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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Pasar la pelota

Programa emitido en enero de 2003

Este argentinismo tiene su origen evidente en el fútbol. De allí, que pueda querer señalar que se trata de delegar, de trabajar en equipo. También la palabra pelota remite a prestar atención… dar pelota.

Entonces, tal vez se trate, hoy, de decir de cierta consideración por el otro que, a los humanos, nos resulta bastante difícil… Esa falta de consideración, ese egoísmo, esa manera narcisista, infantil, de relacionarse es la que argumenta este reclamo generalizado.

No hay naturalidad en la creación de un espacio común con otros. Como no la hay en el hablar… ese esfuerzo, que todos registramos, es el que, a veces, nos deja fuera del juego… de ese juego enriquecedor de intercambio con los otros.

Hablar a otro, realmente a otro… A otro (con minúscula, diremos los psicoanalistas, para diferenciarlo del Gran Otro, con mayúsculas, por la mayúscula importancia otorgada a esas figuras primordiales que regulan nuestras acciones, a partir de señalarnos la diferencia entre el bien y el mal, por ejemplo…) Aquí, haremos un alto para incluir cierta relación con la teoría…

Otro: Término utilizado por Jacques Lacan para designar un lugar simbólico -el significante, la ley, el lenguaje, el inconsciente o incluso Dios- que determina al sujeto… en su relación con el deseo.

Se lo puede escribir con una mayúscula, y se opone entonces al otro con minúscula, definido como otro imaginario… Pero también puede recibir la grafía "gran Otro" o "gran A", oponiéndose entonces al pequeño otro, o al pequeño a, definido como objeto a.

Como todos los freudianos, Lacan plantea la cuestión de la alteridad, es decir, de la relación del hombre con lo que lo rodea, con su deseo y con el objeto, en la perspectiva de una determinación inconsciente. Pero, más que los otros, él intenta señalar lo que diferencia radicalmente al inconsciente freudiano de todas las concepciones del inconsciente derivadas de la psicología. De allí su terminología específica (Otro/otro) que diferencia lo concerniente al tercer lugar (es decir, la determinación por el inconsciente freudiano, Otro) de lo que es propio de la pura dualidad (otro) en el sentido de la psicología.

Dicho esto, para abarcar la relación entre ese otro con minúscula que, por devenir del francés autre, se escribe como a… objeto del deseo, para nuestra notación.
Así, llegamos a poder pensar la relación ese objeto causa del deseo y la alteridad… relación desvestida del lenguaje, impregnada de él…

Decíamos, hablar a otro, hacer con otro, trabajar con otro… parece ser tarea imposible. Lo vemos en esa consecuencia de estos tiempos… las fobias. De allí, esta otra lectura al pie. P-azar… al decir de Lacan: el azar tiene una sola carta. Esto nos avisa de la existencia de ese Otro, hay una sola carta para jugar.

Azar y pasar, pasar sin vivir la propia vida. Ese parece ser el des-tino del neurótico. Pasar la pelota es un modo de no hacernos cargo de lo hecho… al decir del ser humano: lo que no se puede, se deja. 'Pasar la pelota', es eso.

Los seres humanos se pasan la vida pasando la pelota a los demás y, si bien, puede ser cierto que, en el origen, la pelota era del otro, ahora, que es nuestra, en lugar de jugarla, la pasamos… la culpa es del otro, la responsabilidad es del otro, que el otro se haga cargo, nosotros no tenemos nada que ver y, si no, será porque Dios lo quiso.

Esa parece ser la esencia de los humano. Freud lo nominó, en Mas allá del Principio del Placer, repetición. El sujeto sujetado repite hasta el hartazgo, es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Los seres humanos, somos puro principio del placer, búsqueda constante del equilibrio. Dice Freud:

No nos maravilla en exceso este perpetuo retorno de lo mismo cuado se trata de una conducta activa del sujeto y cuando hallamos el rasgo característico permanente del ser, que tiene que manifestarse en la repetición de los mismos actos.

Y continúa aclarándonos:

la prevalencia de las sensaciones de placer y displacer son todas las excitaciones exteriores, y en segundo, la orientación de la conducta contra aquellas excitaciones interiores que traen consigo un aumento demasiado grande de displacer. Tales excitaciones son tratadas como si no actuasen desde dentro, sino desde fuera, empleándose así contra ellas los medios de defensa de la protección. Es éste el origen de la proyección.

Como decíamos, la culpa es del otro… Y, si así sigue el juego, ocurre como dice el poeta… uno siempre llega tarde, a donde nunca pasa nada.

Dice Pierre Rey:

No es gran cosa lo que se elige. Ni el momento de nacer, ni el nombre que llevamos… ni aquellos que más tarde nos herirán por haberlos amado. Surgimos de un deseo que para nosotros será siempre ajeno, marcados con hierro por el lenguaje y el lugar que, incluso antes de que fuéramos concebidos, nos habían sido destinados como nuestros para otras personas, con una venda en los ojos gritamos libertad y morimos a ciegas.

¿Entonces?… Si articulamos el goce a la función de corte, el corte con la repetición, el corte con el gran Otro, el corte con el goce mortífero, es posible. Hay una falta que habita al sujeto, un agujero… Podemos ir mas allá de la angustia, ser unos cortadores recortados, hacernos de un nombre y del juego que querramos jugar.

Por ello, para inaugurar un año de revolución, que es nuestro deseo, insistiremos en la recomendación de lo imposible…

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