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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Noche libre

Programa emitido en septiembre de 2003

Palabras de la escritora Jeanne Ponté, de su Selva sin párpados:

La mujer escribe de amor en una carta. El otro hombre recibe cartas. Nada puede surgir sin soledad. Sin espacios vacíos, sin sonidos que perturben la noche de los ruidos ajenos.
Nada puede surgir sin soledad, la necesaria, laberinto de ausencias, donde el tiempo es infinito en los dedos del cuerpo y las lanzas humanas son sólo desechos del pasado. Perdido dolor y desatino. Instante mortal en que deseo, lo que jamás me atrevería en compañía. Tengo la fuerza, la necesaria, para no detenerme, para producir misterio.

Para seguir construyendo el amor como un alquimista su propia madera. Para gritar que la revolución es posible y que las consecuencias son la gesta verdadera. Que mi cuerpo es sólo campana de bronce macizo y sus sonidos el efecto de los golpes de otros cuerpos, ajenos, prohibidos, ausentes, con toda la inexistencia del río que moja mis pupilas para exigir poesía. Nada puede surgir sin soledad, la necesaria, sin licores tan fuertes como el metal de la tierra que sostiene mi sangre, como la caliente cama de las noches de sexo pleno. Pieles mojadas, saladas, de huellas digitales. Nada puede surgir sin soledad, la necesaria.

Llegan de lejos, como ecos, voces amenazantes, huecas de silencio, llega la razón …y tengo miedo, y mis manos son pobres, y las palabras ya no abren los orificios de la carne.

Me escondo a llorar tinta, esta humanidad se muere. Negras águilas despellejan mis párpados que se cierran de pesadillas. El mundo, estiércol y ruinas, los vientos no se llevan la tormenta que asesina la verdad.

Amor; hoy no me sostiene el recuerdo de tus brazos, no me salva tu mirada de sueños inconclusos, tu abrazo en celo - tu celada de besos. Cada mañana anuncia la partida al cementerio de tus dedos. Sólo me ampara el atreverme a la desesperación de los contornos. Sembraré tu recuerdo de partidas y partida me iré, para amanecer en mis brazos de mujer sin latitud ni tiempo. La Mujer que escribe.

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