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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

La ingenuidad del amor

Programa emitido en septiembre de 2003

Ingenuidad: si bien la palabra nos dice de la sinceridad, de la buena fe, del candor, de la realidad en lo que se hace o dice… Si, también, en derecho e historia significa la condición personal de haber nacido libre…
Igual nos permitiremos cierta asociación libre a partir de partir este término en dos…
In-genuo, en rodillas, de rodillas, sometido…
Y el amor del sometimiento… no es un bien para apreciar…
(No lo es, tampoco, el canibalismo…)
Pero, retomando, el amor del sometimiento… ¿Por qué 'amor de sometimiento' ? Porque cuando amamos otorgamos al otro el lugar de ser el que tiene lo que nosotros no… el que nos lo dará si lo complacemos… el que guarda un tesoro que, si somos buenos, mereceremos…
Así, podemos decir, comienza el camino del amor… y de cierta distorsión… juego que parece necesario en estos juegos…

Dice Albert Einstein:

Al principio todos los pensamientos pertenecen al amor. Después, todo el amor pertenece a los pensamientos.

Dice Freud:

Influye el hecho asombroso de que, en general, los seres humanos vivencian su presente como con ingenuidad, sin poder apreciar sus contenidos; primero deberían tomar distancia respecto de él, vale decir que el presente tiene que devenir pasado si es que han de obtenerse de él unos puntos de apoyo para formular juicios sobre las cosas venideras.

Los seres humanos negamos el hecho de que no nos une el amor sino el espanto, será por eso que te quiero tanto. Carecemos de amor verdadero, así como de instinto gregario. Y hemos encontrado una estrategia, en el invento del amor, para no perecer, ni como especie… ni como humanos.

El amor tiene un poderoso hermano, el odio. Procura no ofender al primero, porque el otro puede matarte. (Heumer)

Pares antitéticos que consolidan un vínculo. Emociones trasladadas a otro que no tiene nada que ver con el verdadero lugar donde se produjeron. Cuando estamos enamorados, creemos que ese al que amamos es todo, es el que nos completa… es la fantasía del andrógino hecha realidad… es, exactamente, una mentira exenta de goce, llena de placer. Pero tiene esa impecable función de hacer tolerable el axioma la relación sexual no existe. Somos sujetos copulando con nuestro imaginario, proyectado en otro, que tampoco está allí, más que con su imaginario. La trampa del ojo posibilita y tapa. Como hemos dicho, sólo somos humanos. Necesitados, solos, barrados, incompletos, ¿cómo no inventarnos alguna historia, qué nos permita seguir?

Estar enamorado

Francisco Luis Bernárdez

Estar enamorado, amigos, es encontrar el nombre justo de la vida.
Es dar al fin con la palabra que para hacer frente a la muerte se precisa.
Es recobrar la llave oculta que abre la cárcel en que el alma está cautiva.
Es levantarse de la tierra con una fuerza que reclama desde arriba.
Es respirar el ancho viento que por encima de la carne se respira.
Es contemplar desde la cumbre de la persona la razón de las heridas.
Es advertir en unos ojos una mirada verdadera que nos mira.
Es escuchar en una boca la propia voz profundamente repetida.
Es sorprender en unas manos ese calor de la perfecta compañía.
Es sospechar que, para siempre, la soledad de nuestra sombra está vencida.
Estar enamorado, amigos, es descubrir dónde se juntan cuerpo y alma.
Es percibir en el desierto la cristalino voz del río que nos llama.
Es ver el mar desde la torre donde ha quedado prisionera nuestra infancia.
Es apoyar los ojos tristes en un paisaje de cigüeñas y campanas.
Es ocupar un territorio donde conviven los perfumes y las armas.
Es dar la ley a cada cosa y al mismo tiempo recibirla de su espada.
Es confundir el sentimiento con una hoguera que del pecho se levanta.
Es gobernar la luz del fuego y al mismo tiempo ser esclavo de la llama.
Es entender la pensativa conversación del corazón y la distancia.
Es encontrar el derrotero que lleva al reino de la música sin tasa.
Estar enamorado, amigos, es adueñarse de las noches y los días.
Es olvidar entre los dedos emocionados la cabeza distraída.
Es recordar a Garcilaso cuando se siente la canción de una herrería.
Es ir leyendo lo que escriben en el espacio las primeras golondrinas.
Es ver la estrella de la tarde por la ventana de una casa campesina.
Es contemplar el tren que pasa por la montaña con las luces encendidas.
Es comprender perfectamente que no hay fronteras entre el sueño y la vigilia.
Es ignorar en qué consiste la diferencia entre pena y alegría.
Es escuchar a medianoche la vagabunda confesión de la llovizna,
Es divisar en las tinieblas del corazón una pequeña lucecita.
Estar enamorado, amigos, es padecer espacio y tiempo con dulzura.
Es despertarse en la mañana con el secreto de la flores y las frutas.
Es liberarse de sí mismo y estar unido con las otras criaturas.
Es no saber si son ajenas o son propias las lejanas amarguras.
Es remontar hasta la fuente las aguas turbias del torrente de la angustia.
Es compartir la luz del mundo y al mismo tiempo es compartir la noche obscura.
Es asombrarse y alegrarse de que la luna todavía sea luna.
Es comprobar en cuerpo y alma que la tarea de ser hombre es menos dura.
Es empezar a decir siempre y en adelante no volver a decir nunca.
Y es además, amigos míos, estar seguro de tener las manos pura.

Parece que no hay modo, cuando allí se pone el cuerpo, teñido de imaginario, de no ser ingenuos en el amor…

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