Un abordaje Psicoanálitico del trabajo grupal y su aplicación a las maratones terapeúticas según la teoría de la Dra. Eva Puente.
El trabajo grupal y las Maratones terapeúticas desde la teorización de la Dra. Eva Puente.
La Dra. Eva Puente nos enseña através de su abordaje de lo grupal y sus interpretaciones –siempre individuales–, que es posible no hacer masa, sumar individualidades, armar y desarmar anudamientos. Es posible en lo grupal evitar la confluencia socialmente pautada, a la luz de esta intervención de lo grupal cada subgrupo es constituido al azar, no prevalece la afinidad de lo Real sino de lo Imaginario y lo Simbólico.
La masa representa un riesgo, el objetivo de esta intervención es armar dispositivos que no propicien la masa, hacer un grupo que se anuda y se desanuda evitando así la masa.
Anudamiento y desanudamiento borromeico para que esa masa se diferencie entre sí.
Los subgrupos preferentemente estan conformados por tres personas que espontaneamente ocuparan su lugar de R-S-I .
En estas condiciones el grupo no es un lugar social, de llantos compartidos, no es un lugar para estar cómodos, como en el resto de grupos, donde las identificaciones imaginarias, no cuestionadas, inhiben el trabajo simbólico.
Es un desencuentro para desafiar la ignorancia, para saber de uno y no del otro.
La intervención psicoanalítica con orientación Puente aborda al sujeto anudado con un límite e interpretación a esa interacción borromeica, aparece un lugar vacío, algo que falta, una ausencia. El psicoanálisis no se contenta con dejar las cosas en menos, es decir, reprimidas. Buscamos nombrar lo innombrable, y que se produzca un plus de goce, es decir «uno en más», tramitado por el lenguaje, por el significante. Por eso Lacan nombró ese lugar vacío con el algoritmo, o que es lo mismo decir, operador lógico o símbolo matemático, el «+1».
El «+1» da cuenta de ese lugar ausente, con una presencia. Esa ausencia tiene que ser nombrada en un trabajo grupal, de manera simbólica, imaginaria y real, es decir, personificada. Ya estamos hablando del nudo borromeo («x+1»), con el cual se estructura el grupo. El espacio vacío en el centro, entre los tres redondeles, allí está el «+1». Cumple su papel de hacer girar el nudo borromeo, de manera circular, como el lenguaje que circula. Pero en cada uno de los círculos hay también un agujero, es decir, en cada integrante del subgrupo. Esto hace que los círculos se cuasi-anuden o cuasi se desanuden. Cada círculo se anuda de la misma manera que los otros, pero si uno se corta, o un integrante del subgrupo cambia su lugar, el nudo desaparece y así queda en evidencia el particular anudamiento cotidiano, permitiéndole experimentar al sujeto otro registro en la interacción.
Así , cuando la función del subgrupo acaba, al haber facilitado que cada miembro del mismo trabajara desde su registro se disuelve esa agrupación y se disuelve el mismo como «mas uno». Se formarán otros subgrupos, entonces, con otros «más uno».
El Otro es otro tachado. Es decir, el otro no existe, no garantiza nada, pero ese pasaje de afuera para dentro, es simbólico de una falta, que se la nombra. Esa falta implica el deseo. Y como el deseo de uno es el deseo del otro, la función del «más uno» es provocar ese deseo, el deseo de una mejoría, de conformar a su vez un ¨grupo de terapia¨ que haga refugio del mundo.
El grupo esta incluido dentro de una Institución, el «+1» hace conexión con otros grupos de la Institución. Una Institución estructurada también como «+1».
La Dra Puente transmite la posibilidad de disminuir el efecto de grupo y de liderazgo, y potenciar el conjunto de grupo-grupos-Institución.
«Todavía el psicoanálisis no encontró el lugar del hombre», nos dice la Dra. Puente, Eva en uno de sus habilitantes y borromeicos Carteles, entonces no hay psicoanálisis por fuera de las instituciones.