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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Derechos humanos

Programa emitido en diciembre de 2002

De los derechos humanos, el más importante, es el derecho a ser. Ser, en su pleno sentido, ser en suma, ser en despliegue... de las propias habilidades, de las propias capacidades.

Lacan dice:

Lo que llamo ceder en su deseo se acompaña siempre en el destino del sujeto, lo observarán en cada caso, noten su dimensión, de alguna traición. O el sujeto traiciona su vía, se traiciona a sí mismo y el lo aprecia de este modo. O, más sencillamente, tolera que alguien con quien se consagró más o menos a algo haya traicionado su expectativa, no haya hecho respecto a él lo que entrañaba el pacto, el pacto cualquiera sea éste, fasto o nefasto, precario, a corto plazo, aún de revuelta, aún de fuga, poco importa.

Algo se juega alrededor de la traición cuando se la tolera, cuando, impulsado por la idea del bien, entiendo del bien de quien ha traicionado en ese momento, se cede al punto de reducir sus propias pretensiones y decirse: pues bien, ya que es así renunciemos a nuestra perspectiva, ninguno de los dos, pero sin duda tampoco yo, vale más, volvamos a entrar en la vía ordinaria. Ahí, pueden estar seguros de que se encuentra la estructura que se llama ceder en su deseo.

Franqueado ese límite en el que les ligué en un único término el desprecio del otro y de sí mismo, ya no hay retorno. Puede tratarse de reparar, pero no de deshacer. ¿No es este un hecho de experiencia que nos muestra que el psicoanálisis es capaz de proporcionamos una brújula eficaz en el campo de la dirección ética?

Les articulé pues tres proposiciones. La única cosa de la que se puede ser culpable es de haber cedido en su deseo. Segundo, la definición del héroe, aquel que puede ser impunemente traicionado. Tercero, esto no está al alcance de todo el mundo y es la diferencia entre el hombre común y el héroe, más misteriosa pues de lo que se cree. Para el hombre común, la traición, que se produce casi siempre, tiene como efecto el arrojarlo definitivamente al servicio de los bienes, pero con la condición de que nunca volverá a encontrar lo que lo orienta verdaderamente en ese servicio.

Finalmente, el campo de los bienes, naturalmente eso existe, no se trata de negarlos, pero invirtiendo la perspectiva les propongo lo siguiente, cuarta proposición. No hay otro bien más que el que puede servir para pagar el precio del acceso al deseo, en la medida en que el deseo lo hemos definido en otro lado como la metonimia de nuestro ser. El arroyuelo donde se sitúa el deseo no es solamente la modulación de la cadena significante, sino lo que corre por debajo de ella, que es hablando estrictamente lo que somos y también lo que no somos, nuestro ser y nuestro no-ser, lo que en el acto es significado, pasa de un significante a otro en la cadena, bajo todas las significaciones.

De allí que hablar del ser, no del tener, sea hablar de ética y, en este sentido, el derecho a la ética es un derecho forzado, forzoso... Un derecho, forzosamente, hecho a la fuerza. No vendrá nunca dado, habrá que ganarlo palmo a palmo en la lucha por ser... héroe. Héroe de lo propio, héroe cotidiano del propio día, del propio hacer y des-hacer.

El diccionario nos indica, con respecto a la etimología del término poder, tener fuerza, tener la facultad o el medio de hacer una cosa, ejercicio de una actividad o cumplimiento de una operación...

Platón vincula el ser con la potencia y sostiene que Los seres no son otra cosa que potencia. De lo anterior podríamos deducir que Ser implica tener poder de obrar sobre otra cosa o de ser afectado por ello, lo que nos permite entender el alcance total con que podemos concebir el poder sobre la propia vida. Desde esta perspectiva, el poder es inherente al ser. A partir de lo expuesto podemos pensar al ser como fundamento último del poder.

El poder entra en juego en todos los vínculos humanos, está siempre presente; las relaciones entre los hombres implican siempre relaciones que, en cuanto potencia, se transforman en posibilidad y sostén; así como dicha potencia puede dar lugar a conflictos de todo tipo, se trata de la esencia de lo humano que debe funcionar en su plenitud. Des-hacer lo cómodo de la existencia, devaneo de la locura, ingesta de vanidades.

El poeta dice: Y luego ha entrado un espectro. Es un alguacil que viene a torturarme en nombre de la ley; una concubina infame que viene a quejarse de su miseria y a añadir las trivialidades de su vida a los dolores de la mía; o el botones del director de un periódico que me reclama la continuación de un manuscrito. (Charles Baudelaire)

El derecho del humano, desde un decir psicoanalítico, no se ligará sino con el derecho a ese ser del sin-sentido, estructurado como un lenguaje, que abomina de claridades si se sabe bien-leerlo.

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