La función del dolor. ¿Qué es un ser querido?

Para comenzar… esa palabra de Lacan que nos hace señas…

Un cartel, ¿por qué? Esta es la pregunta que formulé y de la cual –¡milagro!– en lo cual he obtenido unas respuestas, unas respuestas indicativas, seudópodos, como decía recién, cosas que un poquitito hacían nudo. ¿Por qué he formulado muy precisamente que un cartel parte de 3 más una persona, lo que en principio hace 4, y he dado como máximo ese 5, gracias a lo cual eso hace 6? ¿Esto quiere decir que yo pienso que, como el nudo-borromeo, hay 3 de ellos que deben encarnar lo Simbólico, lo Imaginario y lo Real?. Después de todo, la cuestión podría plantearse: yo podría estar chiflado. ¿Es que ustedes han escuchado hablar –me he formulado la pregunta ayer, en las jornadas, porque sobre todo quería recibir, instruirme– es que ustedes han escuchado hablar de la identificación? La identificación en Freud, es muy simplemente genial. Lo que yo deseo es ¿qué?. La identificación al grupo, porque es seguro que los seres humanos se identifican a un grupo; cuando no se identifican a un grupo, están fallados, están para encerrar. Pero no digo por eso a qué punto del grupo tienen que identificarse. El punto de partida de todo nudo social se constituye, dije, por la no-relación sexual como agujero, no de dos, al menos 3.

Y, para continuar con esta introducción, estas cinco que, provocando el tejido de una trama, con-forman (sin conformarse) este cartel: Sigrid Meisen, Alejandra Palacios, Mónica Ripari, Virginia Vidal y Silvia Villarino. Cartel que intentará hacer nudo teórico de los tres que, inasibles, juegan sus devaneos en los vínculos.

El amor, el drama, puro imaginario.

Lo real, eso que bordea, que contornea el cuerpo… La relación sexual no existe, como el otro, que tampoco y siempre es sádico.

Lo simbólico, el decir de ese otro primordial que deberá tener un palo-falo en su boca para no cerrarla… y hacernos gozar

El cuarto, el nombre del padre, el Complejo de Edipo, la MM (Madre de lalengua).

Partiendo La función del dolor. ¿Qué es un ser querido? tenemos…

La función… del latín, functio, -onis, cumplimiento, ejecución (de algo), pago (de un tributo). Función de anudar esos tres (R S I)…el Sinthome [neologismo de Lacan, en lugar de la grafía francesa «symptôme», que juega con la idea de «santo hombre» y Santo Tomás (de Aquino), promoviendo así otra nueva función del síntoma, que suple la función del padre] (1976)…

Del dolor… Al dolor lo conocemos por experiencia y lo describimos por comparación.

El dolor tiene dos aspectos, según la medicina:

Es la percepción, sin emociones, de un estímulo que a menudo es lo bastante intenso para producir daño tisular.
Es una respuesta afectiva a la percepción de ese estímulo. El dolor implica daño al organismo sea físico o psicológico.
Vías del dolor, anatomía y fisiología:

Se cree que los receptores del dolor en la piel y otros tejidos (nociceptivos) son terminales nerviosas libres de pequeñas fibras mielinizadas y no mielinzadas. Nunca se han identificado con el microscopio terminaciones nerviosas libres ni tampoco hay acuerdo sobre los estímulos adecuados necesarios para estos receptores. Los estudios actuales sugieren que los nociceptores se estimulan por una deformación mecánica intensa o por calor o frío extremos. Se cree que los tejidos dañados por una lesión mecánica o térmica liberan sustancias que disminuyen el umbral de descarga de los mecano y termonociceptores de tal forma que los estímulos mecánicos o térmicos antes inocuos producen dolor.

Hay pruebas que indican que las responsables de la disminución del umbral son las prostaglandinas.

Las vías ascendentes del dolor se dividen en dos grupos: el haz neoespinotalámico que, se cree, conduce la percepción de intensidad y localización del dolor y el haz, filogenéticamente más antiguo, el paleoespinotalámico, que, también se cree, conduce los componentes de excitación y emocionales del dolor.

De los axones del haz neospinotalámico no se conoce la célula de origen. Hay una tercera vía espinal la llamada vía arquilemniscal que es, filogenéticamente, la más antigua de las vías nociceptivas. Es una vía ipsolateral multisináptica de la cual se desconoce su función y a la que se le atribuye el fracaso de algunas cordotomías anterolaterales.

Las vías descendentes se originan en la corteza órbitofrontal.

Insistir en el dolor produce daño tisular, enferma al cuerpo.

Más allá de esta observación, o sea lo que es preciso saber antes de comprender lo que quiere decir nuestra interpretación del deseo, es que en el síntoma, y lo que quiere decir conversión, el deseo es idéntico a la manifestación somática, que es su derecho como es su revés.

… este acto indica lo que dejó de desear más allá de la satisfacción.

… lo que quiero decir sobre la problemática del deseo, en la medida que es determinado por un acto de significación, y en la medida en que esto es diferente de todo sentido comprensible. En este sentido quiero recordar y añadirlo a lo que ya dije la última vez que las consideraciones de este género, aquellas que muestran la profunda coherencia, coalescencia del deseo con el síntoma, la máscara con lo que aparece en su manifestación, es algo que remite a su lugar…

Hasta aquí, Jacques Lacan.

El dolor… el síntoma ante la ausencia de la función paterna. Función que debe anudar a los tres. Síntoma que deberá hacer el sinthome para desplegar una función de su(b)versión. Se ha dicho: están las señales… Y, sin embargo, el hecho de que el lenguaje haya creado el concepto del dolor interior del dolor anímico, y equiparado al dolor físico las sensaciones de la pérdida del objeto, ha de tener su justificación.Porque La transición desde el dolor físico al dolor psíquico corresponde al paso desde la carga narcisista a la carga de objeto. (Sigmund Freud)

El d-olor…
Algo hay podrido en el estado de Dinamarca, le hace decir, a Marcelo, Shakespeare. Complejo de Edipo oloroso que interroga al hijo por su lugar. Tres de triángulo, tres para un anudamiento. Complejo de Edipo haciendo de cuarto para el nudo.

Los seres humanos enfermamos por falta de amor, decía Freud. El amor duele dicen otros, expresándolo en poemas o canciones. Duele el amor, realmente?, o duele la carencia? Si de algo carece el ser humano (neurótico) es de la capacidad de amar, decía Sigmund Freud.

Sin embargo, hablamos de amor, inventamos, buscamos a lo largo de nuestra vida esa otra mitad que nos haga sentir completos, acompañados en nuestra ex-sistencia, intentando tapar ese vacío, inherente al humano, que sólo tiene una certeza, su finitud… es decir, la muerte.

El amor intenta suplir la ausencia de relación sexual, dice Lacan. Entonces, parece que nos completamos, que encontramos esa otra mitad… pero sólo hay dos seres con el imaginario de aquello que quedó como huella.

Juego de enigmas… Una vida que toca el fuego de lo humano, satén de búsqueda. (Eva Puente)

Dolor РDolor de p̩rdida РDuelo y el recuerdo, en nuestro sentido del olfato, de ese olor que remite al primer olor.

¿Por qué nos duele tanto, hasta lo insoportable, la pérdida real o la separación de un ser querido?

¿Por qué la pérdida es la medida del amor? (Jeannette Winterson, Escrito en el cuerpo)

Freud, en Duelo y Melancolía, explica:El duelo es por lo general la reacción a la pérdida de un ser amado o de una abstracción equivalente, la patria, la libertad, el ideal, etc. (…) El duelo intenso, reacción a la pérdida de un ser amado, integra el mismo doloroso estado de ánimo que la melancolía, cesación de interés por el mundo exterior, pérdida de la capacidad de elegir un nuevo objeto amoroso y apartamento de toda actividad no conectada con la memoria del ser querido (…) La inhibición y restricción del yo es la expresión de su entrega total al duelo que no dejará nada para otros propósitos e intereses.

El duelo es un doloroso estado de ánimo. Freud no lo considera patológico cuando tiene su fin en un tiempo determinado.

Desde otro artículo, El problema económico del masoquismo, Freud habla del dolor.

Según sus observaciones se diferencian tres formas del mismo:

como condicionante de la excitación sexual
como manifestación de la femineidad
como forma de conducta vital.
Correlativamente a éstas se distinguen:

masoquismo erógeno
masoquismo femenino
masoquismo moral
El masoquismo erógeno -o sea, el placer en el dolor-,constituye la base de las otras dos formas restantes, hemos de atribuirles causas biológicas y constitucionales, y permanece inexplicable si no nos arriesgamos a formular algunas hipótesis sobre ciertos extremos harto oscuros.

Para Freud, el masoquismo moral es, en cierto sentido, el más importante. Explicado, por el Psicoanálisis, como conciencia de culpabilidad, es inconsciente en la mayor parte de los casos.

Tiene relación menos estrecha con la sexualidad. A todos los demás tormentos masoquistas se enlaza la condición de que provengan de la persona amada y sufridos por orden suya, en cambio en el masoquismo moral lo que importa es el sufrimiento mismo, aunque no provenga del ser amado. El verdadero masoquismo ofrece la mejilla a toda posibilidad de recibir un golpe. Freud se inclina a prescindir de la libido en este caso y diceque el instinto de destrucción ha sido nuevamente orientado hacia el interior actuando contra el propio yo y considera que los usos del lenguaje han tenido fundamentos para no haber abandonado la relación de esta conducta con el erotismo y dar también a estos individuos que se martirizan el nombre de masoquistas.

Desde las observaciones externas a esta conducta, Freud ve un marcadosentimiento inconsciente de culpabilidad en pacientes que hacen una reacción negativa al tratamiento psicoanalítico.La energía de tales impulsos constituye una de las más graves resistencias del sujeto y el máximo peligro para el buen resultado de nuestros propósitos médicos. La satisfacción de este sentimiento inconsciente de culpabilidad es quizás la posición más fuerte de laventaja de la enfermedad. Y añade, se revela contra la curación, no quiere abandonar la enfermedad.

Los padecimientos que la neurosis trae consigo constituyen precisamente el factor que da a esta enfermedad un alto valor para la tendencia masoquista.

Freud comprueba, también, que una neurosis que ha desafiado todos los esfuerzos terapéuticos, puede desaparecer contra principios teóricos y contra lo esperado, cuando el sujeto contrae un matrimonio que lo hace desgraciado, o pierde su fortuna, o hace una enfermedad orgánica grave.

Entonces, así, un padecimiento queda sustituido por otro y sólo se trata de conservar una cierta medida de dolor.

Desde Lacan, cuando cita la tragedia de Edipo en Colona, recordamos que este personaje presentifica la conjunción de la muerte y la vida. Muerte que está ahí debajo de la vida.

La vida es una hinchazón, un moho, no se caracteriza por otra cosa (…) que por su aptitud para la muerte. (Jacques Lacan)

El masoquismo no es un sadismo invertido, el fenómeno de la agresividad no se explica simplemente en el plano de la identificación imaginaria. Freud nos enseña con el masoquismo primordial que la última palabra de la vida, cuando fue desposeída de su palabra, no puede ser sino la maldición última expresada al final de Edipo en Colona. (Jacques Lacan)

Esto hace pensar que somos sujetos precedidos por el lenguaje, hablados por ese gran Otro.Gran Otro asesino y asesinado por el sujeto, sumido a partir de allí en la culpa que lo obtura y lo mata, en la neurosis que lo rescata y lo hunde en los avernos sin luz de la imposibilidad. Imposibilidad de la que cada uno da cuenta. La relación filial consume las palabras y la vida, parloteando la muerte del sentido, armando frases. (Eva Puente)

Calibán: Me enseñaste a hablar y mi único provecho es saber maldecir. Que la peste te lleve por enseñarme tu lengua. (Shakespeare, La Tempestad)

La vida no quiere curarse. La reacción terapéutica negativa le es sustancial. (Jacques Lacan)

El sujeto se cura cuando se realiza a través de la palabra que viene de afuera y lo atraviesa. Pero, a esto, el sujeto le opone muchas resistencias, no quiere abandonar ese síntoma, ese modo conocido por él, esos lugares de la cotidianeidad familiar.

La vida sólo piensa en descansar lo más posible mientras espera la muerte (…) El letargo es el estado vital más natural. La vida sólo sueña en morir. (Jacques Lacan)

Una vida , juego de enigmas… a partir del Complejo de Edipo, Edipo tragedia griega que se repite en la existencia de la humanidad.

Se le pide todo al Sujeto a cambio de una ilusión. Morimos de amor, la orden es morir por un padre-patria para hacerlo inmortal. El mandato proviene de ese deseo rechazado, de ese primer deseo (la madre). (Jacques Lacan)

Amor y culpabilidad están unidas, eterno pedir permiso.El yo ideal es el hijo de la familia…

… el superyó, sustitución del complejo de Edipo, llega a ser también el representante del mundo exterior real, y de este modo, el prototipo de las aspiraciones del yo. El complejo de Edipo demuestra ser así (…) la fuente de nuestra moral individual. (Sigmund Freud)

… se ama para escapar a la culpabilidad (…) el amor es necesidad de ser amado por aquél que podría tornarlo a uno culpable. (Jacques Lacan)

El amor exige expresión. No puede estarse quieto, en silencio, ser bueno, ser visto y no oído, no. Rompe en alabanzas, la nota aguda que quiebra el cristal y derrama el líquido. El amor no es un protector de animales. Es un montero de caza mayor y tú eres la pieza que debe cobrar. Maldito sea el juego. ¿Cómo se puede seguir jugando cuando las reglas cambian constantemente? Me llamaré Alicia y jugaré al croquet con los flamencos. En el País de las Maravillas todo el mundo hace trampas y el amor es el País de las Maravillas, ¿no?… (Jeannette Winterson, Escrito en el Cuerpo)

Olor de madre…
el dolor no es señal de daño sino fenómeno de autoerotismo (Jacques Lacan). Madre e hijo reunidos, inseparados, si la función-otra, la del padre, no se presenta a la cita.

La mujer es castigada a parir con dolor. Ella, a partir de ese momento, es poseedora de este nuevo don, el dolor es su objetivo, es su objeto, un bien para llenar lo vacío del cuerpo. En ese acto, el nonato es vaciado de aguas al ser comprimido en el canal de parto, su cráneo es comprimido tomando la forma que le imprime esa pelvis, sus huesos se cabalgan para adaptarse y, así, salir.

¿Sentirá dolor ese niño? Para nosotros que ya lo hemos aprehendido sí, para él aún no, su cuerpo está frente a cambios… va a respirar por primera vez e inaugurar el primer sentido, del d-olor de madre él recibe el olor, sus pulmones se expanden con ese aire a madre.

Los animales huelen el dolor, la enfermedad, la muerte, lo que amenaza. Se orientan, con el olfato, para comer y beber.

El sentido del olfato es el más primitivo. El nervio olfatorio, par craneal I, es un nervio que, una vez en el interior de la cavidad craneal, invade el bulbo y hace sinapsis con sus neuronas cuyos axones avanzan por las cintillas y alcanzan los centros olfatorios localizados en el rinencéfalo, paleopaleo o corteza piriforme. Ésta es la segunda región en aparecer en el desarrollo del sistema nervioso central.

¿Qué percibe el nonato, qué huele al atravesar ese Real cuerpo? Huele (duele) ese vacío que es marca insondable, que llena con dolor por insoportable… hasta la alienación, donde se pierden sujeto y objeto. Y el deseo queda en el cesto del in-cesto.

… esta problemática del deseo (…) es esta excentricidad del deseo con respecto a toda satisfacción que nos permite comprender lo que en general es su profunda afinidad con el dolor. Es decir que en el límite, a lo que confina pura y simplemente el deseo, tampoco en sus formas desarrolladas, en sus formas enmarcadas, sino en su forma más pura y simple, es este dolor de existir que representa el otro polo, el espacio, digámoslo, del exterior al interior de lo que su manifestación se nos presenta. (Jacques Lacan)

Nonato que llena la demanda de madre, llenándose de ella.

Dolor de existir calmado que, en algunas patologías, se denuncia… como en el asma bronquial.

Niño que, en lo lúdico, queda abortado en el Da… cada vez que da un paso para hacer foso, intentando un Fort, se presentifica la más-cara (la Ma querida) en un Da constante que no da respiro, cabalgando sobre sus bronquios, impidiendo que ingrese otro aire que no sea el suyo, asegurándose hasta la asfixia.

Sujeto alienado en lo imaginario, habitando un desconocimiento crónico consigo mismo que no abandonará. Paralelamente contemporáneo al estadio del espejo, sigue sosteniendo con esa figura en la que está alienado, con la madre, una relación de identificación cercana a la fusión.(Eva Puente)

… lo que ocurre a nivel de la demanda, en el nivel donde la respuesta de la madre hace en ella toda la ley, es decir en suma somete al sujeto a su arbitrio…

La relación de inmediatez entre ambos, la proximidad de intercambios de calor y alimento hace del deseo del niño, el deseo de ser deseo de la madre. Por otro lado es la misma proximidad que pone al niño en la situación de hacerse objeto de lo que, se supone, le falta a la madre, el falo.

(Eva Puente)

El niño, falo, objeto de deseo, objeto de flagelo-acción.

El mar estaba azul, incluso allí nuestros ojos, y no había olas sino una marejada muy suave, un respirar en un sueño profundo. Los otros dejaron de jugar y se tumbaron sobre las toallas, en la arena. Él se levantó y avanzó hacia el mar, yo me acerqué a la orilla. Le miré. Él vio que yo le miraba. Guiñaba los ojos detrás de las gafas y me sonreía, movía la cabeza balanceándola levemente, como se hace para burlarse de alguien. Yo sabía que él sabía que cada hora de cada día yo lo pensaba: No murió en el campo de concentración.

(Marguerite Duras, El dolor)

El dolor de a-mar…
Dice Jaques Lacan en El complejo del destete, La Familia:El complejo del destete fija en el psiquismo, la relación con la cría, bajo la forma parasitaria exigida por las necesidades de la primera edad del hombre; representa la forma primordial de la imago materna. De ese modo, da lugar a los sentimientos más arcaicos y más estables que unen al individuo con la familia. Abordamos en este caso, el complejo más primitivo del desarrollo psíquico, que se integra a todos los complejos ulteriores; llama la atención comprobar así que se encuentra determinado por completo por factores culturales, y de ese modo, que desde ese estadio primitivo, es radicalmente diferente del instinto.

Y diferenciándolo de los animales, donde el instinto materno deja de existir cuando se ha llegado al término de la cría, más adelante, agrega:

En el hombre, por el contrario, el destete se encuentra condicionado por una regulación cultural. Esta se manifiesta como dominante, aún si se lo limita al ciclo de la ablactación propiamente dicha, al que corresponde, sin embargo, el período fisiológico de la glándula común a la clase de los mamíferos. (…) En realidad, y a través de alguna de las contingencias operatorias que comporta, el destete es a menudo un trauma psíquico cuyos efectos individuales, revelan sus causas al psicoanálisis.

Si consideramos que el Estadio del Espejo, desarrollado posteriormente por Lacan, es transitado, en el mejor de los casos, paralelamente al Complejo del Destete, y sabiendo que es en ese estadio donde el niño esobligado a reconocerse no-todo, podemos decir:

Siendo el olfato el más arcaico de los sentidos y el primer contacto del humano con su madre, el olor… olor de piel y leche materna registrado como propio, ya que no hay dos sino una célula narcisística… En el momento del destete, será resquebrajada. Herida sin cicatriz, momento de ablactación, angustia primordial. Posteriormente, esto será reeditado en las relaciones amorosas, fantasmáticamente, como dolor.

Dice Lacan en Encore (Aún):No somos más que uno. Cada cual sabe, desde luego, que nunca ha ocurrido que dos sean más que uno, pero en fin, no somos más que uno. De allí parte la idea del amor. Verdaderamente, es la manera más burda de dar a la relación sexual, a ese término que manifiestamente se escamotea, su significado…

Sentencia insoportable que recibe al ser humano en su nacimiento, nací-miento…no somos más que uno. Indispensablemente debe ser articulado, desde el estadio del espejo, estallido inicial, con una esquizia donde lo imaginario intenta completar ese vacío con la imagen del Otro. Intento fallido que devendrá en angustia. Angustia del ser incompleto, del saber de esofallido, proceso inconsciente que no cesará de mostrarse bajo diferentes disfraces-síntomas.

Continúa Lacan: ¿Acaso no es verdad que el lenguaje nos impone el ser y nos obliga como tal a admitir que del ser, nunca tenemos nada?

Hay que habituarse a sustituir este ser que huye por el para-ser, para ser del ser de al lado, parecerse a. Juego de espejos infinito, donde el fantasma no se ve aunque no deja de mostrarse, siempre presente. Amo y señor de los vínculos entre sujetos del lenguaje que, despiadadamente, buscan, sin éxito, no enterarse.

Lo fallido de esa búsqueda es causal de angustia esencial que, como verdadera tragedia, deberá utilizar recursos más soportables.

Así, el dolor ocupa un lugar preponderante en ese intento, ya que se le supone una causa conocida, manejable y que distrae al sujeto de su falla en ser, de su vacío.

Dolor para-ser, pareciendo -estúpido simulacro-, es-tú-pides yo te doy eso que no es.

Pidiendo al otro ajustarse a ese modelo ortopédico, intento fallido de re-editar el nirvana, donde ni uno ni otro son más que esa nada que los habita.

Continúa Lacan: Lo que suple la relación sexual en cuanto inexistente, hay que articularlo justamente con el para-ser. Es evidente que en todo lo que se aproxima a esta relación, el lenguaje sólo se manifiesta por insuficiencia. Lo que suple la relación sexual, es precisamente el amor.

Estamos frente a un decir, que es el decir del otro, quien nos cuenta sus necesidades, sus apuros, sus impedimentos, y que es ahí donde ha de leerse ¿qué? nada que no sea los efectos de esos decires. Vemos muy bien cómo esos efectos agitan, remueven, preocupan, a los seres que hablan. Desde luego, es necesario que eso conduzca a algo, que sirva, y que sirva, en nombre de Dios (el Otro), para que se las arreglen, para que se avengan, para que, a la pata cojeando, lleguen pese a todo a dar un asomo de vida a ese sentimiento, llamado amor.

Estos son nuestros seres queridos, un infinito juego de espejos y demandas que nos distrae del temblor de vacilar en ese universo desconocido, abismal, de mirarle la cara al horror y dejar el para-ser, para arribar al ser.

¿Qué es un ser querido?
Soledad de a dos, única opción en la imparidad, sosteniendo falsos lugares, suponiendo al otro superior, para derrotarlo en el ángulo más vulnerable, ese flanco débil, tendón de Aquiles, para triturarlo.

Juego mutuo, sometedor-sometido, intercambiable, permanente, el lugar de tirar de esa cuerda para el disfraz de la más cruel e insoportable soledad.

No existen espacios propios, por ende, no hay qué compartir. El agobio se torna costumbre, se le ponga el nombre que sea: la compañía es necesaria para no vivir, alimentándose del otro, haciéndose imprescindibles mutuamente, cómplices en la eficacia de estar muertos.

Lamento contesta al lamento.

Reclamo al reclamo.

Invadiendo sin siquiera darse cuenta, en el más cobarde intento de tapar la angustia esencial del des-amor primero y siempre vigente, mostrando y rigiendo que el amor no existe. La sexualidad tampoco, ya que sólo se copula con las palabras, y ellos no las tienen.

Sólo lástima que lastima.

Allí se elige el dolor.

Amor, palabra telón usada para llorar lo propio, creyendo que es ficción, y el horror de la tragedia se convierte en drama, dolor con nombre y apellido, manejable, asible, domesticable, masticable.

Aún así ellos saben, pero no dan cuenta de eso, ni de nada, una-nada, unanada aunada, para nada sentir, la crueldad de ese estar mal acompañados y por eso, tan solos…

A ello, entonces, una noción-respuesta de la existencia del Otro. Un Otro que quiere gozar-nos. Entonces, el ser querido, en estos términos, es el querido para el goce… el que nos quiere para su goce? o a quien queremos para el nuestro?… (… el sádico ocupa el lugar del objeto, pero sin saberlo, en beneficio de otro, para cuyo goce ejerce su acción de perverso sádico. Jacques Lacan)… Será por ello que le reglamos el berrinche de decirle que nos duele… que nos duele su presencia, que nos duele su ausencia…?

Presencia-ausencia evanescente que evoca a ese otro-objeto, el de la pulsión, la petit a… Que, escabulléndose de lo asible, remeda ese tono ilusorio permanente que se juega en los espejos.

Si lo seguimos, ¿no es más bien que el sadismo rechaza hacia el Otro el dolor de existir, pero sin ver que por ese sesgo se transmuta éI mismo en un ‘objeto eterno’… Así, nos dice Jacques Lacan. El Otro, ese que no existe… existe en la dimensión imaginaria… con esa carga voluptuosa, con esa presencia inaudita. El Otro, el primero, instala el modo de vincularse… sujeto y objeto nacen, así, para el vaivén intercambiable. Sujeto que pretende dominar, objeto que acepta el juego. Objeto, el sádico. Sujeto a su goce, el hijo.

¿Tengo necesidad de evocar la marioneta más elemental que podamos imaginar del acto sádico? Casi desde el comienzo tengo mis garantías que les pido tomar, les pido detenerse en otra cosa que lo que les he dicho vacilantes sobre los bordes de la neurosis, cualquier fantasma de este orden puede despertar en ustedes cierta empatía, no se trata de comprender cuán turbadora puede ser la práctica imaginada o no. Se trata de articular lo que nos evitará plantear cuestiones sobre la economía de la función del dolor, por ejemplo, sobre la que dejaron de romperse la cabeza, con la que juega el sádico: el sujeto.

No haré prosapia, ya he escrito Kant con Sade para mostrar que son de la misma vaina. Juegan con el sujeto. ¿Qué sujeto?. Diría como lo dije en alguna parte con el sujeto del pensamiento o sujeto del vértigo, el sujeto del goce. Ven que introduje esta inflexión que del sujeto nos hace pasar a lo que he marcado como resto, el objeto a. (Jacques Lacan)

Remarcando…con la que juega el sádico: el sujeto.

¿Qué sujeto? El sujeto del masoquismo. Dice Freud:La interpretación más próxima y fácil es la de que el masoquista quiere ser tratado como un niño pequeño, inerme y falto de toda independencia, pero especialmente como un niño malo…

¿Qué sujeto? El sujeto que goza… y que necesita de ese objeto… Relación incestuosa, relación eróticamente catectizada.

Alguien ha dicho:… el sujeto supone lo peor y nunca está tan seguro de existir ante los ojos del Otro como cuando sufre.

Y así entramos en la definición de drama como aquella subdivisión del género dramático (junto con la tragedia y la comedia), que no tiene carácter propio sino que en él se combinan aspectos trágicos y cómicos. Que el drama no tenga carácter propio significa, como lo veremos más adelante, que el sujeto, en él, queda elidido.

Dice Freud en Personajes psicopáticos en el escenario:El drama desciende hasta lo hondo de las posibilidades afectivas, plasma para el goce los propios presagios de desdichas y por eso muestra al héroe derrotado en su lucha, con una complacencia casi masoquista. Podría caracterizarse sin más al drama por esta relación con el penar y la desdicha (…) los héroes son, sobre todo, rebeldes sublevados contra Dios o, contra alguna divinidad, y el sentimiento de la propia miseria que asalta al más débil frente a la potencia divina está destinado a experimentarse con placer, tanto por vía de una satisfacción masoquista cuanto por el goce directo de una personalidad cuya grandeza es, empero, destacada. Léase: Tú, madre, Dios, mandato… goce de a dos que siempre es uno. Perdido el sujeto en el deseo del Otro, en ese ser querido, madre, quiere a su madre y quiere ser madre para otro; y que, como semejante, i(a), genera com(n)-pa-sión, para salvar, él, este dolor… olor, de madre, de parto, que parte a su hijo para formar uno.

Pero cuidado, el sujeto no está sólo. Tiene a cambio algo, a saber, su dolor… con el que tapona el encuentro con su deseo. Deseo metonímico que viene aquí a indicarle que ella no es quien dice ser y lo arroja a la nada absoluta en la tendrá que vérselas con su falta en ser.

Dice Lacan: Para el hombre común, la traición, que se produce casi siempre, tiene como efecto el arrojarlo definitivamente al servicio de los bienes, pero con la condición de que nunca volverá a encontrar lo que lo orienta verdaderamente en ese servicio.

Como contrapartida del drama tenemos la tragedia, obra de asunto terrible y desenlace funesto que se produce por la ruptura del orden del mundo. Aquí los personajes pasan de un estado favorable a uno desfavorable.

La característica del héroe trágico es la soledad, entendida como aquella que separa su deseo del deseo del Otro. Los héroes trágicos son llevados al límite de la soledad por encontrarse, ellos, entre la vida y la muerte. Él no cede su deseo por el bien común, eso lo convierte en héroe y, a su vez, en paria. Su comunidad lo ha traicionado pero él no cede, es ético, va más allá de lo que se conoce como bien o mal. Es ético, su acción está en relación con el deseo que lo habita.

La tragedia puede pensarse, también, como aquel momento en el cual el fantasma entra en crisis. Donde éste ya no asegura su pertenencia a una estirpe y donde la unión con el Otro, en la alienación, se vuelve débil.La tragedia representa esta relación del hombre a la palabra en tanto que lo toma en su fatalidad y en una fatalidad conflictual, por eso la cadena es el lazo del hombre a la ley significante.

Ingresando un poco más en las obras griegas encontramos la comedia, ella se opone a la tragedia por suceder, en el sujeto, lo inverso: El paso de un estado desfavorable a uno favorable, su desenlace es placentero y optimista. Nace como una crítica endulzada de las obras trágicas representadas en el teatro. Su representación en el escenario surge más tarde que la de la tragedia.

Ambas (comedia y tragedia) toman su argumento del drama, es decir, que son la posición que asume el sujeto frente a un conflicto, pero el desarrollo histórico de cada una es por entero diferente. La tragedia no desarrolla un tema original, sino que éstos se toman de la mitología popular rescatando el momento más dramático del héroe: Su resignación ante el destino funesto. El público ya conoce la historia, los personajes y el final. El dramaturgo enriquece la actuación que luego es aceptada o rechazada por el público que hace las veces de juez y determina cuál es la mejor versión trágica. Es decir, el viejo teatro griego era la repetición incansable de la tragedia.

En la comedia, por el contrario, el público desconoce el argumento. Los temas son cotidianos pero los personajes y la trama, nuevos. Dirá Lacan al respecto:La comedia se presenta como el momento en el que el sujeto y el hombre tienden a tomar esta relación a la palabra como no siendo tampoco su compromiso, su disfraz en estas necesidades contrarias, sino como siendo después de todo no solamente su affaire, sino ese algo en el cual él tiene que articularse él mismo como el que saca provecho de esto. Aquel que puede valerse de las posturas que la estructura le permite. Aquel, que de su propio drama, puede reírse.

Etimológicamente tragedia significa juego de duelo. Comedia, juego de placer.

Drama – tragedia – comedia = tres formas del teatro.

Madre – padre – hijo = Complejo de Edipo.

La comedia es aquí la salida social, la irrupción del Padre que rompe la díada drama–tragedia, madre–hijo. Rompe el drama con la madre e ingresa al niño en la cultura. Si no hay Padre que ponga coto a la relación de la madre con el niño se produce el encadenamiento del drama.Dar a ma lo poco de sexualidad a lo que los seres humanos tenemos acceso por estar sumergidos en el orden significante. Significante que hará del síntoma su manifestación, tornando la vida en drama. La cura por la risa es hacer de este drama una comedia.

Cemen-te-rio, la madre se ríe del semen. (Eva Puente) Es necesario hacer de esta risa un río en el cual las pulsiones fluyan, del modo en que las concibe Freud, como pudiendo ser satisfechas de más de un modo. Lo prohibido del complejo de Edipo, la madre, que debe luego sustituirse por cualquier otra mujer. Lo prohibido conforma ley que posibilitará a todas las demás a partir de la prohibición de ésta, que se ríe del Padre.La mujer está y no está castrada (Tamara Puente), pero en la Madre esta ambigüedad es más clara, por eso necesita de ese Nombre del Padre que interdicte la promesa engañosa del hijo-falo.

No consideramos el hecho de la interdicción del incesto como histórico. Seguramente es histórico, pero es preciso buscar tanto en la historia que, como ustedes ven, he terminado por no encontrar eso más que en los hindúes, ¡y podemos decir que ahí tenemos una punta! Sí, no es histórico, es estructural. ¿Es estructural por qué? Porque está lo Simbólico. Lo que hay que llegar a concebir, es que eso en lo que consiste esta interdicción es el agujero de lo Simbólico. Es preciso lo Simbólico para que aparezca individualizado en el nudo ese algo que yo no llamo tanto el complejo de Edipo –no es tan complejo como eso– yo llamo a eso el Nombre del Padre, lo que no quiere decir nada más que el Padre como nombre –lo que no quiere decir nada al comienzo– no solamente, el padre como nombre, sino el padre como nombrante. (Jacques Lacan)

Así, sucede la necesidad que, transformada en demanda, se grita…

El amor del Otro es re-querido. Pero hay la diferencia: el amor de una madre, narcisista y dramático, para el juego del masoquismo; y el almor, producto de una real función, para soportar el displacer… de ser… con la falta.

Bibliografía

Chemama, Roland; Diccionario de Psicoanálisis.
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