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Alguien más se lo puede preguntar

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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

De llevar… de llevarse… de cómo nos llevamos

Programa emitido en febrero de 2003

Llevar viene del latín levare que quiere decir aliviar, levantar, desembarazar.
Llevar, en nuestro uso más frecuente, quiere decir transportar, conducir una cosa de una parte a otra.

Así es que, ya, en una primera mirada, vemos el alivio o el peso que puede tener una marcha de dos. Alivio, si la conjunción doblega miserias, si fomenta la virtud de hacer liviano lo que, por neuróticos, siempre nos ingeniamos para hacer pesado. Es decir, si, en el intercambio con ese otro, en la reunión de los actos cotidianos, crece el modo de cabalgar los días sin más carga que la que, de por sí, tiene el estar vivos. (Decimos carga, incluso, para usar ese término técnico, catexia, que tiene que ver con el implicarse con los hechos, con las personas…. Cargar los objetos con nuestro interés… con nuestra libido, decimos, los psicoanalistas. Debiendo aclarar que, lo liviano, estará en franca relación con una disposición móvil de nuestra energía libidinal.)

Alivio, si la intención recíproca de no complicarle la vida al otro predomina. Si podemos encontrar la manera de no buscarle la quinta pata al gato y estar contentos de hallarle cuatro. Pero, sabemos, no es esto lo habitual… Lo habitual y generalizado es enredarse en transportar pesos suficientes y, debemos decirlo, inútiles, como para caer en los que hemos dado en llamar pecados del alma…tristeza, amargura, enojo gratuito… Pre-ocupaciones y responsabilidades que, las más de las veces, no son merecedoras de tanto sentimiento negativo.

Quizás, esto se deba a lo que mencionábamos, a ese cuantum de energía del que disponemos para vivir, que muchas veces, enquistada, fijada, en determinadas escenas, no nos deja saber de lo nuevo. Cesare Pavese dice: “Un sucedáneo de lo-lejano-en-el-tiempo (pasado) es lo-lejano-en-el-espacio (exótico). Aquí se aclara cómo muchos impulsos creadores nacen en los pueblos de la fusión de dos civilizaciones diferentes. Pero este caso es más bien un estimulante que pone de relieve las riquezas ya contenidas con los dos respectivos pasados y las funde dándole a su combinación el necesario aspecto milagroso.

Cuando digo riqueza, tanto por el pasado como por lo exótico, entiendo una conciencia vital no histórica o geográfica. En la vida fantástica no hay más que dos situaciones: el reflorecimiento de un pasado o el encontronazo de dos modos de vida.

Esto puede hacernos pensar que aquello que hemos vivido, si ha sido fluido, si no nos ha quedado apretado entre los dientes, puede ser germen de riquezas, y más aún, si son dos en el acuerdo.

Entonces, si de llevarnos se trata… Es un trato con el llevarnos hacia el estímulo para la creatividad, no hacia el encontronazo. Llevarnos hacia lo elevado (levare)… Porque, sí, precisamos de lo elevado para que los momentos no se nos tornen circulares. Para que cada día termine en un lugar diferente, distinto de aquel donde empezó el anterior.
Y volvemos al comienzo… Muchas veces sufrimos porque so-portamos, trans-portamos… portamos algo que nos nubla la mirada para el encuentro, para la libertad, para la mágica des-hechura del desasosiego. No sin acento, debemos mencionar que ese transportar implica nuestra voluntad… Entonces, se tratará de soltar para llevar…Y, así, viene a nuestra memoria aquel poema anónimo que firmó, sin duda, cierta experiencia…

Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con
seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios…
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano…

Entonces, soltar amarras y llevar-se… ser-llave. Llave de qué? Llave de abrir y, luego, de cerrar los párpados de la dependencia. Porque, primero, hay que dejarse domesticar…

"Solo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
- ¿Qué hay que hacer? -dijo el Principito.
- Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca…"

(Antoine de Sain-Exupery)

Y luego… luego, tal vez, estar del otro lado…

Para castigarme por mi desacato a la autoridad, el destino me hizo a mí mismo autoridad.

(Albert Einstein)

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