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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Un café con las elecciones

Programa emitido en mayo de 2003

Dice Oscar Wilde

A mí dadme lo superfluo, que lo necesario todo el mundo puede tenerlo.

Elegir, entre otras cuestiones, implica razonar para optar entre la diversidad. Es así que la dialéctica de lo uno y lo otro abunda en nuestras vidas… Y ha abundado en la historia de la humanidad… la dialéctica del amo y del esclavo, la del bien y del mal…

El término dialéctica ha tomado distintas significaciones a lo largo de la historia de la filosofía. Por su etimología, el concepto remite a dos términos griegos: dia (día: de lo uno a lo otro) y legein (légein: decir, razonar, determinar, definir), por lo que su sentido más ordinario equivaldría a un arte del diálogo donde se produciría una contraposición o lucha entre dos o más lógoi o razones.

El sentido de pugna, oposición y contradicción es el que ha quedado más subrayado en todas las concepciones filosóficas de la dialéctica. Por ser, el lógos, razón y determinación de algo, trae consigo la determinación de lo contrario o lo otro que no es él. La definición de una cosa (el día) es siempre la definición de su contraria (la noche) y la afirmación de un término implica la negación de su opuesto. Por ello, se ha terminado identificado a la dialéctica con la erística o arte de la disputa, muy utilizada por los sofistas.

Platón entiende la dialéctica de dos maneras, primero como un camino o método mediante el cual y gradualmente ascendemos desde la mera opinión (imaginación y creencia) al verdadero conocimiento (episteme) de la realidad: la contemplación inmediata e intuitiva de las ideas (eidós), cuyo logro no es posible sin cierto ascetismo y renuncia a los sentidos y lo corporal.

En la República, Platón establece una correlación entre los grados de conocimiento y los distintos grados de ser, ocupando las ideas la máxima jerarquía tanto gnoseológica como ontológica. Por ello, en esta primera concepción, la dialéctica, concebida como el camino y el método del conocimiento y de la ciencia lo es también de la libertad y la justicia.
Sólo el filósofo, como máximo dialéctico, podrá liberar a la humanidad de las sombras de la caverna y traer la justicia al mundo.

En su segunda acepción recogida en el Filebo, el Parménides y el Sofista, Platón concibe la dialéctica como un examen de las distintas ideas y de las relaciones que mantienen entre sí unas con otras, mostrando su trabazón (symploké) y comunicación (koinonía). Las ideas son los géneros de las cosas, a partir de los cuales y por división (diaíresis) se definen las especies o determinaciones de las cosas.

Esta concepción será duramente criticada por Aristóteles, para el que la unidad del ser no puede ser la de un género. La dialéctica es una pseudociencia inductiva meramente probable que no aporta conocimiento científico y que debe ser sustituida por la lógica como método e instrumento capaz de otorgar un conocimiento universal y necesario sobre lo particular mediante el silogismo. En esta misma línea, el estoicismo concebirá a la dialéctica, junto con la retórica, como una de las divisiones de la lógica y Kant como una lógica de la apariencia mediante la cual la razón rebasa los límites de toda experiencia posible. Las ideas de alma, Dios y mundo hacen un uso ilegítimo de las categorías al no ser aplicadas sobre los fenómenos.

La dialéctica volverá a recuperar su sentido fuerte con Hegel, que la entenderá desde dos aspectos distintos: el ontológico y el lógico, aspectos que, por lo demás él identifica al hacer coincidir realidad y razón, sujeto y objeto.

Como ontología, la dialéctica hegeliana, en clara deuda con Heráclito y con el monismo de Spinoza, concibe la realidad dinámicamente como una oposición de contrarios, producto de una razón (Espíritu) absoluta, infinita y creadora que se despliega y deviene con una finalidad: la total autoconciencia de sí. El infinito, la razón o la idea tienen como motor de su propio devenir la contradicción porque siempre que algo deviene, lo hace en algo distinto (otro) de lo que es esencialmente (en sí), sirviendo de escalón a que el en sí (objeto) sea también un para sí (sujeto), con lo que se supera la escisión entre sujeto y objeto. La razón es creadora: el sujeto construye el objeto al conocerlo. El objeto sólo existe en tanto que pensado como distinto de mí.

La dialéctica como ontología entiende que hay una regla, un orden en el continuo fluir de contradicciones y que se da en tres momentos que se corresponden con las expresiones de Fichte: Tesis, antítesis y síntesis, aunque Hegel utilizará otros términos al referirse a ellas.

En un primer momento (tesis, posición), lo que está en sí se niega y se desgarra (aliena) en lo otro (antítesis, negación). Estos dos momentos se reconcilian en un tercero (síntesis, negación de la negación. Superación) que, de manera circular, se convierte en un nuevo primer momento (tesis) que deberá ser negado otra vez.

Entendida la dialéctica como lógica, Hegel cree que existe un orden en el fluir continuo de las contradicciones que, entendido como un devenir de la realidad (objeto) hacia la reflexión de sí misma (sujeto), supone una ley racional: lógica.

La nueva lógica que propone Hegel no se basa, sin embargo, en el principio de identidad, sino en el principio de contradicción. Se establece una contradicción que no debe ser rechazada o negada, sino plenamente asumida y reconciliada… La lógica dialéctica queda subsumida en la fenomenología del espíritu y permite que la filosofía se convierta en sistema: la culminación de todos los saberes…

Hasta aquí, algunas nociones de este término, elegido no al azar, para señalar que el hombre se ha ocupado, desde siempre, de desentrañar los caminos hacia la sabiduría… y que, en su devenir, ha hallado más de una opción, más de una posibilidad de elegir, más de una posibilidad de pensar las cosas…

Quizás merezca ser resaltado el hecho de que, si hay tantos devaneos en torno a las cuestiones del ser, es porque son múltiples las posibilidades de alcanzar su roce… y, también, su goce.

Una que más resalta, parece ser la inclusión de la contradicción para poder pensar…
Como sabemos, en nuestro inconsciente, rige el principio de la no contradicción, donde, como lo muestran los sueños, una cosa puede ser eso o su contrario al mismo tiempo.
Tal vez, la vida debe ser leída considerando estos términos… considerando que algo que está bien para determinado momento, para determinada persona, puede no estarlo en el momento siguiente o para otro individuo. Lo que nos lleva a recalar en un concepto de realidad no objetiva. Un concepto de realidad a medida de la historia de cada uno y a medida de la mano de su diseñador…

Por seguir con nuestra concepción, entonces, nuestras elecciones dependerán de muchos factores, se relacionarán con muchas ideas, y no habrá nunca una certera conclusión… si de ser consecuente con el propio deseo se trata.

De allí que, aquel el dicho que dice 'el que no arriesga no gana', se torna en, quizás, el anteúltimo escalón antes de la toma de una decisión…

Elecciones… E-lecciones… Dice el diccionario: lección (l. lectione, elección, lectura)
1 f. Lectura (acción). Se trata de lecciones de acción, como elección.

Dice O. Wilde:

Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.

El arte-acción del psicoanálisis es el del bien decir. La elección de la acción por la palabra.

Un individuo entregado a la bebida gana su vida dando lecciones en una pequeña ciudad. Mas poco a poco va siendo conocido el vicio que le domina y disminuyendo el número de sus alumnos. Compadecido de él, comienza un amigo a sermonearle: Podría usted ser el profesor más solicitado de toda la ciudad tan sólo con abandonar la bebida. ¿Por qué no hace así? ¿Y eso es todo lo que a usted se le ocurre? -responde indignado el bebedor-. ¡Conque si doy lecciones es para poder beber, y voy a dejar de beber para tener lecciones!… el chiste reside realmente en la expresión verbal.

En este párrafo, de manera sencilla, Freud nos cuenta cómo las no lecciones, son no elecciones… por aquello de no nacer vivos, ya que la vida debe ser inventada en la valentía del salto y por ser, la vida, cosa seria.

Dice A. Einstein:

Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana.

No ser estúpidos es una elección de vida. No ser el-hijo de… para decidir sobre el porvenir, implica un largo camino a recorrer. Allí, donde se pueda despejar el deseo, aceptando el horror del goce del cuerpo, allí, se puede decir, junto con Lacan, que el significante es la causa del goce ya que no se refiere a nada que no sea un discurso, es decir, un modo de funcionamiento, una utilización del lenguaje como vínculo.

Entonces, una invitación a accionar con la palabra escrita, la palabra oída, para poder decir de la elección de amor… la del significante. Ya que Hacer el amor, tal como lo indica el nombre, es poesía.

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