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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

¿Cuál es el sentido de todo encuentro?

Programa emitido en julio de 2003

Unir no es atar
¿Quién las vincula con el fuego sobre la nieve blanca?

A veces ríen
y la ilusión recupera detalles
las tibias quebraduras del ensueño tocando sus espaldas
si una llora
la otra canta
¿Quién de las dos en una?

Sin orden
pero en fila
veneno y polen en la misma jarra
donde no hay se unen y ambas regresan a la nada.

Breve, la fiesta del encuentro, teje su concepto
inmutable.

Graciela González Paz, Apariencias reales.

Entonces, el sentido del encuentro… Tal vez, sea la fiesta de la reunión con lo imposible. Tal vez, como decimos los psicoanalistas, la de un encuentro con lo real, siempre fallido… A propósito de esto, el concepto que se presenta es el de tyche, el de encuentro con lo real.

Lacan distingue dos tipos de repetición, que analiza desde una perspectiva aristotélica. Por una parte la tyche, encuentro dominado por el azar (es de algún modo lo contrario del kairos, el encuentro que se produce en el buen momento), y que es posible asimilar al trauma, al choque imprevisible e indominable. Ese encuentro sólo puede ser simbolizado, evacuado o domesticado por la palabra, y su repetición traduce la búsqueda de esa simbolización. Pues si bien la palabra permite escapar al recuerdo del trauma, sólo puede realizarse reviviéndolo sin cesar como una pesadilla en el fantasma o en el sueño. Por otro lado está el automaton, la repetición simbólica, no de lo mismo, sino del origen, cercano a la compulsión de repetición freudiana, que se articula con la pulsión de muerte. Lacan articula este segundo tipo de repetición en el marco de su teoría del significante en cuanto depositario del origen de la repetición por la cual todo sujeto no sólo es constituido sino también guiado hacia los diversos lugares que ocupará en el curso de su existencia.

Esto significa que, además de que lo real no es la realidad, de lo que se trata es de esa versión de nosotros que podría sucedernos, aún, al mismo tiempo en que parecería que no.

Sí, lo sabemos, es difícil transmitir el argumento de la vida en ese sector donde la paradoja gobierna… pero la vida es eso… una paradoja, un encuentro con lo que no es posible encontrar. Pero hay un algo, un roce, un olorcillo… que puede hacer girar el timón, que puede hacer puerto en donde no hay, siquiera, bahía.

Lacan dice, del psicoanálisis, que está mandado a hacer, a primera vista, para llevarnos hacia un idealismo… Basta remitirse al trazado de esta experiencia desde sus primeros pasos para ver, al contrario, que no permite para nada conformarse con un aforismo como ‘la vida es sueño’. El análisis, más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que, en la experiencia, es el hueso de lo real. ¿Dónde encontramos ese real? En efecto, de un encuentro, de un encuentro esencial se trata en lo descubierto por el psicoanálisis, de una cita siempre reiterada con un real que se escabulle… … la tyche, tomada… del vocabulario de Aristóteles en su investigación de la causa, la hemos traducido por el encuentro con lo real. Lo real está más allá del automaton, del retorno, del regreso, de la insistencia de los signos, a que nos somete el principio del placer. Lo real es eso que yace siempre tras el automaton…

Y qué es lo Real, sino ese breve territorio donde la sinrazón hace espacio a la dimensión innombrable de la vida… y que, como la Beatriz del Dante, nos hace marchar.

Así, lo dijo por su boca: