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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

El fuego y el alma

Programa emitido en julio de 2003

El fuego y el alma… casi el deseo…

Hermoso mío… Te imagino en ese día… llegando, besándome sin demoras, sin urgencias, acentuando cada movimiento con tus palabras… esas, las del deseo, también, las de la ternura… y en un tiempo infinito, plagado de mordiscos, de caricias, de abrazos, te imagino sacándome la ropa, desvistiéndome de todo, llevándome a la cama.. para sentirte, ya sin rodeos, ya sin vestigios mundanos, desnudo… en la carne y en alma… entregado… como yo… a una dimensión plena de fuego… a un espacio sediento de todas las maneras del abrazo… te imagino dejándome sentir el calor de tu cuerpo, de tu sexo erguido, de tu boca ansiosa por recorrer mis sabores… imagino esa tensión que aumenta… ese deseo que pide ser colmado… te imagino penetrándome la vida, habitando todos mis vacíos, todos mis pliegues, toda mi emoción… para ir creciendo, en una cabalgata embravecida, hacia lo que nos llama desde la especie… hacia lo que nos hace humanos… te imagino casi en el colmo de la locura… imagino que ya no detengo mis gemidos… que nuestra savia se mezcla, toda, en esa cama, en ese tiempo, en ese juego absoluto de pasión… te imagino dándome, pidiéndome todas las formas del contacto… me imagino en el tacto de tus sectores más prohibidos… te imagino en mí, en ese lugar donde, también, te deseo… en esa cama, todo es posible… todo es paraíso e infierno… te imagino diciendo lo que nunca he escuchado… imagino que te digo lo que nunca he dicho… me imagino que tienes todo el ardor de la tierra en la piel, que tengo todos los jugos clamando por tu alivio dentro mío, sobre mí… te imagino llegando al colmo del grito… me imagino acompañándote… Y luego… luego, nos imagino buenos… alcanzados por esa dulzura, elástica y suave, de la mirada que va derecho al corazón… tocados por palabras dichas en voz baja, al oído de la ternura… por caricias venidas de la aurora más clara, de la bahía más calma… imagino que, después de todo, comenzamos a amarnos… en esa versión sublime que nos hace dioses, salvos, máximos… imagino que, entonces, nos nombramos… de un modo único, nuestro… que nos volvemos eternos… mágicos… míticos…

Hoy, roja…

Amor,
Atame a tu cintura, a tu vientre, a tus piernas, a tu alma.
No dejes que me quede en silencio.
Háblame de amor, aunque me vaya.
Haz que no quiera otros misterios.
Interrumpe mi muerte.

Hoy, verde…

No dejes nunca de hacer alquimia.
De trocar todas las cosas.
No dejes nunca de ser mago,
brujo tribal,
hechicero perdido
en este mundo de sabiondos.

Hoy, azul…

Dame palabras como la lluvia, que caigan por mi cuerpo, humedeciéndolo, refrescándolo, luego de la tarea cotidiana.
Dame los silencios de la noche para que anude mi alma a tus poros, que yo tenderé mi piel sobre tus manos por las mañanas, al inaugurar la aurora, roja como la sangre de los vinos.
Invítame a hablar otros idiomas, a frotar las piedras y hacer fuegos primordiales. Muerde mi carne con tu risa que yo te daré tempestades de caricias.
Haz que esta cita renovada nos dé nuevos nombres, nuevos cuerpos.
Que no sepamos nunca los misterios, que nos envuelva siempre el encanto de lo que no sabremos jamás.
Te invito a beber historias, a no temer a la sabiduría, a morir de amor.

Hoy, amarilla…

Nos ha colmado la sangre, la policromía del deseo.
Nos ha hecho esclavos de la locura, abriéndonos las heridas de yodas las torturas anteriores.
La muerte ha sido asesinada por abrazos, ha sido enterrada bajo templos paganos.
Y la letra del amor nos ha invitado a la fiesta donde los cielos, anudados a la verdad, blasfeman poesía.
Nos ha sobrevenido la alegría de la incertidumbre.
Nos ha gritado la tierra que la salvemos de los suspiros y nos hemos derramado sobre ella para germinarla.

Hoy, violeta…

Flores de Tamarindo

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