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Alguien más se lo puede preguntar

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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Noche urbana

Programa emitido en noviembre de 2002

La palabra urbano tiene dos significados: relativo a la ciudad y cortesano, atento y de buen modo.

¿Incluye, acaso, nuestra urbanidad a esta ciudad? Es decir, esos buenos modos del ciudadano… ¿se pasean por la noches de nuestra ciudad?

Una vieja canción decía algo así:

Noche en la ciudad. Sábado.
Gente que viene y que va. Sábado

Fiebre de sábado por la noche, fiebre adolescente poblando el martilleo de lo que no se posee, eso que por desposeído es deseado, eso que ya no aturde los huesos exhaustos de jóvenes que no hacen marca de su territorio y trastabillan en el soliloquio de un planeta que parece explotar… de contaminación, de des-deseo, de falta de urbanidad o por sobredosis de urbanidad, desde otra lectura de urbanidad.

Urbanidad, reunión de ciudadanos, bajo leyes que los protegen del caos, leyes que carecen de resortes reales, caudal inocuo de decires aniquilantes por aniquilados o anquilosados o asados en el despropósito del desacuerdo, del malentendido, de todo lo que no genera soporte de vida.

Urbe, reunión de ciudadanos que ya son pesos pesados en la locura de una ciudad que ya no ve gente que viene y que va.

Sólo sombras, pantomimas de encuentros amputados en el simulacro de un recorte de periódico averiado, de excusas, para no dejar que parpadee la luz de un hacer, hacer con lo que se ensancha en los hombros del hombre nuevo del que hablaba Niestzche.

Ya no hay noche pero, en su lugar, tampoco hay noches, sólo saturación, hielo que recorre insulsos paradigmas.

En estos días, alguien dijo que ya no importaba acercarse a otro por lo que ese otro, con su carga de identidad sexual, le puediera otorgar, eso que lo hace deseante y deseado, sólo se trataba de acercarse a otra persona con valores que coincidieran con lo propio.

¿Negociado, astucia? Cabe aclarar que quien lo dijo es una figura pública. Afinar la precisión para no domesticar los detalles, de eso parece tratarse este circo de fenómenos baratos y trapecistas con doble red.

Se trata, una vez más y con la utilización de todos los medios de los que se disponen, de borrar las diferencias, de amputar el deseo.

Todo está teñido de amorfo formato, la urbanidad ha amasado la masa y la convirtió en engrudo.

Noche urbana, perdida en el desasimiento de virtudes y defectos, elecciones sanas o patológicas, todo vaciado de su ser.

Ser heterosexual, ser homosexual, ser sexual o ser vegetal es del mismo tenor de grasa vacuna y vacua.

Cortejar la vida en tiempo y forma, hacer arte de cada acto, hacer culto de las elecciones erradas o certeras… nada de esa sabiduría se encarna en las nuevas pupilas del escarnio de estos tiempos.

Un gran filósofo dijo que el hombre llega a la vida sabiendo todo sobre los misterios del mundo, de los seres que lo habitan. Un ángel besa, en los labios, al recién nacido y éste pierde la memoria.

La vida es una intensa lucha por recobrar la memoria.

Hoy, parece estar perdida esa posibilidad de memoria en estas noches de actos que carecen de carnadura, de sabiduría.

La bohemia, el descontrol, lo diferente, lo vital, lo creativo… se han metamorfoseado, pero no en sentido kafkeano sino en sentido de vacío de sentido.

Bailar hasta desaparecer, no por el gusto de bailar, sólo por el sabor de estar amasados en la masa. Un partenaire sólo por el goce de un instrumento de tortura y acompañamiento que supura paranoia, no por el deseo de poseer lo prohibido, lo inabordable del otro. Comidas sin sabores sutiles, decadencia de género, híbridos párrafos de una ciudad en ruinas.

Cuerpos que no hacen diferencia, amontonamiento de carne, aquí y allá, sin la sutileza de un acorde.

Música que se hace sin hechura artesanal y emotiva, música que no es desecho del alma, música que sólo entona drogas, aborta malentendidos y alegra fobias.

Lo urbano puede ser lugar de figuración o de ardides vitales en la búsqueda.

Hoy, las noches urbanas no hacen diferencia y vida, sólo hacen dolor no registrado en el registro de la propiedad intelectual. Amasados sentimientos con condimentos baratos, útiles, para superan el asco… el costo es la acidez de sensaciones carnales.

En estos momentos, vendría bien recortar algún deseo formulado en catalán… que, aunque parezca, no nos queda tan ajeno…

Sería fantástico


Sería todo un detalle,
todo un síntoma de urbanidad,
que no perdieran siempre los mismos
y que heredasen los desheredados.

¿Qué es lo que sería fantástico –y no por ello imaginario– entonces?

Quizás, el detalle… ese que, perdido entre todo dicho, nos dice que es, allí, a dónde hay que ir a ver… Y el detalle, ese síntoma de urbanidad deseado, dice: que no perdieran siempre los mismos…

Lo que podría leerse, también, como el deseo de no hacer más esa pérdida que hace el sujeto de sí… Cuando no puede tratarse de ese modo, atento y cortés. Es decir, cuando, como cortesano, prostituye su modo por implicarse en tratos con Dios y con el Diablo, cuando no puede instalarse en una paradoja más real, cuando no puede dejar de ser para el otro, cuando no puede hacer, si podemos decirlo, un trato mejor tratado… que incluya la buena pasión… no, la de la ignorancia…

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