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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Balance de trabajo

Programa emitido en diciembre de 2002

Balance, también, movimiento que hace la nave de babor a estribor, o al contrario. Entonces, barca plena de interrogantes en movimiento, la de estos tiempos… ¿Trabajo para la deuda del afuera? ¿Para la interna? ¿Cuál pesa más en el momento de ponernos a trabajar? ¿O de evaluar el trabajo?

Y, debemos decirlo, aunque parezcan referencias a esta Argentina que, por supuesto, las contiene, hablamos de lo más profundo del humano.

¿Por qué se trabaja? ¿Porque se supone el medio para habitar un entorno consumista? ¿O porque hace a la posibilidad interna de creación y goce?

Es un modo de este tiempo el que, priorizando el cash y las gaseosas (burbujas dulces que empalagan sin alimentar), parece decir que el trabajo es dinero y el dinero es para dar nombre. Tal vez, aquí, debamos hacer un alto y plantearnos si eso es todo lo que el trabajo representa.

Para ello demandaremos al origen la consabida respuesta. Allí el trabajo se liga con el sufrimiento, con el esforzarse, el procurarse por, de donde, más tarde, surgirá el laborar, el obrar.

Estos tiempos son propicios, también, para enfrentar este de-velamiento… No todo se llama, para todos, del mismo modo, ni es, para todos, lo mismo. Ni es éste el espacio para hablar de todo ello. Sí diremos que, para muchos la falta de trabajo ha hecho el hambre y, para otros, ha hecho la sustancia de un vacío de otro orden. Es decir, la puesta en evidencia de otras carencias. Parece que, perdidos de la posibilidad del nombramiento, de la posición, del representante de una condición, los ha arrojado a un desierto.

Trabajo y dolor anudados. Dolor real, para muchos; dolor imaginario, para otros… Casi bíblico este pariente del parto, lo harás con dolor… Y, al igual que a él, le cuesta la asociación con el goce.

Pero, retomando la lectura de la letra, esta tortura, este tripalium, puede tener la condición de ligarnos a ese otro goce que nada tiene que ver con el mortífero, con el del masoquismo.

Así, recordamos, cómo nos lo dice Lacan:

El trabajo… Quizás hayan oído ustedes hablar de esto, viene de tripalium, que es un instrumento de tortura. Y que estaba hecho de tres estacas. En el Concilio de Auxerre, se dijo que no era conveniente para los sacerdotes ni para los diáconos estar al lado de ese instrumento con el cual eran atormentados los culpables No era conveniente que el sacerdote ni el diácono estuviesen allí (eso quizá les habría puesto en erección).

Está, en efecto, muy claro que el trabajo, tal como lo conocemos por el inconsciente, es lo que hace de las relaciones -las relaciones con ese saber por el que somos atormentados- es lo que hace de esas relaciones el goce.

Dice Poe:

El intelecto puro apunta a la verdad, el gusto muestra la belleza y el sentido moral nos enseña el deber.

Concordancia entre el arte y la moral, es importante para esta vida humana esa concordancia, drama ético que nos recorre hasta el calambre, ese que pone ven-da, lo que soy lo escondo en lo más recóndito del ser que me atormenta.

Atravesados por el andar a medias, también mediamos entre hacer arte de la vida, tripalium del infierno, para asomar el anillo al dedo que, de tan insensato, huye.

Trabajo par reasegurar el cielo sin oprobio en la iniquidad de un vicio que no expone lo endeble, cobardía calcinante.

Entonces, vueltos como medias hacia nuestra deuda interna, tal vez, debamos decir, que hemos sido arrojados sin piedad a la evidencia de otra falta…

Dicho esto, en términos más abarcativos que los que establece la visión de una relación trabajo-ganancia concreta…

Entonces, como formulación de deseo: no hagamos como los diáconos y los sacerdotes… Sólo con el trabajo, en ese saber que nos atormenta y que rechazamos, la balanza podrá inclinarse en nuestro favor.

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