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Dice Jacques Derrida
Todo lo que escribo es terriblemente autobiográfico.
Huella: ver hollar. Hollar: 1220-50, pisar. Del mismo origen que el francés fouler, oc. Folar, de fular, it. anticuado follare abatanar
… Abatanar: batir, maltratar, magullar, golpear, sacudir, machacar. Ver batan.
Batan: máquina hidráulica provista de mazos, para golpear y desengrasar los paños’.
Interesante, pisar la huella del origen… ir allí, a donde todo comenzó. En este caso, un origen que ya confiesa lo que le precedería… un golpe escrito en el destino de un hombre, de uno que lucha a través de toda su vida por dejar de ser blanco… lográndolo, a veces; otras, no….En una anticipación de la letra que sobrevendrá ya podemos señalar algunos magullones… En su infancia (la expulsión del colegio), en su juventud (una Francia que no le abre la puerta), en su adultez (un título que se demora en ser legal), en su muerte (un dolor acumulado que se expresa abruptamente y maltrata fatalmente su cuerpo).
En un español vulgar, aquel italiano anticuado follare
nos deja saber que fue/(es)-cogido… Elegido y tomado por una trama que, en su revés muestra lo que nadie ve. Así, como él nos enseñó, observamos que es detrás del texto donde está el texto, que es detrás del lugar del alimento donde la tram(p)a materna cuece sus habas
…
Entonces, haciendo inicio… ¿por qué para hablar de Derrida partimos del término huella? Tal vez, por insistencia de una mirada psicoanalítica -que así nos posiciona frente a lo humano-; tal vez, porque en el texto de su producción ésta es la clave de su lectura. En su creación, différance
, quedan reunidos: différance
, deconstrucción
, diseminación
, suplemento
, huella
, margen.
Y, por insistir, ampliamos las buenas razones que él mismo nos ofrece… Derrida sustituye la e del vocablo francés différence
por una a, para formar así el término différance
, que no existe en francés; es un neologismo. Practicando una etimología que recuerda a Heidegger, Derrida se remonta a la diferencia de usos y significados del término griego diaphérein y del latino differre, en el origen de los correspondientes verbos franceses emparentados con la différance.
Mientras que el verbo griego diaphérein significa sólo una cosa, a saber, diferir, en la acepción de ser diferente, el verbo latino differre significa por un lado diferir en el sentido de ser diferente y por otro lado diferir en el sentido de aplazar. Igualmente, el verbo francés différer significa diferir en el sentido de aplazar y en el sentido de ser diferente. Derrida carga estas dos acepciones de características lingüístico-filosóficas relacionadas con el tiempo -temporisation (temporalización), retrasar, aplazar- y con el espacio- espacement (espaciamiento), ser diferente-.
Pero, antes, de continuar, orientaremos la lectura… Huella mnémica: para Roland Chemama es la forma bajo la cual los acontecimientos o, más simplemente, los objetos de las percepciones, se inscriben en la memoria, en diversos puntos del aparato psíquico. La teoría psicoanalítica de las neurosis supone una atención particular a la manera en que los acontecimientos vividos por el sujeto, acontecimientos eventualmente traumáticos, pueden subsistir en él (los histéricos sufren de reminiscencias
). De ahí la necesidad de concebir lo que sucede con las huellas mnémicas, inscripciones de los acontecimientos que pueden subsistir en el preconsciente o el inconsciente y ser reactivadas desde el momento en que son investidas. Si todas las huellas de la excitación subsistieran efectivamente en la conciencia, esto limitaría rápidamente la capacidad del sistema para recibir nuevas excitaciones: memoria y conciencia se excluyen. En cuanto a lo reprimido propiamente dicho, es necesario que subsista bajo forma de huella mnémica puesto que retorna en el sueño o en el síntoma.
A pesar de algunas formulaciones ambiguas de Freud, la huella mnémica no es una imagen de la cosa sino un simple signo, que no tiene una cualidad sensorial particular y que puede ser comparado por lo tanto con un elemento de un sistema de escritura, con una letra. Según Laplanche y Pontalis, en el Proyecto de psicología científica (Entwurf einer Psychologie, 1895), con una orientación neurofisiológica, es donde se patentizaría mejor la originalidad de la teoría freudiana de la memoria. En efecto, en dicho texto Freud intenta explicar la inscripción del recuerdo en el aparato neuronal sin recurrir a una semejanza entre las huellas y los objetos. La huella mnémica no es más que una disposición especial de facilitaciones que hacen que una determinada vía sea seguida con preferencia a otra.
Dicho esto, huella y palabra deben hacer lazo… de lo contrario eso no habla. Las representaciones de palabra se introducen en una concepción que enlaza la verbalización y la toma de conciencia. Así, a partir del mencionado trabajo de Sigmund Freud, encontramos la idea de que la imagen mnémica puede adquirir el índice de cualidad
específico de la conciencia, asociándose a una imagen verbal… Volvemos a encontrar esta concepción en El inconsciente (Das Unbewusste, 1915), en la siguiente forma: La representación consciente engloba la representación de cosa más la representación de palabra correspondiente, mientras que la representación inconsciente es la representación de cosa sola.
(Jean Laplanche - Jean Bertrand Pontalis).
Y, al ir más allá, nos encontramos con Lacan: En la lengua alemana, das Wort es a la vez la palabra (mot) y el habla (parole). Le mot (palabra) en la lengua francesa, no lo olviden, tiene un peso y un sentido particular. Mot es esencialmente no hay respuesta; como dice en alguna parte La Fontaine, es lo que se calla, mot es justamente cuando ninguna palabra es pronunciada. Las cosas de las cuales se trata y que algunos podrían oponer como estando para Freud en un nivel superior, en ese mundo de los significantes con respecto al cual les digo que es el verdadero resorte de un funcionamiento en el hombre, del proceso calificado de primario. Pero esas cosas son cosas en tanto mudas, y cosas mudas, no es enteramente la misma cosa que cosas que no tienen ninguna relación con las palabras.
De este modo llegamos a cierta asociación claramente establecida: huella-letra-palabra… Entonces, la lingüística… Amalia Quevedo nos auxilia en un recorrido: A juicio de Derrida, Saussure no lleva el carácter formal y diferencial del lenguaje (langue) hasta sus últimas consecuencias, y no se da cuenta por tanto de que el lenguaje es un juego formal de diferencias y oposiciones
, donde la primacía correspondería más bien al significante, que es el que produce el sentido. Los sonidos no significan nada en sí mismos, pero podemos diferenciarlos, y esta diferencia hace posible distintos significados, distintos conceptos. Así por ejemplo: pera, pena, peca, peña. Una palabra pronunciada verbalmente, para tener sentido y ser identificable depende, de algún modo, de todos los demás sonidos que no son ella y de los que ella difiere; sin esos otros sonidos, que no aparecen en ella, estaría perdida. Esos otros sonidos están presentes entonces en cierto modo, no estándolo. La palabra los lleva como una huella, necesariamente presente en su necesaria ausencia.
Cada uno de los elementos del lenguaje tiene identidad por su diferencia con los demás. Ello implica que cada uno está marcado entonces por los otros elementos que no son él. Esta marca es la huella o traza. Ya sea oral, ya sea escrito, ningún elemento del lenguaje puede funcionar sin relacionarse con (diferenciarse de) otro elemento que no está presente él mismo; cada elemento se constituye sobre la base de la huella que hay en él de los restantes elementos del sistema. La mismidad requiere y entraña alteridad, diferencia, que es su condición. La huella inscribe así la diferencia en lo mismo, señalando la presencia
(ausente) de lo otro.
Si cada signo lleva inscrito el juego formal de diferencias que lo constituye-la huella-, está claro que en cada uno de los elementos del lenguaje (langue) está inscrita una huella de los otros elementos por los que éste se constituye y se diferencia a la vez. En efecto, cada elemento del lenguaje se constituye a partir de la huella dejada en él por los demás
, sin que haya nada detrás. Es así como cada elemento depende de los otros, pero no hay un origen absoluto del sentido.
El sentido viene dado, pues, por el sistema de diferencias que constituyen el texto, el cual remite a su vez a otros textos. Hay significación porque hay síntesis de diferencias y de textos… Todo signo es indivisible; todo signo remite a otros que están ausentes, siendo así producto de la huella que hay en él de los restantes elementos del sistema; en una palabra, todo signo es significante de otro significante. El significado ya está siempre en posición de significante
, dirá Derrida.
Si las diferencias generadoras de todo sentido están inscritas en cada elemento del lenguaje mediante una huella que remite a otros elementos del sistema, de modo que todo elemento funciona o significa remitiendo a otro anterior o posterior a él, la huella se constituye en texto que no necesita de algo trascendente que lo explique o justifique:
El juego de las diferencias supone, en efecto, síntesis y remisiones que prohíben que en ningún momento, en ningún sentido, un elemento simple esté presente en sí mismo y no remita más que a sí mismo. Ya sea en el orden del discurso hablado o del discurso escrito, ningún elemento puede funcionar como signo sin remitir a otro elemento que tampoco él mismo está simplemente presente. Este encadenamiento hace que cada
elemento
-fonema o grafema- se constituya a partir de la huella que han dejado en él otros elementos de la cadena o del sistema. Este encadenamiento, este tejido, es el texto, que sólo se produce en la transformación de otro texto. No hay nada, ni en los elementos ni en el sistema, simplemente presente o ausente. No hay, de parte a parte, más que diferencias y huellas de huellas.
La huella es la huella de la ausencia del otro elemento; pero ausente no quiere decir presente en otro lugar
sino hecho, él también, de huellas. Ningún elemento está jamás presente en ninguna parte, ningún elemento está nunca completamente ausente. Nada, ni en los elementos ni en el sistema, está nunca simplemente presente o simplemente ausente; no hay más que huellas. La presentación
de la ausencia como tal, que se verifica con la huella, no la convierte en una presencia; por el contrario, burla la oposición presencia/ausencia. La huella no consigue más que borrarse.
Todo sentido, todo origen, toda verdad, toda idealidad son remitidos a la inscripción; los elementos del lenguaje funcionan o significan tan sólo porque remiten a otros elementos anteriores o posteriores. De este modo Derrida penetra (y socava) el signo de Saussure con la huella, una indecidible presencia-ausencia que está en el origen de la significación. El lenguaje queda así montado sobre el movimiento que oscila entre lo presente y lo ausente, en un entretejerse de ambos que no es, sin embargo, ninguno de los dos.
La huella no es ni presente ni ausente; es indecidible. El relevo de diferencias (pera, pena, poro, pato…) depende de una indecidibilidad estructural: el juego de presencia y ausencia que está en el origen de la significación. La noción derridiana de huella establece así que el lenguaje está sujeto a indecidibilidad.
… Para Derrida, en el principio está el signo, lo cual implica que ya no haya cosa, ni signo, ni principio. Derrida observa que el signo ha de estar suficientemente separado de la cosa como para hacerla presente -para representarla- en su ausencia, y suficientemente unido a la cosa como para ser su signo, para remitir a ella y no a otra. El tiempo del signo se reduce así al tiempo en que remite a la cosa; cuando la cosa se hace presente, desaparece el signo. La aludida relación de unión/separación es cuando menos problemática. No hay un nexo natural entre la cosa o referente y el significante que es parte del signo; por esto el signo es arbitrario o inmotivado
, es decir, convencional.
… Pero queda la prioridad que Derrida había concedido al significante sobre el significado. Derrida había mostrado ya, en efecto, que el significado está siempre en posición de significante. En el sistema de diferencias que es la lengua, todo significante funciona con referencia a otros significantes, sin que conduzca nunca a un significado. Cuando se busca en el diccionario el significado de un significante desconocido, lo que se encuentra son otros significantes que están por él, pero ningún significado. Y es que el significado no es otra cosa que un significante que es puesto en la posición de significado por otros significantes, de modo que no hay significado o sentido, sino sólo sus efectos.
Ahora bien, el privilegio otorgado al significante se destruye de inmediato, pues el significante que está en posición de significante no puede significar si no es en relación con aquél que está en posición de significado, con lo cual devuelve a este último la prioridad. No podemos evitar que significante implique siempre significado…
La deconstrucción que, en contra de la reducción metafísica, intenta mantener
el signo, acaba también por reducirlo. El mantenimiento
del signo se lleva a cabo invirtiendo por un lado la prioridad del referente sobre el signo y poniendo a éste por encima de aquél, lo cual implica que no hay cosas que existan en sí mismas fuera de las redes de referencias en las que funcionan los signos. Y por otro lado invirtiendo, en el signo mismo, la tradicional prioridad del significado sobre el significante, con la consecuencia de que ya no hay significado y, al no haberlo, no habrá tampoco significante (porque el significante es significante de significado). Está claro que el mantenimiento
mantiene (valga la redundancia) algo insostenible, a saber, la originalidad de lo secundario.
Un origen secundario ni es origen ni es secundario. De modo que no hay origen; no hay ni origen, ni principio, ni cosa, ni signo.
No puede extrañar entonces que se acuse a Derrida de nihilismo, acusación que sin embargo él rechaza enérgicamente. Ni nihilismo ni virtuosos y sofisticados juegos de palabras, ni ejercicio artístico
de la filosofía, ni esteticismo literario. En lugar de todo eso, una reivindicación del juego y la danza… Una cosa parece cierta: Derrida es auténtico filósofo en el sentido hegeliano, por cuanto eleva a concepto su propia época (deconstruyendo el concepto, paradójicamente).
Tras la deconstrucción derridiana del signo no quedan entonces significados ni tampoco significantes, que ya no son la dimensión material del signo. Esta deconstrucción sacude las piedras basilares del edificio de la metafísica. La metafísica ha terminado mal
, pero no porque haya sido arruinada desde fuera, ni porque se haya descompuesto lentamente en virtud de un declinar intrínseco a ella.
La metafísica no existía, desde su inicio, más que gracias a esta deconstrucción.
La metafísica no vive sino de morir por causa de la deconstrucción. La metafísica vive en una incoherencia que no puede ser corregida porque es ella la que da la medida de toda coherencia. Posibilidad e imposibilidad se implican mutuamente. La crítica del signo, su deconstrucción, no puede más que hacerse en el lenguaje de la metafísica del signo y con los conceptos que le son propios. Esta complicidad con la metafísica es insoslayable; nos hallamos en una situación necesaria, ineludible.
Y frente a lo ineludible… lo que queda vertido en letra es expresión de lo que se relaciona con la cosa, que es muda pero no por ello deja de tener relación con la palabra… según señalamos. De tal modo, las palabras, con su costado mudo, y lo mudo, con su costado de letra nos permiten identificar un espacio que, siguiendo otra letra (la de la Dra. Puente), nos dice de un orden, registro, sustantivo… simbólico. Lo simbólico es el inconsciente como discurso del Otro, ya que es el ámbito de la alteridad radical; es el reino de la Ley que regula el deseo en el complejo de Edipo; es el reino de la cultura, en tanto opuesto al orden imaginario de la naturaleza; es el reino de la muerte, de la ausencia y la falta…
Es así que, por la letra que en ella falta, una lesión orgánica puede presentarse…. Partiendo del esquema del triángulo de Lacan…
ubicamos, de este modo, al FPS.
La articulación significante: un significante para otro significante -intensa insistencia lacaniana y actora de efectos en Derrida- sufre, en él, de su propia creación. Deconstruida…. el efecto de su ausencia hace el signo corporal, la lesión orgánica. Eso que él llamó indecidible… ¿imposible de decir o imposible de decidir? Tal, quizás, la trampa-páncreas… indómita. Trampa-páncreas o cáncer de páncreas… aquel que, desde el punto de vista médico, se puede comprender. Empresa de buscar en ese cuerpo fragmentado, que no se halla más en silencio, que grita sus síntomas, un diagnóstico real. Primero es el dolor, lo cardinal, pero que todavía no define si no se acompaña de algo más, y que no provoca la consulta inmediata, a la espera de suponerlo casual y esporádico. Y así, en el goce de ese síntoma indefinido, indefinido por lo poco específico y por su prolongación en el tiempo, se sigue el camino de aquellas huellas mudas que no se dejan descubrir, porque lo que importa en realidad no es saber cuál es el diagnóstico sino fundir el cuerpo de los órganos con el cuerpo de goce. Ese cuerpo de goce que seguramente no era desconocido ni indiferente a Derrida por su gran conocimiento del tema, del que sin embargo no podía/quería salir. En el cumplimiento de su propia evolución aparecen la astenia, la adinamia y la hiporexia, con ella la pérdida de peso. Y, antes de hacer más frondosa su sintomatología, que ya no puede pasar inadvertida a él ni a los demás, consulta.
De allí en adelante el goce se intensifica: métodos de diagnóstico complementarios. Análisis de sangre de rutina, rutina de lo desconocido, de buscar sin saber muy bien a ciencia cierta qué, porque todavía el tumor no se palpa, está oculto, ocultándose, creciendo hacia atrás y el atrás no es palpable, no se deja descubrir. Incipiente anemia, amilasemia elevada. Comienza a orientarlos, a los médicos, tal vez páncreas. Ecografía abdominal: imagen de aspecto hiperecogénico en cuerpo de páncreas, hígado dos pequeñas imágenes hiperecogénicas en lóbulo hepático derecho de 1.3 y 0.7 cm. de diámetro respectivamente. Diagnóstico presuntivo: cáncer de páncreas con metástasis hepáticas. Ya no se oculta, está allí, se ha dejado descubrir. Ahora se piden los marcadores tumorales, porque para eso tiene la medicina el genoma humano, aunque éste no cure y no cambie en nada, hasta la actualidad, la evolución del paciente.
Y el paciente es informado de su enfermedad, en -fermé-dad, su encierro en ese goce. Es informado de las metástasis hepáticas, sus metas para la estasis, para detenerse, detenerse para volver a su origen, al origen del ser, aunque en ello, le vaya la propia vida. Saben también que el gen KRAS 2 está mutado y que hay una delección homocigótica en SMAD 4. Así es, ha inhibido la actividad de los genes supresores tumorales, que, ante la mutación de KRAS 2 no han hecho nada más que aceptar como propia la progenie celular que se replicaba atípica, autoreplicante, incestuosa, sin respetar las fronteras del páncreas y sus adyacencias, que viajaron a distancia por la sangre, ese fluido vital y otras veces mortífero. Aceptó su carga genética, si no la aceptó se hallaba sujeto a ella en SMAD 4. Probablemente tan sujeto a ella como su padre, que también murió de cáncer cuando él tenía 40 años.
La propuesta de tratamiento no es muy amplia, al haber metástasis hepáticas la posibilidad es sólo quimioterapia. Con ella el dolor por la flebitis en la zona de administración frecuente de la droga, los vómitos incoercibles, tal vez un poco mejor con drogas que inhibirán el vómito a nivel del sistema nervioso central, más astenia, más adinamia y más anorexia.
La sobrevida: seis meses a un año… Y aquí el camino desesperado de Derrida por producir, producir y producir… Libra una lucha interna, como él la define en uno de los últimos reportajes… La guerra con el goce de la enfermedad. Me encuentro en guerra conmigo mismo y usted no sabe hasta qué punto.
El origen tumoral maligno en el cuerpo del páncreas, atacando al cuerpo, su propio cuerpo, más tarde, en totalidad. Cuerpo palabra que muerde el cuerpo, significante en una cadena de significantes que, en un punto se vuelve gel
(como nos enseña Lacan), ese sujeto que se vuelve inlocalizable en el fondo de su lesión, se pone a gozar solo. Lo más escondido, lo más difícil de diagnosticar a tiempo, como para asegurar que ese goce no tendrá fin, no al menos hasta que no haya más cuerpo de goce, sin el cual ya no se puede gozar.
La extimidad del goce. Se trata del retorno al goce, el goce retorna a su núcleo.
Un significante representa a un sujeto para otro significante… he ahí el vacío de goce, la extimidad de un goce que está fuera del cuerpo. Es un trazo que se traza de su círculo sin poder ser contado. Trampa de un solo significante. Se cierra el círculo. Hay un plus de goce que se identifica S2 o -1, siendo: -1, el Gran Otro. Hace aquí su propia deconstrucción, la de ese cuerpo, lo que siempre se negó a definir, la diferensia
, cuerpo, no es ya sólo cuerpo de páncreas, de un solo órgano que fragmenta en el sentido de afección médica con sus dos aspectos afecto y dolencia, es tratar de volver al principio del ser, perder el ser y ser sujeto del lenguaje, con ausencia de leyes, es un goce todo. Un goce mortífero. Especialmente para él que se manejaba en ese ámbito, el lenguaje, ese que le dio sentido a su teoría… lo que se dice, lo que no se dice y se lee entre líneas.
Y, si de gozar se trata, llega la invasión tumoral, varios meses después, a la cabeza del páncreas. La quimioterapia fue sólo paliativo temporario que ya no tiene sentido repetir. Con ella la obstrucción de la vía biliar y la ictericia. Vómitos y obnubilación del sensorio. Y, en la lucha por seguir en esta vivencia copulativa incestuosa, no debe permitir la disminución de la conciencia. Se coloca un stent en el colédoco con lo que los síntomas retrogradan.
La cabeza del páncreas, la cabeza, el cerebro, las vías de conducción, la actividad intelectual, deben restituirse y ponerse a salvo un tiempo más… Y, sin duda, su producción intelectual sigue siendo fructífera, porque él sigue librando batallas de esa guerra perdida-ganada según el ángulo desde donde se la mire.
Finalmente las metástasis lo invaden todo, la totalidad de esos órganos que dan marcas en el cuerpo del testimonio del goce, hígado, pulmón, resto del páncreas, estómago… y muere o no muere, no por las metástasis ni el cáncer sino por las causas internas que lo llevaron a gozar hasta la muerte. Según lo que dice la prensa: sin sufrir, o sufriendo según se quiera leer deconstructivamente.
Entonces… Una huella marca el paso siguiente. Exclusión que da origen a la búsqueda en el devenir del pensamiento histórico. Escape fugaz de la conciencia. Descontrucción que permite leer ahí donde nadie lee. Quemar la superficie de la palabra, hacerla cenizas. Someter el cuerpo a una gimnasia que hace estallar cientos de partículas dando origen a otro decir de un diferente. Salvar la escritura como forma perpetua. Presente en la ausencia de un desconocido. Poción mágica indecible por ser cura, por ser veneno. Memoria interna que se hace externa para morir en la quietud de un significante que da vida a otro significante. Todo lo vivo se alimenta de lo muerto. Huella que deja otro. Morada de la represión que no ol-vida. Sólo se oculta para no ser detectada y se alimenta de pulsión de muerte para hacerse visible en la expresión última.
Todo sucede como si algo estuviese escrito en el cuerpo, algo que nos es dado como un enigma
… dice J. Lacan. Jacques Lacan – Jacques Derrida, cada uno en su aventura relee a los maestros descubriendo los vacíos que han sido emparchados de certezas, impidiendo así el traspié hacia una otra dimensión. Se atreven a las fuentes y sus emanaciones, sacudiendo las certezas. No tienen miedo de la incertidumbre, la hacen su aventura.
Y la aventura de Derrida había comenzado de este modo… Su preadolescencia transcurre en un momento social en el que su ser judío lo condiciona, debe ceder su lugar al segundo, siendo él el primero. A los 10 años se lo excluye de la educación y la justicia, nada es justo aunque él sea el primero. Debe ingresar a otro colegio para continuar, pero en 1942 es expulsado, no queda dentro del 7% admitido. En 1943, tendrá ya 13 años y reingresa al Liceo.
A los 17 años sueña con ser jugador de fútbol profesional (1947), quizás porque el único modo de abrir puertas y salir al exterior es jugando una buena estrategia… una buena estrategia para llegar al punto de hacer portè, Tor, gol. A esta edad hace su primer curso de filosofía, a partir de allí se sabe destinado a escribir.
La revolución contra la razón sólo puede hacerse en ella, según una dimensión hegeliana (…). Al no poder operar sino en el interior de la razón desde el momento en que ésta se profiere, la revolución contra la razón siempre tiene la extensión limitada de lo que se llama, en el lenguaje del ministro del interior, una agitación.
Contra ella no podemos apelar sino a ella, contra ella no podemos protestar sino con ella, no nos deja, en su propio terreno, sino el recurso a la estratagema y a la estrategia.
Viaja a Paris a los 19 años, ingresa como interno a Louis Le Grand, desaprueba dos veces su examen final, luego intenta ingresar a La Escuela Normal Superior e ingresa al tercer intento, en 1952. Durante los años 1950/51, Derrida, está frágil de salud, sufre de insomnio y colapso nervioso, tiene 21-22 años. (Si recordamos que a sus 10 años es excluido de la educación, a sus 12 es expulsado y que recién a los 13 años reingresa al Liceo, podemos suponer que sus dificultades se debieron a la historia, ya que su desarrollo intelectual y profesional muestra que no se trata de un mal estudiante o uno poco aplicado.) A los 27 años se casa en Boston y se va a África a prestar el servicio militar como soldado de segunda clase siendo maestro de francés e inglés, durante la guerra de liberación de Argelia, hasta los 29 años. Luego, a los 30 años se establece definitivamente en Francia, comienza a enseñar en la Sorbona y en Telquel y Critique realiza sus primeras publicaciones. En 1963 es padre por primera vez, nace Pierre.
Desde 1964 es profesor ayudante en LÉcole Normale Supèrieure. En 1967 es padre por segunda vez, nace Jean. En ese año publica sus primeros tres libros. En 1968 comienza la gran acogida internacional recibiendo varios doctorados honoris causa. Se abre una puerta extranjera. La íntima, se le cierra. A sus 40 años muere Aimée Derrida, su padre amado.
Yo trato de mantenerme en el límite del discurso filosófico. Digo límite y no muerte, porque no creo en absoluto en eso que hoy se llama comúnmente la muerte de la filosofía (o la muerte de cualquier otra cosa: el libro, el hombre, Dios).
En 1972 se producen muchas publicaciones, las Estrategias
y Coloquios
se editan reunidas en 3 volúmenes. Es nombrado profesor visitante de la John Hopkins University. En 1980 se publica La carte postale. De Socrates à Freud et au-delà
, a 10 años del fallecimiento del padre. A sus cincuenta años hacen que presente su doctorado.
Las marcas escritas están abandonadas, desgajadas del escritor; continúan sin embargo produciendo efectos más allá de la presencia del escritor y más allá de la actualidad presente de su sentido, o sea, más allá de la vida misma del escritor.
Escribir es producir una marca que constituirá una clase de máquina que a su vez es productiva… La desaparición del escritor no evitará que siga funcionando.
Toda escritura, para poder ser lo que es, tiene que ser capaz de funcionar en radical ausencia de todo destinatario empíricamente determinado en general… Esto no es una modificación de la presencia, sino una fractura de la presencia, la
muerte
o la posibilidad de la muerte
del destinatario.
En1981/82, a los 51/52 años, dicta un seminario clandestino en Praga, se lo detiene con una mentira y es encarcelado. Luego de una campaña de firmas, el gobierno francés interviene para que sea liberado, así es expulsado de Checoslovaquia.
Nuevamente una expulsión, una puerta que se cierra. En 1982 actúa en la película Ghost Dance
, la danza del fantasma. En 1983 se abre otra puerta, es miembro fundador y codirector del College Internacional de Philosophie en Paris. De 1985 a 1986 hace silencio en tanto publicaciones, a partir de 1987 retorna a su letra con títulos como la invención del otro
, El espíritu de Heidegger es la cuestión..
En 1990, a 20 años del fallecimiento del padre, se publica Donner le temps
, Mémoires d´aveugle
, L´autoportrait et autres ruines.
Dicta seminarios en la URSS, en la universidad de Moscú, puede volver a Praga.
Podemos leer, en los títulos de sus obras, algo que se cuenta, una historia que lo precede, Historia de una mentira: prolegómenos
, Fuerza de la ley: fundamento místico de la autoridad
, la reconstrucción de las fronteras de la filosofía: la retirada de la metáfora paterna.
Se retira la metáfora paterna, una metáfora paterna que no ha sido efectiva, que no ha abierto luz, No escribo sin luz artificial
… lo que dio lugar a la afección La hospitalidad.
saboreándola en secreto, A taste for the secret
, hasta donar la vida… o la muerte, Donner la mort
(2000).
En febrero de 2003 recibe el diagnóstico de cáncer de páncreas. En la última entrevista que le hicieron (publicada en Le Monde) Derrida dice: Yo nunca aprendí a vivir. ¡En Absoluto!. Aprender a vivir debería significar aprender a morir, a tener en cuenta, para aceptarla, la mortalidad absoluta, sin resurrección ni redención, ni para sí ni para otro…
Dejo aquí un fragmento de papel, me voy, muero: imposible salir de esta estructura, ella es la forma constante de mi vida. Cada vez que dejo partir algo veo mi muerte en la escritura.
Deja papel, sí. Papel de letra, intento de diferensia-ción, de lazo que permita ir más allá… Deja papel, muere y no muere… indecidible paradoja. Deja piel, escrita, también…
Así, cierta lectura, mas no siendo verdadera en su literalidad, sí lo es en su sust-ansia. Ansia de ser dicho, de decirse, de des-decirse de otro decir… indómito… huella, aún.
Le problème de la genèse dans la philosophie de Husserl, texto que es publicado en 1990.
Introducción a El Origen de la geometríade Edmund Husserl.
Nietzscheen Cerisy-la-Salle (con Deleuze, Klossowsky, Kofman, Lacoue-Labarte, Lyotard, Nancy, Pautrat, etc). Ruptura definitiva con Sollers y Tel quel. A partir de este mismo año comienzan a editarse números monográficos de revistas así como trabajos colectivos sobre Derrida. Se publican Positions, Marges de la Philosophie y La disséminacion, que recogen artículos, conferencias y entrevistas de los años 1969 a 1971.
La philosophie en effectcon S. Kofman, Ph. Lacourthe y J. L. Nancy en las Editions Galilée. Redacta el Avantprojet pour la fondation du Groupe de recherches sur l’enseignement philosophique. Se publica Glas.
Desarticulatios de la mimeusey
Economimesis, ensayos sobre la economía y la teoría estética de Kant; y de Limited Inc.; da respuesta a la crítica de John Searle de su lectura de Austin.
elaboración y tráfico de drogas.Se realiza una campaña de firmas por su libertad. Luego de la intervención del gobierno francés es expulsado de Checoslovaquia.
Art contre Apartheid, en las iniciativas para crear una Fundación cultural contra el apartheid y en el comité de escritores Pour Nelson Mandela. Muere de Paul de Man.
Bibliothèque des voix.Participa en un congreso internacional sobre la ley en la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia. Es profesor visitante en la universidad de California. Se publican: Feu la cendre, Ulysse gramophone, Psyché. Inventions de l’autre y De l’esprit. Heidegger et la question.
estrategiasy
coloquiosde Derrida aparecen recogidos en tres volúmenes de ensayos:
Circonfession(1991).
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