción a lecturas sobre psicoanálisis es publicada en 1916. Le diagnostican cáncer en la mandíbula en 1923, y durante 16 años, se mantiene productivo, a pesar del doloroso tratamiento que incluyó 33 cirugías. Es importante mencionar que nunca abandonó su adicción al cigarro, lo que da cuenta de un acontecimiento en el orden del cuerpo más cercano a su pasión que a causas orgánicas.

En 1925, aparece el primer volumen de la colección de trabajos de Freud. En 1930, Freud fue honrado con el Premio Goethe de Literatura. En 1935, fue elegido Miembro Honorario de la Sociedad Real Inglesa de Medicina. Durante el poderío Nazi, Freud se muda a Inglaterra, lugar donde muere a los 83 años el 23 de septiembre de 1939.

Jaques Lacan haciendo letra de los trazos de su maestro, Sigmund Freud, nos acompaña en el desierto del ser de esta manera:

Los sufrimientos de la neurosis y de la psicosis son para nosotros la escuela de las pasiones del alma, del mismo modo que el fiel de la balanza psicoanalítica, cuando calculamos la inclinación de la amenaza sobre comunidades enteras, nos da el índice de amortización de las pasiones de la civitas.

En ese punto de juntura de la naturaleza con la cultura que la antropología de nuestros días escruta obstinadamente, solo el psicoanálisis reconoce ese nudo de servidumbre imaginaria que el amor debe siempre volver a deshacer o cortar de tajo.

Para tal obra, el sentimiento altruista es sin promesas para nosotros, que sacamos a luz la agresividad que subtiende la acción del filántropo, del idealista, del pedagogo, incluso del reformador.

En el recurso, que nosotros preservamos, del sujeto al sujeto, el psicoanálisis puede acompañar al paciente hasta el límite extático del "tú eres eso", donde se le revela la cifra de su destino mortal, pero no está en nuestro solo poder de practicante, el conducirlo hasta ese momento en que empieza el verdadero viaje

Así, introducidos de la mano del maestro a la idea de acompañar, tocaremos dos de sus vertientes.

Acompañar palmeando el hombro o acompañar señalando cauces…

En el primer caso no hay cambio de camino, no hay posibilidad de lo nuevo. En todo caso, hay silencio. En el segundo, hay sostén al tiempo que variedad de significaciones, hay posibilidad de elegir. Hay palabra… pala que abre a decir… Tal vez, el origen del vocablo nos dé la clave de lo humano… (eso hacia lo cual tanto nos inclinamos).

Acompañar, derivado de compañero: del antiguo y dialectal compaña (compañía), que, a su vez, procede del latín vulgar compania, derivado de panis (pan) en el sentido de acción de comer de un mismo pan.

Decíamos… eso humano, que no quiere disparidades, que ama la masa, la misma para todos.

Comer del mismo pan

¿Por qué no la variedad, la diversidad e, incluso, la diversión (di–versión, el decir varias versiones)?

Tal vez, lo inhumano radique en mantenerse en el sesgo de lo difícil… es decir, en soportar ser diferente, en soportar estar con alguien diferente.

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