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Alguien más se lo puede preguntar

La Fundación C.E.P. en la Radio

Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

Logros y fracasos

Programa emitido en noviembre de 2002

Lograr: obtener, gozar del fruto de algo, hacer ganancias. Fracasar: frustrarse, tener resultado adverso, destrozar, hacer trizas, naufragar.

Un logro es todo aquello que obtenemos en ausencia de la mirada del Otro, gestado por nosotros mismos, allí donde cae el poder del Otro. Fracaso, por lo tanto, es todo aquello que incluye el deseo del Otro en nosotros.

Dice Lacan:

… la cotorra estaba enamorada de lo que es esencial al hombre, su atuendo

Es decir, el amor suele ser a ese traje que, si no se deja vacante, sólo permite el amar-re al ropaje… Fracaso del ser, éxito del fantasma…

Ser amado sin ropajes, ser elegido y elegir, es ser donde somos, es el logro que florece después de una poda de palabras. Allí donde fracasa el Otro, es que nuestro ser se presenta.

Logro, en una lectura al pie de la letra, se escucha como el ogro y fracaso se puede leer como frasco. ¿Se tratará, tal vez, del frasco donde encerrar al ogro?

Freud habla de los que fracasan al triunfar… Todos, sólo por nuestra condición de humanos, como ya hemos dicho, nacidos de hembra humana, no escapamos al instinto de muerte, ese que, antes o después, lleva a morir por razones internas.

Y lleva, por la misma vía, al fracaso… por no enfrentar al gran Otro, a ese Otro que nos llena de reclamos.

Fracasar, modo encubierto de no tener la valentía, el coraje, de ir en contra del deseo del Otro que, siempre de un modo u otro, reclama sacrificio, sangre vital.

Se vive contra la propia voluntad y se logran cosas contra la propia voluntad… esa, la menos propia, la que nos exige gozar lo menos posible. El dilema parece quedar presentado… hacer ganancia o hacer pérdida… Construir o destruir.

En la vida, siempre se trata de las mismas cosas. Y esto, no por hacer reduccionismo, sino para insistir en lo más humano de lo humano que, en muchos casos, se deja en el saco del olvido… o en el de la negación.

En el psiquismo, los modos de hacer ganancia de goce o pérdida de él se basan en la estructura básica de su funcionamiento: soportar las tensiones vitales o reducirlas. Así, las palabras nos llevan hacia las pulsiones (instintos) que nos habitan, que nos gobiernan. Depende de los acentos que pongamos sobre cada una de ellas, el hecho de sus consecuencias… inclinadas, ya sea, hacia al disfrute de lo obtenido o hacia el goce no vital, mortífero que produce la reiteración de lo perdido y su eterno lamento.

Constituidos, entonces por estas pulsiones, de vida y de muerte, somos lo que elegimos ser… Seres esforzados en el trabajo de hacer o abandonados a que se caigan de las manos las posibilidades de ser.

El logro se teje desde la consideración de los eslabones intermedios, se textura con las virtudes del alma y se condimenta con la insistencia. En cambio, el fracaso reclama menos movimientos. Suele suceder que uno sólo y, a veces, imperceptible, deja fuera de lo deseado.

¿Cuántos sueños hacen falta para llegar a la otra orilla? ¿Cuántos para naufragar? La deriva de las pulsiones, como la de las barcas, es la constante. Para ello (sí, también, para el Ello, esa instancia psíquica que abomina de impulsos y pocas restricciones, por decirlo brevemente…), se debe considerar lo que nunca se considera, es decir, lo que liga a una u otra manera del remar. Están los modos de la nostalgia por lo abandonado que nunca dejan ir demasiado lejos… Y están los otros, los que, alardeando del orgullo de los cortes, se abisman en lo novedoso del acceso a otros mundos.

Ya se sabe, buscando especias de la India se dibujó la ruta al nuevo mundo … Pero, entonces, ¿qué hacer frente al descubrimiento? ¿Plagarlo de lo conocido hasta borrar todos sus detalles de distinción? ¿O acercarse con mirada de asombro y deseo de incorporar nuevos saberes para enriquecerse?

Decíamos, en la vida (y en la vida de la Humanidad, también) siempre se trata de las mismas cosas… O soportar lo nuevo y sujetarse, como el marinero al palo mayor de la barca para no perderse, o morir en la tempestad por ya estar perdido, anticipadamente, del propio deseo…

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