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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

C/Siento dos

Programa emitido en septiembre de 2002

Sentir dos, de a dos, misterio reclamando el sonido de una voz, una piel en el centro del paraíso. El número justo para habitar el paraíso es el dos. La humanidad entera sólo reclama el dos. Sentir es eso, sentir dos o sentí-dos.

Leído al pie de la letra, como es nuestro modo, sentidos es sentir de a dos, estar conmovidos (movidos con). ¿Será que los sentidos nos han sido dados para sentir de a dos? Se trata de dos para el encuentro de amor. El amor se autoriza de serlo con palabras.

Palabras de amor, cartas de amor, decía Lacan que “lo único más o menos serio que puede hacerse es una carta de amor”.

Hay un único destinatario para las cartas de amor, el amor mismo. El amor se hace con palabras de amor, con canciones-letras de amor, con cartas de amor, con declaraciones de amor, con nombres que designan el amor.

Hay un remitente y un remitido, hay dos que no hacen uno, que no pueden quebrarse con un abrazo pero pueden atravesarse con decires de amor.

Desde una mirada psicoanalítica, podríamos hablar de todas las patologías que, en el entredós humano, se instalan… podemos decir, que la unión de dos es la unión de dos patologías.

Hoy no vamos a detenernos en las patologías del encuentro. Dado que, en nuestra institución, arte y psicoanálisis están ligados desde el deseo inaugural, hoy sólo vamos a leer cartas de amor. En las cartas de amor se trata de sentir de a dos.

Hace cinco o seis años comenzamos con la modalidad de las cartas de amor, en un espacio de radio esas cartas eran leídas, luego fueron internamente publicadas en la institución. A alguien le gusto nuestra idea y la implementó en televisión.

Hoy invitamos a todos desde este espacio a enviar, al correo de Fundación CEP, cartas de amor, que serán seleccionadas para ser leídas en este espacio y publicadas. A continuación dos bellas cartas de amor.

La primera fue escrita por Macarena:

Porque el encierro del corazón bajo siete llaves está dejándolo sin latidos, es que necesito tus palabras, hechas manos, hechas besos, hechas presencia de tus ojos de mar sobre mi vida.

Porque el guardar mis sueños bajo la almohada ya no entibia mi alma, es que necesito tu sueño junto al mío. Para violar los destinos, para sorprender al porvenir.

Porque he olvidado los ritos del amor, es que necesito la violencia de tu insistencia en mi costado, para sangrar la soledad de los días de San Valentín.

Porque quiero lanzarme a buscar tesoros escondidos, es que necesito que me ames, contra tu voluntad y la mía.

Porque me atraviesa el dolor, es que necesito que seas el valiente caballero que me rescate de la torre, para dejar de ser princesa clausurada y ser reina junto a un rey.

Porque la vida pasa y no quiero morir sin la pasión, es que necesito que me lleves por un camino señalado por halagos hacia el territorio más sagrado, más prohibido, para ser la única que sepa de tu locura.

Porque quiero jugarme la vida, es que necesito tu venir hacia mí, eligiéndome entre todas, para que mis manos no mueran infértiles.

Porque tengo miedo, mucho miedo, es que necesito que tú no lo tengas, para hablar de amor hasta las últimas consecuencias.

Porque necesito que me muestres la otra imagen del horror.

La segunda pertenece a Iris:

Amor:

El amor se instala y es vértigo. Te espero en el deseo, eso es extrañarte, hago arte de eso extraño, diferente. No te necesito, te espero sin esperarte.

El amor me amarra, me ama, me aleja de las dudas, que sumadas, suman y arman el círculo de la muerte.

Viva, sólo la vida me enerva los dedos, te escribo, desde el abismo del cuerpo, desde el encuentro sin búsqueda.

No te necesito, no es ese el trato con el alma, te deseo, deseo tu presencia de letras, tu ternura que no es de almíbar, tu altivez y tu desafío.

Hablando del encuentro de dos, las poetas dialogan así: Macarena:

-Desde la penúltima oscuridad hasta ésa, desgrana los recuerdos. Torrentes de palabras agolpadas en la piel, estallan sobre su silencio. Decir lo que no se dice, contra el papel, no es tarea humana. Aunque, cuando el tajo está hecho, ya no puede más que sangrar.

Iris responde:

-La mujer se fue, dejó el cielo del oprobio, para merodear como pantera en busca de su presa, carne fresca, para hurguetear el ventisquero de las utopías.

La mujer abandonó al hombre… esto no es exacto, en verdad como todo final, ocurrió al final el des-apego. El otro hombre nunca se apegó a ese cuerpo, el de ella, nunca abrazó dormido ese cuerpo, el de ella.

Macarena explica:

-Lo terrenal se vuelve estiércol en la intimidad de la letra. No hay infamia que vulnere los sueños. No hay catástrofe que los destiña.

Como estandarte de guerra se presentan sus escritos, para morir la muerte de ese tiempo, para quemar -en las hogueras- la santidad de la tradición.

En rojo ferviente, vive.

En rojo descarado, lo reclama.

Consistiendo el desatino de desear la danza ritual de los amantes, la cadencia del minuto de beber, vaga.

Deben saber que no se trata de pintar para los ciegos, que el tiempo del sacrilegio ha llegado y que deben irrumpir, en tropel, todos los secretos!

Iris aclara:

-El amor se hace con palabras y los brazos abrazan en el sueño.

Si un hombre y una mujer no duermen abrazados, entonces no duermen juntos, piensa ella. El otro hombre hablaba de otras mujeres, un hombre para una mujer, es como sin mujeres, el amor acontece en lo único, en lo extraordinario.

Macarena dice:

- No alcanza con una sola boca. El miedo es una sepultura.

Iris cuenta el final:

La mujer le arrebató las garras, hizo con ellas goma de mascar y así sucedió la historia sin fin de este final de historia.

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