Contacto: Sede Belgrano. 11 de Septiembre 1071, Capital Federal. 011 4776 2797 | Sede Vicente López 011 152 459 0079

Unite a nuestro Facebook

© 2024

Opus

Departamento de cultura y eventos

Talum

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería de arte de la Fundación CEP

Galería Marcel Duchamp

Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Lo que nos cuesta vivir

Programa emitido en agosto de 2003

Si de costar se trata, hablaremos en términos económicos, entendiendo a la energía psíquica como el capital a invertir de todo sujeto. El concepto económico, en psicoanálisis, Califica todo lo relacionado con la hipótesis según la cual los procesos psíquicos consisten en la circulación y distribución de una energía cuantificable (energía pulsional), es decir, susceptible de aumento, de disminución y de equivalencias.

De modo general, se habla en psicoanálisis de punto de vista económico. Así, Freud define la metapsicología por la síntesis de tres puntos de vista: dinámico, tópico y económico, entendiendo por este último […] la tentativa de conocer el destino de las cantidades de excitación y de lograr al menos cierta estimación relativa de su magnitud. El enfoque económico consiste en considerar las catexis (es decir, la carga de energía con que investimos los objetos de nuestro interés) en su movilidad, sus cambios de intensidad, las oposiciones que se establecen entre ellas, etc. A lo largo de toda la obra de Freud se encuentran consideraciones económicas; para él no sería posible una descripción completa de un proceso psíquico sin apreciar la economía de las cargas.

Esta exigencia del pensamiento freudiano se debe, por una parte, a un espíritu científico y a un aparato conceptual impregnados de nociones energéticas, y, por otra parte, a la experiencia clínica, que impone a Freud desde un principio cierto número de hechos que cree poder explicar únicamente utilizando un lenguaje económico. Por ejemplo: carácter irrepresible del síntoma neurótico (que a menudo se traduce en el lenguaje del paciente por expresiones como: es más fuerte que yo), desencadenamiento de trastornos de tipo neurótico consecutivos a perturbaciones de la descarga sexual; y, a la inversa, alivio y desaparición de los trastornos cuando el sujeto logra, durante la cura, liberarse (catarsis) de los afectos arrinconados en él; separación, efectivamente comprobada en el síntoma y en el curso del tratamiento, de la representación y del afecto que en principio se hallaba ligado a ésta; descubrimiento de cadenas de asociaciones entre una determinada representación, que provoca muy escasa o nula reacción afectiva, y otra aparentemente anodina, pero que provoca dicha reacción: este último hecho sugiere la hipótesis de una verdadera carga afectiva que se desplaza de un elemento a otro, a lo largo de una vía de conducción…

Más tarde, toda otra serie de comprobaciones clínicas y terapéuticas vinieron a reforzar la hipótesis económica, como por ejemplo:

  1. el estudio de estados, como el duelo o las neurosis narcisistas, que imponen la idea de un verdadero equilibrio energético entre las diferentes cargas del sujeto, de tal forma que existe una correlación entre el desapego hacia el mundo exterior y el aumento de la carga asociada a las formaciones intrapsíquicas;
  2. el interés concedido a las neurosis de guerra y, en general, a las neurosis traumáticas, en las que los trastornos parecen provocados por un choque demasiado intenso, una afluencia de excitación excesiva con respecto a la tolerancia del sujeto;
  3. los límites de eficacia de la interpretación y, de un modo más general, de la acción terapéutica en determinados casos rebeldes, que obligan a pensar en la fuerza respectiva de las instancias que intervienen, y en especial la fuerza, constitucional o actual, de las pulsiones.

La hipótesis económica se halla constantemente presente en la teoría freudiana, traduciéndose por un conjunto de conceptos: la idea princeps parece ser la de un aparato cuya función consistiría en mantener a un nivel lo más bajo posible la energía que por él circula. Este aparato realiza cierto trabajo, descrito por Freud de diversas formas: transformación de la energía libre en energía ligada, aplazamiento de la descarga, elaboración psíquica de las excitaciones, etc. Esta elaboración supone la distinción entre representación y quantum de afecto o suma de excitación, pudiendo ésta circular a lo largo de cadenas asociativas, cargar una determinada representación o complejo representativo, etc…

El aparato psíquico recibe excitaciones de origen externo o interno; estas últimas (pulsiones) ejercen un empuje constante, que constituye una exigencia de trabajo. De un modo general, todo el funcionamiento del aparato puede describirse en términos económicos como un juego de cargas, retiro de la carga, contracarga y sobrecarga…

Así, Freud define el empuje de la pulsión como […] la cantidad de exigencia de trabajo que impone al psiquismo y reconoce de buen grado […] que nada sabemos acerca de la naturaleza del proceso de excitación en los elementos de los sistemas psíquicos y no nos creemos autorizados a establecer ninguna hipótesis a este respecto. Siempre operamos, pues, con una gran X, que trasladamos a cada nueva fórmula.

Asimismo Freud sólo recurre a la hipótesis de una energía como substrato de las transformaciones que parecen deducirse de numerosos hechos de experiencia. La libido o energía de las pulsiones sexuales le interesa en la medida en que puede explicar los cambios del deseo sexual en cuanto al objeto, al fin, a la fuente de la excitación. Así, un síntoma moviliza cierta cantidad de energía, lo que tiene como contrapartida un empobrecimiento a nivel de otras actividades; el narcisismo o carga libidinal del yo se refuerza a expensas de la carga de los objetos, etc…

Si se intenta precisar el tipo de hechos que pretende explicar el punto de vista económico, se puede pensar que lo que Freud interpreta con el lenguaje de la Física es lo que, desde una perspectiva menos alejada de la experiencia, podría describirse como el mundo de los valores

Lo que Freud designa por economía libidinal es precisamente la circulación de valor que tiene lugar en el interior del aparato psíquico, casi siempre con un desconocimiento que impide al sujeto percibir la satisfacción sexual en el sufrimiento del síntoma.

Así, entonces, diremos que la libre circulación de valores podrá permitir al sujeto pagar un precio adecuado por las acciones que desea realizar… En tanto que, si su avaricia (valores invertidos en síntomas y guardados muy celosamente) no le permite invertir su energía, el sujeto será pobre en movimientos afectivos…

Y, llegados a este punto, cabría la pregunta: ¿será por ello que es tan difícil tener un vínculo adecuado con la moneda en circulación?…

Volver

CONTACTO+SEDES | © Copyright 2000-2024 Fundación C.E.P. Todos los derechos reservados

Diseño + programación Oxlab