De-s/c-ida decir para no de-s/c-ida morir

Para definirlo hay que establecer la diferencia entre el cuerpo objetivado (ese cuerpo físico) objeto de estudio de la ciencia y el cuerpo de goce, que vive en estado parasitario a través del lenguaje. Este último, es el que la ciencia médica y la psicología, ordenadores de dos aspectos del sujeto, dividido en cuerpo y palabra, no han anunciado. El cuerpo que enferma, falla en su saber, ese cuerpo inscripto en un discurso social, programado previamente o a través de su única vía de acceso: las voces, las palabras de los otros, de lo social . El diálogo fluido entre medicina y psicoanálisis es el modo de abordaje de este secreto a voces que, el S.I.D.A. como enfermedad organizada para una escena social, grita. Desde la antigüedad la medicina dice de su origen sagrado a través de la palabra (magia que descansa en la suposición de un saber que se otorga para dar respuesta al pedido que el enfermo dirige al médico-brujo de la tribu). Palabras, como ordenadores de sentido de esa escena corporal si logran dar en el blanco del deseo del sujeto, más allá del instrumento que utilicen. Es una enfermedad psicosomática, esto significa que el cuerpo es rescatado de su destino biológico por la palabra que una historia individual va construyendo, copia de una vida que, como en el retrato de Dorian Gray, el hombre va refiriendo con su cuerpo, cuerpo que enferma por no poder crear un destino diferente de aquel que, en su recorrido, lo aplastó con su inercia y verticalidad.

Por ser una enfermedad psicosomática es de difícil abordaje, ya que hay que desciftar lo patológico, ponerle palabras y armar con pedazos, restos de un naufragio, una versión distinta, una ley que ampare, que rescate el desamparo de ese vacío de sentido de vida. Cada principio o fin de milenio, con-mueve las raíces de los emblemas que la sociedad propone; guiados por el horror y la muerte, la desesperanza, los rasgos de una generación inventada o invertida; la generación X despliega su show, ese que maldice por ser la bendición de los padres (su propuesta de chivos expiatorios, de holocaustos humanos ) la tragedia que involucra a la humanidad, que la traiciona en sus límites, que tienta su voracidad con el consumo desaforado, fuera de la ley. El S.I.D.A es un fuera de la ley del cuerpo, un grito enmascarado, una lujuria de muerte, una caravana de zombies que hacen el simulacro de morir estando muertos. Digo que aquello que no se dice con palabras, aquello que mortifica, que nos confisca la vida, que nos expulsa de la legalidad biológica (ley que lleva a morir pero a condición de haber vivido, no de estar muertos antes de morir), es aquello que nos conduce por la vía de una muerte anunciada, pre-M-atura.

El S.I.D.A, dec/sida morir, dolor doloso, doloso por estafatorio, ser culpables, responsables de esa decisión , de eso se trata. De S.I.D.A. morir … decida morir… esto dicho, desde la boca social, desde ese agujero que es la nada, la muerte como destino humano, pero que por no denunciar su existencia se viste de basurero, sarcoma o sarcófago premeditado antes de ser actuado. El enfermo de S.I.D.A es un excelente actor de una tragedia social que cuenta sus secretos a través de la ingenuidad de una enfermedad (peste rosa) que desmintiendo los argumentos de la ciencia mantiene, en el estupor de un juego dramático, la incertidumbre de la tragedia que involucra a la humanidad en la producción de la generación X, léase des. Cultura, arte, falta de sentido, falsos estímulos, todo lo que define a esos sujetos humanos que, quebrada su identidad a falta de modelos, de padres confundidos, fundidos con el deseo de los hijos que de ese modo no pueden dar cuenta, contar, armar su propio escenario, caen a falta de él, en el sarcófago, en la zo-zobra, hijos de sobras, generación sin porvenir. Pareciera que el único por-venir posible es un mundo habitado por ancianos. Se tratará de una suerte de guerra solapada en la cuál los padres entierran a los hijos?

Como profesionales de la salud se nos plantean interrogantes: – El S.l.D.A. es una enfermedad? – El agente es el virus o el agente es la gente? – Porqué en la clínica observamos que, como toda enfermedad que compromete al cuerpo, la hace quien puede y no quien quiere? Quién quiere?. – Es una enfermedad infecciosa, social, económica, cultural?… – Quién vive del S.I.D.A.? – Quién muere por él? – El enfermo es mirado con un telescopio que amplía su muerte hasta el bing bang celular? – Field dice: cuando se busca la cura de los enfermos humanos la investigación básica y la ingeniería médica son críticas. Si se conoce completamente cómo se gesta una enfermedad es muy probable que puedan desarrollarse sistemas para controlarla, pero, si existen brechas fundamentales en el conocimiento se necesita una mayor investigación básica, lo más amplia posible. Paradójicamente para apuntar demasiado cerca estaríamos retardando el progreso para combatir el S.I.D.A. – Porqué se insiste en organizar la investigación de tal modo que luego de catorce años no se llega a una conclusión distinta de la prevención con profilácticos?. Mucho se ha avanzado en el conocimiento de la enfermedad, pero nada se ha avanzado en su curación, solo paliativos y mejoramiento de la calidad de vida. – Qué puede ofrecer una terapia profunda como el psicoanálisis, que requiere tanto tiempo a enfermos que carecen de EL? El su-puesto enfermo de S.I.D.A. es un enfermo Psicosornático.

Lacan habla de falla espistemosomática, dice que el cuerpo biológico sólo encuentra su estatuto, su modo de manifestarse programado previamente, a través de la represión del cuerpo de goce. El destino humano, el fin vital, esto es: nacer-reproducirse-morir, brinda al sujeto un camelo, caramelo o placer social que lo empalaga; se trata de la sexualidad jugada a partir de la diferencia sexual, basada en la copulación (entre un macho y una hembra, para luego de algunos intentos fallidos o aparentemente no deseados, conducir a la reproducción, al nacimiento del hijo). Dice Lacan en el Seminario XI: Digamos que la especie subsiste en la forma de sus individuos … Así se percibe el lazo del sexo con la muerte del individuo, es fundamental… Más adelante agrega: La existencia gracias a la división sexual, se basa en la copulación …. y en esto radica la reproducción. Se trata de un tema caro al psicoanálisis: instinto de muerte. Sexualidad y muerte. Esto es sexualidad, placer-satisfacción-alivio de la tensión, sexualidad siempre bajo el signo de la posibilidad embarazosa de un embarazo, esto es de la reproducción que acerca el fin, que pone en evidencia el camino a recorrer y el próximo paso: la muerte. Esto establece esa relación entre la sexualidad y la muerte. Los hijos nacen, crecen, los padres jóvenes envejecen, los hijos por ley deben enterrar a sus padres, con lo que se convierten en el potencial sepulturero de ese padre-madre que lo gestó (será para cumplir con la tarea y el destino humano, ser muertos y enterrados). Un hombre y una mujer nacen de un vientre humano, de una Madre que vamos a formular con Lacan como Gran M o M mayúscula.

Esa madre y ese padre están sujetos a la ley biológica, a la ley del nacimiento desde un cuerpo de mujer. El cuerpo de goce antes mencionado, es ese que habita el cuerpo biológico, objetivado, objeto de estudio de la ciencia, decía que el cuerpo de goce es ese que debe alterar su saber, que debe modificarse y armar su escena, ese que debe ser reprimido para que el cuerpo biológico encuentre su legalidad, esto es el cumplimiento a cualquier precio de un destino humano. Este cuerpo de goce se expresa, se manifiesta a través de la palabra. Pero no de cualquier manera, sino sometido a las leyes del inconsciente que, reñidas con la lógica, descifran sus enigmas irrumpiendo y haciendo caer la lógica corriente que organiza el discurso racional. Ese cuerpo de goce, representante de la laguna (inconsciente) del ser, vacío, falta que habita al hablante y falla en su saber de un otro-goce no mortífero. Ese cuerpo anuncia su existencia en el decir de la captura, captura en un modo de presencia o pre-esencia, eso que en el resto, en la caída, en el deshecho de un hecho formula una interdicción (prohibición). Ese cuerpo dice que allí donde la presencia muestra la falla del A, la cadena significante es holofraseada, congelada, holofrase que es marca, signo de la dependencia mortífera del sujeto al deseo del A. Un A cuyo goce imposible es el principio de la lesión que engendra en el sujeto a través del dolor. S sujetado a la ley que legaliza su falta en ser, palabra que dice de la imposibilidad de encuentro, palabra-marca de desencuentro, lugar de ruptura para que el deseo circule.

Ruptura que se sutura con el fantasma, brecha que no cierra y deja abierto el deseo , deseo que busca cifrarse en un cuerpo, para sostenerse, sostén que le aporta el fantasma. Frente al mundo zozobramos, no lo abarcamos todo, sobramos, estamos fuera, queda un resto. De ser el sujeto consciente plenamente, esto se haría imposible. Sólo con rodeos, marcos filosóficos, teorías o…… puede soportarlo, soportar lo que M. Kundera llama la insoportable levedad del ser. Pero ahora pensemos en una ventana, existente o no, un marco. Es más tranquilizador sentarnos cómodamente a observar, oir a través de una ventana. Produce menos zozobra, menos conmoción. La ventana-fantasma-marco-sostiene el deseo, lo hace circular siempre insatisfecho pero con la promesa de su acceso, se lo desea y eso produce el movimiento. Fantasma que, como marco, enmarca, en ese marco de la dependencia mortífera con el otro – estupidez neurótica – , es-tu-pides / yo obedezco y doy. Nada sé de tu imposibilidad, salvo desde la imposibilidad de un encuentro con un cuerpo que busco y no encuentro. Lacan dice el otro no existe, la relación sexual no existe porque no hay abrazo que logre quebrar al otro, para que yo lo pueda devorar, abarcar, fragmentarlo, pero no por ello debo perder mi interés por el otro.

Dependencia como diferencia sexual, ya que la demanda de amor de los sujetos es una demanda de completud, de coito, de encuentro genital para el cumplimiento biológico.

Dependencia mortífera al deseo del otro. A amo. Un amo que amo, porque si no lo amo (amo lo que yo no tengo y tu tienes para darme) no es amo.

Amo, sus deseos son órdenes. Amo sus deseos, son órdenes

El capitoné gramatical señala dos rumbos igualmente esclarecedores. La legalidad biológica a través de su represión, el Superyo ordena gozar lo menos posible, el sujeto se sujeta a esa ley, nace, se reproduce y muere.

Sólo se piensa para la reproducción. Lacan dice: El significante hizo su entrada al mundo, o sea que el hombre aprendió a pensar a través de la realidad sexual.

Pero el fin vital en su pérdida de sentido, es un descrédito del goce, hecha fuera de sí, restos, deshechos (que los sueños y la caída del discurso evidencian) juegos del significante dice Lacan, que producen palabras para llenar el vacío de encuentro, esto es, allí donde no hay palabras, se producen palabras, sexualidad que el amor pone en evidencia al suplir su imposibilidad, estos son según Lacan Los enigmas de la sexualidad. Decía que la legalidad biológica indica nacimiento-reproducción.

La ley saca al sujeto del estado de neonlato y lo hace N/ATO para el M/ATO. La ley lo hace nacer para la muerte. Esta ley es la ley del padre, es a través del padre que ingresa el sujeto a lo racial, el padre del hombre, el que da un nombre, re-conoce al hijo, que tiene a partir de allí nombre y apellido, se legitimiza socialmente, el prestigio da lugar social, apellidos más o menos prestigiosos que hacen nacer un padre, esto es nombre del padre , ser padre, cumplir función de padre, función paterna.

Esta ley haría al S S., lo nombra hombre o mujer, lo diferencia sexualmente, a partir de ahí ese S asume la ley del padre, cumple con el mandato, esto es, se ata al mando (neurótico) o comando legal racial-paterno, decía cumple o pervierte o forcluye o subvierte.

El sujeto escucha a partir de allí palabras que solo cobran valor de palabra, efecto de palabra, esto es, tocan el cuerpo y conducen al sujeto si hay función paterna, ley.

Pero estas palabras son marcas del deseo del A, marca que habilita la cadena significante, un significante para otro significante, al ubicar al sujeto en el mandato de la reproducción.

Hay nato, mato y pathos. Niño, padre, madre. Triángulo edípico.

El pathos o la enfermedad/en-ferme-dad , en ella está encerrada la Ley, la herencia del S-Yo ordena gozar lo menos posible, sólo el padre goza de todas las mujeres, sólo el padre accede al plus de goce que al hijo le es vedado, eso que lo socializa, la prohibición del incesto; todas las mujeres son la madre y el padre goza de la madre, esto significa todas las mujeres. Goce buscado, prohibido, incestuoso.

El cuerpo biológico tiene un modo de hacer cumplir su mandato, este fenómeno a nivel celular es la apoptosis (muerte celular programada) esta imposición de muerte pre-matura, pre-materna.

La primera ley es la de la madre, padre y madre obedecen ordenando al hijo someterse a esta ley. H.Hesse dice: sin madre es imposible nacer… Madre-cocodrilo que abre la boca para devorar … dice Lacan

M. que obedeciendo a su M. lleva al hijo del útero a la tumba-útero-madre-tierra. La M prepara la fertilidad de la tierra, el ataúd con un modelo-útero para la muerte y el padre conduce al mundo y a su destino a ese hijo. El padre enferma, comanda, pilotea la enfermedad, el pathos y el mato (la muerte siempre representada en el arte como mujer) respecto al nato, al niño-hijo. Ley que el padre hace cumplir, padre como maestro, esto es portavoz (porta la voz de la especie, que así se expresa), portador (porta la ley) de un conocilmiento, miente que sabe algo que no le pertenece. El hijo sometido a este territorio de prohibiciones, a ese tirano- interdictor que va a dar cuenta, nos va a hacer el cuento de su inmortalidad para violar él mismo su propia muerte, pero también da cuenta del carácter doloso, de dolor, responsabilidad y castigo, del no sometimiento (no someterse a mentir o a aceptar la mentira).

A la ley de la madre naturaleza, tierra, etc, que ata a su reino (leche, alimento que sostiene la vida, por eso con-funde) seno también como útero, madre – Mato. El naci/miento, se produce entre una M y un hijo; entre-dos, tejido, trama para el pacto que funda la palabra. Padre que saca del útero a condición de pactar con la Ley y M que deja nacer con la garantía de un p que garantice un P, esto es función paterna, ingreso a la ley, al deseo, a la vida, pero para la ley biológica: reproducción y muerte. Pero naci-miento es mentir que nací, sólo se nace solo, luego del nacimiento el sujeto desde la subversión sabe de la mentira, se expulsa como S, como resto, objeto a del A , barra al A, se desbarra S (A) S (A) El goce del A imposible, resto por imposibilidad de completud, caída del A, decepción. Sólo se puede nacer luego de morir para la madre, con ella-en su cuerpo no hay otro destino que la dependencia mortífera.