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Alguien más se lo puede preguntar

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Acompañando a Alguien más se lo puede preguntar un programa de Jorge Andrés Moya.

Programas emitidos por 1030 AM Del Plata, de 2.00 a 6.00, de martes a sábados, durante 2002 y 2003

El aguante (aguantar)

Programa emitido en febrero de 2003

Aguantar, del italiano agguantare, coger , empuñar. Si consideramos sinónimos y antónimos de aguantar, aguante, aguantable, nos encontramos con lo turbio del lenguaje que, en su echar agua a la tierra del discurso, fecunda y fortalece los lazos emocionales del hombre con su destino.

Aguantar tiene por sinónimos: soportar, sostener, contener, mantener, sufrir, resistir, sobrellevar, padecer, permitir, conformarse, vencerse. Por antónimos: gozar, estimular, impulsar, impacientar.

Aguante, palabra más joven… su origen se remonta al año 1644 y tiene por sinónimos: paciencia, flema, tolerancia, resistencia, sufrimiento, vigor, imperturbabilidad. Por antónimos: impaciencia, flojedad, intolerancia. Aguantable tiene como sinónimos: soportable, tolerable, llevadero, pasadero. Por antónimos: inaguantable, intolerable.

Leído lo anterior, cabe pensar que algo del carácter del aguantar -esto es, soportar; sostener, aún, con padecimiento- permite el paroxismo de cierto goce, impulsando con impaciencia y estimulando aquello que trastabilla. Pero sostener no significa convertirse en la espalda que hace alarde. Ya que lo aguantable, cerrado en sí mismo, sólo es profunda incomodidad y tedio. El aguante, ese hacer el aguante a lo impropio, esa pérdida de la propia vida, es del mismo orden. Dado que lo paradojal de toda conducta humana produce, en su fuero íntimo, la letanía de un desencuentro… resistir para sostener el deseo es movimiento liberador, en tanto que dejarse conducir por caminos cerrados es cargar con la existencia, padecerla en su oscura simiente de muerte.

Locura de aquello que intentó perderse por escandir el reencuentro en el final de todo laberinto. Un día despertamos y la avidez de lo acontecido, eso ido sin sentido, eso amortizado en el gesto cotidiano, se nos presenta en el espejo. Entonces, en virtud de ese agujero que denota el trazo de lo corporal, pasamos de un afuera a un adentro, a una interioridad. El pasar de un interior a un exterior es como una puerta. Se produce un corte, algo queda separado, desprendido. A partir del momento en que ya no sabemos lo que es nuestro cuerpo, sólo podemos tener una idea de nuestro cuerpo.

Desde que vemos que no somos nuestro cuerpo, que sólo lo tenemos, tenemos algo que no conocemos y a partir de ese momento tenemos una idea de cuerpo muy precisa, es decir, de un misterio que se puede aprehender. Identificado a un vacío es, en el lugar de ese vacío, que hay una idea (en el sentido platónico del término). Podemos captar ese cuerpo por el lado de nuestras sensaciones, por lo tanto todo lo captado por esta vía nada dice de un cuerpo entero, de lo que puede ser la idea de un cuerpo entero, totalizado.
Siempre captamos un cuerpo destrozado, en pedazos, captamos al otro siempre destrozado. Este despedazamiento del cuerpo del otro es lo que da su violencia a todo lo que captamos del otro, ya sea del lado del amor o del odio. Es la misma violencia que está en juego en relación con el cuerpo del otro: cuerpo amado u odiado.

Sólo se puede aprehender al otro con toda esa violencia gracias a las ficciones que permiten situarlo como un otro con el cual podemos hablar. Así, tenemos el papel de las ficciones, de las historias que permiten situar a cada cuerpo como cuerpo con el cual tenemos un lazo -lazo social, esto es, no siempre de violencia y despedazamiento- y nos permite asegurar la presencia de nuestro cuerpo en el mundo… necesitamos de los demás para situar la existencia de nuestro cuerpo. Podemos hablar de cuerpo con ideal o sin ideal. Nada más revelador para su comprensión que entenderlo a través de la observación del lugar del cuerpo en el Modernismo y en el Post modernismo. Lo que es moderno, desde Descartes, es lo que se puede reclamar de un pensamiento del progreso, de una historia en continuo avance de la humanidad.

El postmodernismo es lo que se produce cuando todas las ideas que conciernen a la historia de la humanidad caen… liberalismo, marxismo, etc. La idea de postmodernismo empezó a propósito de la arquitectura, de algunas nociones estéticas, de la pintura, porque precisamente tiene que ver con este lazo a través de lo que se soporta con el propio cuerpo, con la forma, ya que cualquier forma tiene su dimensión antropocéntrica.
¿Qué ocurre en este presagio del modernismo, donde no hay más ideales para sostener? ¿Cómo se soportan, aguantan, las ficciones humanas, esas que el cuerpo sostiene entre las fauces celulares? ¿Cómo ubicar la humana sangre? Los cuerpos ya no van a poder ubicarse gracias a los ideales del pasado, monstruosos, como la xenofobia del racismo, del nacionalismo, se trata de algo muy grave…

¿Cómo hacerle el aguante a la vida, cómo tolerarla, cómo gozar entre sus pliegues, cómo perder hasta la camisa para obtener la dignidad, cómo perseverar, para alcanzarla, sin ideales para eso? Si estamos verdaderamente en la postmodernidad, debiera ocurrir, dicen algunos autores, una regresión grave a los ideales del pasado, autojustificación, ficción científica.

Pretensión de construir un cuerpo en sí mismo y manipularlo desde todo punto de vista. Así, claramente, no hay cuerpo que aguante, ni vida que se soporte, todo es consumismo e insoportable accionar por el vacío de todo suceso. Para terminar y volviendo a los ideales del pasado… Para aguantar en el dolor del goce, esta amenaza de post… ¿será morten? Decíamos que, para tolerar estos agujeros negros, nuevamente, los dichos populares llegan en auxilio, comprensión que hace caída en una actualidad que nos deja exhaustos…

En el año 480 d. C. el rey persa Jerjes invade Grecia. En la batalla, que se llamó de las Termophilas, porque el espartano Leonidas eligió dicho desfiladero para la defensa, sucedió que éste, luego de rechazar duramente el primer ataque, recibió la exigencia de rendición por parte de los persas y el siguiente mensaje de Jerjes: Las flechas de mis arqueros cubrirán el sol. El símbolo de los espartanos era no rendirse jamás. Leonidas respondió: pelearemos en la oscuridad. Leonidas logró evacuar el grueso de su ejército, se quedó solo con 300 espartanos que, efectivamente, pelearon hasta la muerte. Pelear en la oscuridad, a brazo partido. El dicho popular luchar a brazo partido nos alerta, pero en cuanto a este dicho esclarece más el sentido humano de la lucha. En la época en que se acuña esta frase, época de las guerras feudales, partido equivalía a apartado. Con el brazo partido, esto es apartado de las armas, lucha no de titanes, sino de puño limpio, sólo de palabras. Palabras que hieren o acarician, tanto o más mortales que una estocada certera.

Se trata de lucha, del resistir activo, no del sometimiento, no del aguante estoico de lo ajeno. A-guante, el guante del deseo del otro, cárcel de lo vincular. Aguantar… se trata entonces, de echarle el guante a la vida, atraparla en sus riesgos y en su morosidad, vicisitudes de la piel para alcanzar la alegría.

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